Mientras los yámanas miraban desde las Islas Malvinas a españoles y británicos disputarse quién las había descubierto primero, el continente americano seguía revelándose como una caja de Pandora de la que salían vientos e inventos que podrían hacer cambiar la historia tal como hoy la conocemos.
Hace apenas 23 años, el 6 de diciembre de 1999, los arqueólogos Carmen Rodríguez Martínez y Ponciano Ortiz Ceballos confirmaron en México, que la Piedra de Cascajal hallada entonces en Veracruz por unos constructores de caminos que estaban tazando una carretera, era un tesoro en la historia de la humanidad.
La Piedra de Cascajal, tabla que pesa 11,5 kg y mide 36 cm de longitud por 21 cm de ancho, está escrita con pictogramas desconocidos y representa el registro de escritura más antiguo de América y probablemente la segunda del hemisferio occidental (tras una cretense de 1750 a.C.): tiene al menos 3.000 años de antigüedad y apareció entre restos arqueológicos de la cultura Olmeca, que nació alrededor del 1.500 a.C. y tuvo su apogeo dos siglos más tarde.
México, el fútbol y la escritura
Cuando las Pirámides de Gizeh ya tenían mil años de antigüedad, los Olmecas desarrollaban un sistema de escritura milenaria y desconocida.
Hasta que se descubrió la Piedra de Cascajal, en la comuna de Lomas de Tacamichapa, municipio de Jáltipan, se pensaba que las poblaciones americanas no habían tenido contacto con la escritura hasta 200 años antes de la era cristiana. Y no era cierto.
Para ubicarnos en la línea del tiempo, en el 1500 antes de Cristo, Tutmosis I lideraba el destino de Egipto y faltaban casi 200 años para que Tutankhamon apareciera en escena (1336 a.C).
Por entonces, la civilización minoica era la dueña de toda la cuenca del Mediterráneo y dominaba incluso a Micenas, en el Peloponeso griego, que había sido la gran conquistadora de Troya, en Anatolia (actual Turquía), pero con Zeus a la cabeza, los dioses del Monte Olimpo comenzaba a imponerse sobre el credo minoico.
El Palacio de Cnossos ya había sido reconstruido en Creta, y el rey Minos ocultaba en él a su hijastro, el Minotauro antropófago y temperamental que había sido el fruto indebido de la pasión que unió a su esposa Pasifae con un toro blanco.
La escritura más antigua de América
Parece que no fue así. Según las pruebas de carbono-14 que comenzaron a hacerse sobre los glifos (sómbolos) de Cascajal, en 2005, América fue pionera en materia de alfabetización.
La Piedra de Cascajal tiene el tamaño de una tablilla de arcilla asiática y según el arqueólogo Stephen D. Houston, de la Universidad de Brown, este descubrimiento “relaciona la civilización olmeca con la alfabetización, documenta un sistema desconocido de escritura y a revela aún más la complejidad de esta civilización.”
En la zona arqueológica del descubrimiento se encontraba San Lorenzo de Tenochtitlan (no confundir con el de la capital mexicana), que fue la mayor población del llamado período Preclásico (1500-900 a. C.) de los Olmecas.
San Lorenzo dejó de ser un centro urbano en el 900 a.C, así que la tablilla de Piedra de Cascajal es, por lo menos, 400 años más antigua que cualquier otra escritura conocida en el hemisferio occidental, si no se consideran las tabletas minoicas aún no descifradas.
Para ubicarnos, el registro escrito más antiguo del mundo hay que rastrearlo en Asia, y corresponde a la tablilla de Kish (3500 a.C.). La pieza de arcilla está escrita con pictogramas y se encontró en Kish, una antigua ciudad de Babilonia (actual Irak), en tiempos de Sumeria.
La escritura nació en Veracruz
San Lorenzo creció en una elevación natural del terreno de Veracruz, a 50 metros de altura, justo ocupando el centro de dos ramales del antiguo cauce del río Coatzacoalcos que pasaba por ahí.
Los habitantes del lugar vivían en una situación privilegiada: desde la altura, tenían la mejor panorámica de la zona; acceso a agua de vertiente; una cantera de piedras a 60 kilómetros de distancia y mucha hematita, un mineral rojo rico en óxido de hierro que para la cultura olmeca simbolizaba la sangre.
