Poquísimos espacios naturales son tan icónicos como Disney's Animal Kingdom en Walt Disney World Resort. En función de los resultados, no existe visitante que al divagar en la jungla Maharajah deje de sentir que sus pasos efectivamente se pierden entre los tigres de Bengala y el dragón de Komodo del sudeste asiático, por ejemplo.
Doble mérito y simbolismo, si se piensa que el trozo de paraíso que hubiera soñado habitar Walter Elías Disney fue presentado al mundo precisamente el Día de la Tierra, el 22 de abril de 1998.
El artífice de Walt Disney Company anunció tempranamente su “Disneyland de la costa Este de Estados Unidos”, en 1965. Sin embargo, nunca llegó a verlo. El parque temático futurista que había diseñado el creador de Mickey se inauguró el 1 de octubre de 1971; él había fallecido cinco años antes.
Los herederos, de todos modos, con su hermano Roy a la cabeza, interpretaron perfectamente sus deseos y trabajaron para que ese proyecto innovador se hiciera realidad, pese a que el hombre en quien todo había comenzado ya no pudiera disfrutarlo.
Desde que en 1905 la familia Disney dejó Chicago para mudarse a una granja de 18,2 hectáreas en Marceline (Missouri), Walt comenzó a convivir con animales. Ellos fueron sus primeros amigos y, en señal de gratitud, el niño de cuatro años comenzó a dibujarlos incesantemente, hasta que otra vuelta de tuerca del destino –esa vez, la fiebre tifoidea del padre-, los llevó a la ciudad de Kansas.
Breve, pero intensa, esa primera infancia rural fue crucial en la personalidad del futuro empresario. Sus creaciones más emblemáticas, al menos de la primera década, fueron exclusivamente animales: conejos, ratones, elefantes, grillos, patos, ciervos, bambis, etc. Disney, incluso, inseminó de animales su prolífica relectura del folklore infantil clásico. Su empatía zoológica fue auténtica.
Primer amor de Walt Disney
Desde la siembra del primer árbol -acacia africana- hasta la llegada del primer huésped -la jirafa Miles- y el primer nacimiento animal -un kudu, gran antílope africano-, Disney´s Animal Kingdom no cesó de latir al ritmo de todo lo que podía corretear por las estepas, sabanas, junglas, granjas y desiertos.
Hoy, 28 años más tarde, cuando se confrontan cifras, el efecto de tamaño despliegue de producción ecológica tiene dimensiones planetarias. Disneys Animal Kingdom, de 230 hectáreas, es el mayor de los parques temáticos, una expansión alentadora si se piensa en el temor inminente de que la naturaleza se retraiga como un mecanismo de defensa ante la acción invasora del hombre. Conjugar sabiamente naturaleza y cultura –eso en definitiva es el espíritu de este ecoparque, podría ser una equilibrada solución.
Una refrescante y lujuriosa variedad de cuatro millones de árboles, plantas, arbustos, flores, enredaderas, helechos, enredaderas, epífitas, césped, dichondras e infinidad de pastos y coberturas de suelos procedentes de todos los continentes de la Tierra -excepto la Antártida-, son poco menos que el Edén construido sobre los terrenos ganados a un pantano.
Apenas se ingresa al parque temático Disney´s Animal Kingdom, los primeros pasos conducen a un jardín premonitorio: El Oasis. Este jardín botánico exuberante, tórrido, intensamente aromático despierta de inmediato el amor por la vida salvaje. En hábitats tan curiosos como fascinantes, asoman iguanas y osos hormigueros gigantes. Qué lindo perder el rumbo y la dimensión del tiempo detrás del bluebird, el pájaro carpintero, las palomas imperiales, el miná de cresta dorada… y partir con ellos entre tantas otras alitas en vuelo.
Disney Animal’s Kingdom
“El cuarto parque temático de Walt Disney World celebra una increíble aventura tras otra con animales salvajes, emocionantes atracciones, lujosos espectáculos y personajes adorables, Los aspectos más destacados incluyen un vuelo en una banshee, una aventura en un tren desbocado, un viaje a través de una selva tropical bioluminiscente, un auténtico safari africano, un paseo en balsa por rápidos, una emocionante carrera en el tiempo hacia mundos prehistóricos y dos escenarios musicales al estilo Broadway”. Así describe este espacio, con bastante poder de síntesis y precisión, el sitio oficial de la compañía centenaria, cerrando con una alusión a El Rey León y Buscando a Nemo, protagonizados por un felino y un pececito, no olvidemos.
Ese inmenso parque faunístico es una tapicería en verdes poblada por dos mil animales de 300 especies diferentes, cuidados según las pautas de la Asociación de Zoológicos y Acuarios (AZA), un prestigioso organismo regulador fundado en Maryland hace un siglo. Aunque pareciera natural, no es nada sencillo mantener sin conflicto tanta biodiversidad disputándose espacios y coronas por la supremacía en su propio territorio.
