La coronación de los monarcas británicos, el rey Carlos III y la reina Camilla, exhibió reliquias inusuales y las joyas más finas del mundo, que no solo deslumbran sino que brindan un vínculo físico y simbólico con el pasado antiguo.
El monarca británico fue este 6 de mayo en la Abadía de Westminster a la edad de 74 años, luego de convertirse el año pasado en el heredero aparente de mayor edad en la historia británica en tomar el trono.
La coronación de Carlos III y Camilla en vivo
Minutos después de la coronación del rey, en un ritual más reducido, la reina Camilla fue coronada con la corona de la reina María, bisabuela de Carlos, después de haber desistido usar la corona de la reina madre, que contiene un polémico diamante.
Se trató de "la primera vez en la historia moderna que se utilice una corona ya existente para la coronación de un (rey o reina) consorte, en lugar de encargar una nueva, en aras de la durabilidad y la eficacia", informó el palacio.
La imponente joya fue retirada en febrero de la Torre de Londres, donde se exhibe entre las otras joyas de la monarquía británica, para ser sometida a trabajos de modificación antes de la coronación.
"El joyero de la corona realizará algunos cambios y adiciones menores, de acuerdo con la larga tradición de que la inserción de joyas es única para la ocasión y refleja el estilo individual de la consorte", se informó.
De 23,7 cm de diámetro y 2.200 diamantes, la corona destinada a Camilla fue encargada por María de Teck, la esposa del rey Jorge V, a los joyeros de Garrard & Co para su propia coronación el 22 de junio de 1911, la única vez en su vida que la utilizó.
Conocido por sus arcos distintivos, tomó más de 8.000 horas crear la corona y fue construida de tal manera que los arcos se podían quitar y permitir que se usara como una diadema. Así la utilizó en 1937, al asistir a la coronación de su hijo, Jorge VI.
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En 1911 la prensa describió así la corona: "No tiene joyas sino diamantes, y los diamantes se agrupan como si no tuvieran más apoyo que su propia luz".
Como es parte de las joyas de la monarquía británica, la corona de la reina consorte se describe oficialmente como invaluable: su fabricación costó 50 libras en 1911, el equivalente a 9,3 millones de dólares en 2023.
El hogar de la corona es normalmente la Casa de las Joyas de la Torre de Londres, aunque se trasladó a un lugar secreto del Reino Unido con el resto de las joyas reales en la Segunda Guerra Mundial, para protegerla de daños por posibles bombardeos nazis.
La corona de Camilla tiene los diamantes personales de Isabel II
Por pedido de Camilla, a la corona se le incorporarán varios diamantes que son parte de la colección de la reina Isabel II, los Cullinan III, IV y V, que ella lucía frecuentemente como broches.
La incorporación de los diamantes de la fallecida reina son presentados como un "homenaje" a la monarca, que meses antes de fallecer expresó públicamente su deseo de que Camilla, una nuera a la que llegó a respetar y apreciar, sea coronada como reina.
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Nigel Fletcher, profesor de política e historia contemporánea en el King's College de Londres, recordó que en el pasado era habitual adaptar una corona existente para una reina consorte "por lo que reciclar una de esta manera es volver a la tradición, además de ser bastante menos extravagante".
“La corona de la reina María es una opción particularmente elegante”, analizó Fletcher, quien recordó que dos de los diamantes de Isabel II -Cullinan III y Cullinan IV- estaban en la corona original de 1911.
Y agregó: "Es un buen toque que se vuelvan a colocar en la corona para su uso, junto con el Cullinan V, que había aparecido anteriormente cuando la reina María lo usó nuevamente en la coronación en 1937".
Los cinco diamantes Cullinan se tallaron del diamante en bruto con calidad de gema más grande jamás encontrado en 1908, conocido como Estrella del Sur, que procedía de una mina sudafricana y pesaba en bruto más de 3.000 quilates.
