Magalí Vidoz (30) es lo que se dice una sitter, o cuidadora, de casas en el mundo. Viajera desde siempre, en 2012 encontró una forma de viajar y ahorrar al mismo tiempo, cuando cuidó su primera casa en España. “Cuando conocí el house sitting estaba trabajando en una granja de la Toscana, en Italia, donde atendía animales, les daba de comer y limpiaba corrales, y a cambio recibía comida y alojamiento”, cuenta Vidoz.
“Hablando con un amigo, me enteré de esta modalidad, empecé a investigar y ahí me di cuenta de que el problema fue que no descubrí el house sitting antes. Dos meses después tenía mi primera casa en Alicante, España. Tres meses después, estaba en Almería, al sur de España, cuidando una casa con gatos mirando al mar”, agrega. Desde entonces, ya lleva cuidadas 25 casas en varios países de Europa, Asia y Oceanía; y también en Argentina.
Páginas como Mindmyhouse.com, Trustedhousesitters.com y Nomador.com fueron creadas especialmente para vincular y poner en contacto a los propietarios y los cuidadores. Allí, cada uno se genera un usuario y se contacta con quien necesite que le cuiden la casa o quien se ofrece para hacerlo. Muchos suelen tener mascotas y buscan perfiles de viajeros que conecten con los animales.
Australia e Inglaterra son los dos países que encabezan las listas de ofertas de casas, aunque el tema también está instalado en Estados Unidos y algunos países asiáticos. La clave de todo, dicen quienes se consideran sitters, está en la confianza mutua. Porque los propietarios les dejan su casa a desconocidos, y los viajeros llegan a vivir en casas que sólo vieron por fotos.
“La cultura latinoamericana es de mucha ayuda y compañía, cuando uno viaja por lo general los amigos o vecinos se quedan a cargo de las casas, pero esto en el exterior no sucede tanto, por eso los dueños deciden dejar a desconocidos. Creo que para los argentinos es un desafío que está bueno, demostrar que podemos abrir las puertas de nuestras casas y confiar también en los extranjeros”, agrega Vidoz, que acaba de presentar en Buenos Aires su e-book La guía del house sitting, donde da tips y consejos a viajeros para que conozcan esta modalidad de viaje, cuenta sus experiencias y comparte links con las redes sociales, donde quienes se animen a incursionar pueden vincularse con propietarios de casas.
De la Ciudad a la Patagonia. Y si bien en Argentina las publicaciones son todavía incipientes, pueden encontrarse desde un departamento en Palermo con un gato hasta una casa en Mendoza capital y un campo en Goya, provincia de Corrientes. Durante dos meses, Jimena Sánchez (28) y Andrés Calla (28), dos viajeros que están recorriendo el país en bicicleta, se instalaron a hacer house sitting en una hostería de Bariloche. “Lo que teníamos que hacer era mantener toda la hostería en funcionamiento. Y si bien no estaba abierta a los huéspedes, nos ocupamos que de que estuviera todo en orden, atendíamos el teléfono por si alguien quería consultar algún tema de habitaciones, recorríamos para que no falte nada, y controlábamos que las calderas funcionaran”, cuenta Jimena.
Los dueños tenían que irse de viaje y para no cerrarla del todo, buscaban una pareja. Así, la ecuación para ambos fue perfecta. “Los dueños nos dijeron: ‘Usen la hostería como si fuera su casa’. Y como nosotros estamos viajando y generamos ingresos mientras nos movemos con el blog (La vida de viaje), hicimos un arreglo para que el acuerdo nos cubra también la comida”, cuenta Jimena.