“Pangani Forest Exploration Trail es una recorrida por un bosque tropical habitado por vida salvaje africana. Kilimanjaro Safaris es la atracción más concurrida en Disney’s Animal Kingdom. Se pasa muy cerca de animales de los que solo quedan muy pocos ejemplares en el mundo; de algunos no hay más que tres mil o cinco mil”, detalla Buck, líder del programa Disney Conservation Fund.
“Nuestros rinocerontes son negros, una especie que en 2011 se declaró extinta porque los cazaban para usar sus cuernos, y de la que solo se registran 80 ejemplares en todo el mundo. Nosotros tenemos algunos y los amamos”, agrega Buck y la cara se le ilumina. Le encanta preservar especies y darles una buena vida.
Animales en Walt Disney
En el tour, también se ven bongos, pelícanos, hipopótamos –“los más violentos”- y -, antílopes –“nadie se mete con ellos, tienen mal carácter”, perros africanos que parecen hienas, una jirafita que nació acá, cocodrilos –“son todos machos, para que no anden peléandose por una hembra”-,
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Buck habla de los animales como un padre que se resiste a hacer diferencias entre sus hijos, ya que a todos los vio nacer. ¿Cuál es su animal favorito? “Todos me hacen esa pregunta… ¡pero no lo sé! Lo que sí sé es cual me gusta menos: los mosquitos”, se ríe. Y cuando le preguntan cuál es el mayor desafío que enfrentan los 400 cuidadores que se ocupan de todos los animales, lo que primero le viene a la mente es “!el sol!”, y se saca el sombrero para mostrar que es calvo.
Por día, entre 20 mil y 30 mil personas se acomodan en alguno de los 30 camiones que sacuden pasajeros por puentes de madera, pantanos, barriales, cascaditas e incontables pozos para recorrer 54 países del mundo a través de su fauna.
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“Este es el camino más caro del mundo, se invirtió mucho dinero para que parezca Africa. Aquí nada es natural y sin embargo, todo parece natural”, subraya Buck. “Ese baobab gigante es de concreto, pero cobija a todos los animales que se le acercan para tomar agua bajo la sombra”, cuenta. “Miren que hermosa palmera”, señala Buck. “Es de plástico”, y realmente nunca se diría.
“¿Cómo hacen para que los animales de una especie no invadan los territorios de otros?”, pregunta un turista. “Los animales son muy inteligentes y nosotros los observamos días, meses y años para estudiar su comportamiento. Por ejemplo, ninguno de los animales se mete con los antílopes kudu, porque no quieren tener problemas. Uno cree que los leones son los peores, pero no es así, son muy perezosos y duermen 18 horas por día. Las cheetas, en cambio, son muy agresivas, se comen toda la forestación que las rodea y no dejan ni pasto. Los flamencos, prefieren las aguas ácidas, entonces cosas como el tipo de agua, los cercos falsos que delimitan hábitats, los tipos de pasturas, la altura de los árboles, los fosos o incluso los caños que a propósito sobresalen un poco del suelo, frenan a las especies de animales. A los elefantes, por ejemplo, no les gustan las abejas, y poner panales en los límites de su hábitat, los detiene”, explica Buck con lujo de detalles.
Para construir puntillosamente el hábitat de cada especie, cuando se aprobó el proyecto de creación de Disney's Animal Kingdom, un equipo de siete “imagineers”, liderados por Joe Rohde salieron a recorrer el planeta para que las geografías más recónditas les revelaran sus secretos. Viajaron más de 805.000 kilómetros (20 vueltas al globo terráqueo), pero no volvieron con las manos vacías.
Aclaración al margen, “imagineering” es un neologismo creado por la empresa en la que imnaginación sin límites, tesón y organización son condiciones sine qua non para integrarla. En concreto, los imagineers son ingenieros –y profesionales de áreas afines- que, ante cada nuevo emprendimiento, jamás responderían “eso es imposible”.
Son los responsables de diseñar y crear los parques, hoteles y atracciones de la compañía en todo el mundo. Su fama y habilidades ya no tienen límites empresariales, pero sí un orgulloso copyright. De esa usina sin fronteras de los Disney’s imagineers nació por ejemplo el restaurante Encounter, icónico en el aeropuerto de Los Angeles.
Y a modo de ejemplo interno, diez artistas y tres imagineers trabajaron 18 meses, durante jornadas completas, para crear las 337 tallas de animales que revisten como gárgolas guardianas El Árbol de la Vida. Cada una de las tallas es un pieza de yeso adosada al tronco, realizada en tiempo récord: entre 5 y 8 horas antes de que se endureciera el yeso.
Sin alejarnos del magnánimo Árbol de la Vida (símbolo central de varias civilizaciones), el follaje que lo corona se compone de más de 103.000 hojas de 30,5 centímetros, suficientemente grandes como para distinguirlas desde el suelo. Y uno jamás diría que son de plástico.
Podría enumerarse una lista interminable de ejemplos, pero basten tan solo tres:
- Los 60 artesanos de Estados Unidos, Perú, Francia, Portugal, Japón e Irlanda que diseñaron las 22 montañas flotantes luminiscentes de Pandora: El mundo de Avatar.