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Cullinan III y IV se colocaron en la corona de María, mientras Cullinan V se insertó cuando la reina la transformó en diadema para la coronación de su hijo Jorge VI en 1937. El Cullinan I, también conocido como la Estrella de África, se encuentra en el cetro del rey, mientras el Cullinan II adorna la corona con la que será coronado Carlos III.
Sentada en un trono junto a su esposo, de frente al altar del templo, Camilla también será ungida por el arzobispo y recibirá dos cetros, ambos hechos para la consorte de James II, la italiana y católica María de Módena, en 1685.
Camilla rechazó utilizar el polémico diamante Koh-i-noor
Originalmente, la corona de la reina María (al igual que la de su antecesora, la reina Alejandra) ostentaba en el frente el impresionante diamante de 105 quilates Koh-i-Noor, que significa “montaña de luz” y es reclamado por la India.
Koh-i-Noor es el ejemplo perfecto de una joya "maldita", propiedad de numerosos gobernantes a lo largo de los siglos que, con frecuencia, perdieron sus imperios y sus vidas de forma trágica: según una leyenda del año 1306, la desgracia caería sobre todos los hombres que lo poseyeran.
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En 1937 el diamante fue reemplazado por una réplica de cristal para ser incorporado a la nueva corona de la reina Isabel, la esposa de Jorge VI. Se creía que Camilla utilizaría esta joya para ser coronada el próximo 6 de mayo.
Pero el diamante, incautado por la compañía británica de las Indias Orientales en 1849, es la joya más controvertida de la colección real y vista como el símbolo del dominio británico sobre India, y el partido gobernando del país asiático rechazó su uso.
“El Koh-i-Noor representa una herida muy, muy profunda y uno no desearía que Su Majestad comenzara su reinado con algo que proyecta una imagen tan negativa de Gran Bretaña y de la familia real”, dijo el analista político indio Kapil Dudekia.
Subrayando los múltiples reclamos sobre la piedra (de India, Afganistán, Pakistán e Irán), un portavoz de la Federación Sikh dijo: “El diamante Koh-i-Noor pertenece a la Nación Sikh y fue tomado del maharajá del reino sikh después de las guerras anglo-sikh.
Nigel Fletcher dijo que no sacar la gema “es una solución inteligente al problema del diamante Koh-i-Noor y evita la inevitable controversia que rodea a esa piedra”.
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"Usarlo durante la coronación, como lo han hecho las dos últimas reinas consortes, parecería hoy particularmente insensible y habría arriesgado una disputa diplomática, dado que India, Pakistán, Irán y Afganistán reclamaron la propiedad a lo largo de los años", agregó.
La historiadora Priya Atwal dijo que "se siente como un gran cambio que el Koh-i-Noor no se usará en la coronación", y agregó que "se siente significativo que el establishment ahora aparentemente esté lo suficientemente sintonizado con los debates sobre la historia colonial".
La coronación de los nuevos reyes británicos
Carlos III será oficialmente coronado dentro de dos semanas en Londres, en una ceremonia cargada de tradición pero que el rey británico quiere más sencilla y moderna que la de Isabel II hace 70 años. Y que despierta mucho menos interés.
Su coronación en Westminster ante 2.000 invitados, entre jefes de Estado, cabezas coronadas y miembros de la sociedad civil, será mucho menos ostentosa que la de Isabel II, que contó con 8.000 invitados, fue seguida en la BBC por 27 millones de personas, costó 63 millones de dólares y duró tres horas.
La de Carlos III, un monarca a la vez nuevo y viejo, se limitará a poco más de una hora y tendrá elementos modernos como una carroza con aire acondicionado y un óleo vegano, aunque el 64% de los británicos afirma no estar interesado, según una encuesta de YouGov.
En un Reino Unido en plena crisis, con una inflación que no baja del 10%, otro sondeo mostró que para un 51% de británicos la ceremonia no debería pagarse con dinero público. No habrá "prodigalidad ni exceso", prometió el ministro del gabinete Oliver Dowden. Pero "es un momento maravilloso en nuestra historia y la gente no querría vernos escatimar", agregó.
ds