La cultura olmeca, que ya antes de la aparición de la Piedra de Cascajal se consideraba la “madre de todas las culturas de Mesoamérica” era preponderante en el Trópico.
El fútbol, como la escritura, también nació en Veracruz
Lo prueban las Cabezas Gigantes Olmecas, bustos colosales de los gobernantes de la zona (Veracruz, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, etc) talladas por artesanos de la época en bloques gigantes que pesan hasta 40 toneladas cada una y que en muchos casos, fueron trasladados cuesta arriba por los obreros e ingenieros olmecas..
Si pensar cómo hicieron los egipcios para levantar las pirámides sigue siendo un misterio, otro tanto le cabe a los Olmecas.
Tras el descubrimiento se hizo en Francia un intento de alzar y arrastrar 40 metros un bloque de piedra de 32 toneladas: se necesitó la fuerza de 250 hombres para lograrlo.
En Indonesia también quisieron verificarlo y convocaron a 325 hombres para desplazar 4 kilómetros, pero cuesta arriba, un monumento que “tan solo” pesaba 9 toneladas. Sólo podían avanzar a un ritmo de un kilómetro por día. Casi como el Mito de Sísifo, en fin…
Todos estos experimentos demostraron que los Olmecas no sólo eran una civilización inteligente y próspera sino que estaban organizados. Su estado físico era envidiable.
La escritura mexicana
El Cerro Manatí es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la cultura Olmeca. Se encuentra en el municipio de Hidalgotitlán, en Veracruz, 15 km al sureste del centro olmeca de San Lorenzo Tenochtitlan.
Según los expertos, ese era un lugar sagrado para los olmecas, y allí hacían sacrificios a sus dioses al menos desde el 1600 a. C.
En ese lugar se encontraron 12 pelotas para uso deportivo, de diversos tamaños (la mayor tiene 31 centímetros de diámetro), una prueba de que fueron ellos quienes inventaron el famoso deporte que luego describiría el Popol Vuh, el libro sagrado de los Mayas y que dejaría varios pelotazos marcados en los muros del archi famoso Campo de Pelotas del “nuevito” Chichén Itzá, del año 600 de nuestra era.
El hallazgo de otras siete pelotas más pequeñas, vinculadas a mangos de hachas, permitió saber que los Olmecas descubrieron la vulcanización agregando al caucho caliente la sabia de la planta Ipomea alba, una enredadera de flores blancas, muy rica en sulfuro.
Y, para concluir, los Olmecas pudieron ser la civilización de avanzada que fueron porque se alimentaban muy bien.
En toda la zona de San Lorenzo se encontraron restos arqueológicos de semillas de maíz, semillas de varias frutas como la chirimoya y un pedúnculo de zapallo, además de semillas de pepinos, sandías y calabazas.
Se cree que entre el 1400-1250 a.C. los Olmecas, ya cultivaban maíz. Eso significa que eran sedentarios, pero aún no habían abandonado la caza, la pesca y la recolección de vegetación silvestre para alimentarse. Su agricultura era incipiente.
Escritura mexicana en La Piedra de Cascajal
La Piedra de Cascajal es muy atípica. Los 62 glifos o pictogramas que están tallados en ella se agrupan en líneas horizontales, a diferencia de otras escrituras de poblaciones americanas precolombinas que eran verticales.
Esos símbolos representan al maíz, otras plantas, peces, insectos, gotas e incluso hay ciertas abstracciones. Quienes analizaron la pieza encontraron semejanzas entre esos símbolos y la iconografía olmeca que está presente en otros vestigios olmecas, pero de ningún modo se parecen a la escritura maya, muy posterior.
Aunque algunos arqueólogos objetaron la autenticidad del hallazgo, básicamente porque sus descubridores tardaron en declarar el hallazgo en la comunidad científica, todavía hay mucho para analizar y decir al respecto.
Para la francesa Caterina Magni, una arqueóloga y antropóloga graduada en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales, de la Universidad Sorbonne, que le dedicó varios años de estudios a la cultura olmeca, la Piedra de Cascajal es un “lenguaje de señas”, que tal vez fue inicialmente en terracota; después, con otras ayudas, hicieron "una forma de escritura coherente con un pensamiento cuidadoso prioritariamente en el campo religioso y, en menor grado, en el campo de la sociopolítica".
MM / MCP