- Expedition Everest, una de las 18 atracciones montañosas creadas por los ambiciosos imagineers de Disney, hizo que varios cerebros y artistas fueran hasta las laderas de Nepal para estudiar piedritas, refugios, cavernas, copos de nieve y senderos de toda índole.
En este enclave de Orlando, esas altas cumbres asiáticas reviven como montaña rusa de 1.348 metros de recorrido a 80 kilómetros por hora, en 26.000 hectáreas que reproducen la orografía del Himalaya.
La travesía de 3 minutos incluye vistas majestuosas en un convoy que acelera por “picos nevados” a 61 metros de altura, rieles retorcidos, caminos truncos, viaje en reversa por un túnel ciego, y una demora escalofriante sobre “el precipicio” de un abismo infartante. Sí, el regreso siempre es sanos y salvos. Las filas del Everest de Orlando son tan eternas como las nieves del Himalaya, porque casi todos los que se animan a estas montañas vertiginosas son reincidentes en busca del replay.
- El camino lleno de baches en Kilimanjaro Safaris es parte del diseño del paisaje. El equipo de diseño de Walt Disney Imagineering combinó el concreto con el suelo circundante, luego marcó la huella haciendo rodar neumáticos sobre él y arrojó piedras, tierra y ramitas para crear una metamorfosis perfecta y lograr que el safari por la sabana africana, en busca de leones, hipopótamos y jirafas sea genuino, cien por ciento real entre imperfecciones fabricadas ex profeso, pozos y senderos anegados de una carretera africana.
Día a día en Disney's Animal Kingdom
Cada santo día, el Centro de Nutrición Animal del parque prepara más de 1.500 dietas individuales o grupales: dicho de otro modo, 4.600 kg de comida para mantener sanos y fuertes a los animales que tanto tienen para enseñarnos.
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Y en Disney, aun los detalles insignificantes son una cuestión de honor. ¿Por qué no hay una sola hojita seca en ningún rincón? ¿De dónde salen las cuadrigas de recolectores de residuos, repositores, pintores, utileros y encargados de limpieza, que mantienen impoluto este microcosmos planetario? ¿En qué horario trabajan los jardineros para fumigar, podar plantas, regar el interminable tapiz verde de todas las geografías montadas?
Como un enjambre de hormiguitas laboriosas, los subsuelos de Disney duplican las maravillas de la superficie en un mundo de arterias, pasillos, colmenas y recovecos secretos, que esconden de losx curiosos y de la luz del día las bambalinas de la magia que sale a escena.
Primer amor: los animales
Disney's Animal Kingdom alberga uno de los hospitales zoológicos más importantes de América del Norte. Cuando algún ejemplar necesita atención médica, equipos de radiología digital, ultrasonido y endoscopia están a su disposición. Se dice que éste es uno de los pocos zoológicos de Estados Unidos que cuenta con equipamiento para hacer tomografías computarizadas, un diagnóstico por imágenes que, por costoso que sea, ahorra tiempos y precisa tratamientos.
Y los resultados están a la vista: casi 40 pichones de martín pescador de Guam nacieron en el planeta feliz de este reino animal de Lake Buena Vista, en Orlando. Un dato no menor si se repasa que, en todo el mundo, incluidos estos 40 bebés, existe una población mundial que no supera la cifra de 145 de estas aves.
Otra señal del compromiso con la conservación ambiental es el hecho de que, desde que el nombre Disney’s Animal Kingdom apareció en los planos y planes de la empresa, en 1995, el Fondo de Conservación de Disney invirtió más de US$ 120 millones para apoyar organizaciones sin fines de lucro que trabajan con comunidades locales para revertir la disminución de la vida silvestre planetaria en alrededor de 150 países.
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La naturaleza y la biodiversidad, de todos modos, no solo es como un niño frágil e indefenso que require cuidados permanentes. También puede ser una fuente de incommensurable felicidad.
En esta línea, el 16 de octubre Walt Disney World inauguró Journey of Water, pero no en Animal’s Kingdom sino en Epcot.
Inspirado en el personaje de Moana, este nuevo espacio esencial no se parece a ninguno de los otros que honran la naturaleza. Este es un remanso verde pensado para jugar con el agua como elemento físico: salpicarse, hacer retroceder el agua, elevrala, hacerla “sonar”, crear melodías, transitarla sin mojarse, adivinar por dónde saldrá, son algunas de las nuevas travesuras acuáticas de Journey of Water. Y a toda esta destreza en manejar algo tan escurridizo como el agua, se suma de noche un sutil juego de luces.
Si bien, el 1 de octubre de 2001, la compañía celebró los 50 años de la inauguración del complejo de Orlando, en Florida, World Disney World Resorts, que por entonces sólo estaba compuesto por un solo parque, Magic Kingdom –, el 16 de octubre de este se cumplieron 100 años de la creación de la empresa de los hermanos Disney, ya sin socios extra familiares.
