SOCIEDAD
Efemérides 9 de diciembre

“La Fronde” rompió el molde: fue el primer diario feminista del mundo y sólo contrataba mujeres

En 1897 nació un diario con 100 por ciento de estrógenos: solo contrataba mujeres, y no tenía tabúes en una sociedad machista como la francesa. Fue un boom editorial.

Primer periódico femenino del mundo
La Fronde fue el primer periódico feminista del mundo, en 1897. | Cedoc Perfil

Un 9 de diciembre, pero de 1897, Marguerite Durand fundó La Fronde, el primer diario feminista de la historia. 

La “frondosa” muchacha de la burguesía francesa, que había recibido la clásica educación religiosa tradicional que se esperaba para una jovencita parisina, había sido actriz durante diez años y en 1882 había debutado en teatro con una comedia de Alexandre Dumas.
Sin embargo, en 1888 le dijo adiós a los escenarios para casarse con el abogado Georges Laguerre, que la sedujo con su inteligencia y sobre todo la deslumbró con su agenda de contactos en el mundo de la política opositora y radical. 

 

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Primer periódico femenino del mundo
Jules Cayron  retrató en un óleo, a Margherite Durand cuando lanzó el primer periódico feminista, La Fronde.

Sobre todo el de Georges Boulanger, un militar que fue pieza clave en la Tercera República Francesa y precursor del movimiento de los Boulangistas. Esa fiebre política de la época encendió su mecha de batalladora y la llevó a asistir a reuniones clandestinas y escribir panfletos en defensa de muchas causas postergadas. Ese fervor militante despertó en Marguerite Durand una nueva veta: la periodista militante.

El matrimonio de Marguerite y Laguerre duró apenas tres años pero cuando concluyó, se dieron un fuerte apretón de manos y ella se recogió la falda larga para ingresar a la redacción del diario más leído de la época, Le Figaro. Era 1891 y cinco años más tárde le encargaron cubrir el Congreso Feminista Internacional, para que escribiera un artículo que ridiculizara la lucha feminista.

Sin embargo, esa lucha no le pareció chiste y le fue imposible cumplir con el pedido de escribir un artículo paródico sobre la lucha de las mujeres en busca de sus derechos humanos. Muy por el contrario, se convirtió en defensora de la igualdad de género.

Apenas un año más tarde, en 1897,  salió a la calle el primer número del primer diario feminista del mundo, La Fronde.

 

Primer periódico femenino del mundo
Margherite Durand, fundó La Fronde, el primer diario feminista de la historia, siempre financiado por el banquero Gustave Rothschild. 

Primer diario feminista


¿Cómo lo logró? Gracias a la agenda que le dejó su ex marido, golpeó a la puerta del banquero Gustave Rothschild, quien puso 7 millones de francos para que La Fronde fuera una realidad.

La mayor peculiaridad del journal era que en él sólo trabajaban mujeres. Además de estar dirigido por una mujer, todos en él eran “todas”: en redacción, edición, fotografía, impresión sólo había talento femenino; ninguna testosterona.

Y lo más inédito para entonces, postrimerías del siglo XIX, en cada sector, las empleadas cobraban igual que los hombres cubriendo sus mismos puestos. 

Lejos estaba La Fronde de ser una publicación sobre moda, costura y organización de la vida familiar. La línea editorial tocaba todos los temas y siempre con carácter reivindicativo. El disparador temático del lanzamiento fue el caso Dreyfus que alimentaba las rotativas del momento y durante meses encontró en las mujeres de La Fronde fervientes defensoras. 

El alegato del 13 de enero de 1898 en favor del capitán Alfred Dreyfus, que  Émile Zola escribió en su carta abierta al presidente de Francia, Felix Faure, publicada por el diario L'Aurore, mantuvo candente el debate jurídido y las chicas de La Fronde no se callaban nada.

Primer periódico femenino del mundo
Su formación fue teatral y la necesitó cuando comenzó a pelear por la paridad laboral de las mujeres en el Parlamento. Quería llegar a ese púlpito y lo logró, cuando fue a explicar sus proyectos de reforma laboral.


Sólo contrataba mujeres 

La Fronde tomaba su nombre de las famosas revueltas que vivió Francia, entre 1648 y 1653, cuando Ana de Austria era la regente de Luis XIV, apenas una criatura. Fue entonces cuando el sentimiento antimonárquico comenzó a explotar en Francia.

En los primeros años, La Fronde tenía una edición diaria y llegó a vender 50.000 ejemplares. En 1903, los costos treparon y pasó a ser una publicación mensual de 200.000 ejemplares en sus mejores meses, hasta que en marzo de 1905 se cerró.

Margherite Durand aprovechó su popularidad entre el público femenino y su fórmula de no reprimir ningún tema funcionó. Se metían con el deporte, la educación, el voto femenino, los derechos de la mujer casada (considerada inferior y dependiente del hombre, incluso en el Código Civil de la época), la maternidad, desregular la prostitución e incluso… ¡la libertad de vientres!

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Así fue el primer diario feminista del mundo y significó un enorme éxito editorial. La competencia masculina se burlaba, pero triunfó.

Las voces más representativas de la época publicaban trabajos firmados en La Fronde: la escritora romántica Marcelle Tinayre (la homofonía con la hija de Mirta Legrand es pura coincidencia, o no); Pauline Kergomard, la creadora de las guarderías; Jeanne Henri Caruchet escandalizaba con sus columnas sobre el aborto y la sociedad pacata enrojecía cuando Nelly Roussel decía que las mujeres eran quienes debían elegir qué hacer con su cuerpo. 

Renée de Vériane escribía crónicas deportivas y la exploradora Alexandra Neel sobre viajes.

La astrónoma Dorothea Klumpke explicaba las sorpresas del universo mientras Clémence Royer, traductora de El origen de las especies de Charles Darwin, estaba a cargo de la sección ciencia.

Hélène Sée, titular de política, llegó a ser la primera analista política de sexo femenino en Francia; Clotilde Dissard defendía a ultranza el trabajo de las mujeres y bregaba por el fin del proxenetismo.

Mientras Madeleine Pelletier explicaba por qué las mujeres tenían derecho a ejercer la psiquiatría, Marie Pognon exigía “a igualdad de tareas, la misma paga”. 

Y fueron muchas más, pero sería imposible mencionar a todas las damas de buena pluma y cabeza que trabajaron durante ocho años muy difíciles, ya que el siglo XIX fue el peor para el reconocimiento de los derechos humanos de la población femenina

 

"La Fronde", boom editorial de mujeres

"El feminismo es el derecho imprescriptible a vivir y a pertenecer", adoctrinaba Louise Debor desde La Fronde.

La Fronde fue una tribuna a favor del movimiento obrero, tanto de hombres como de mujeres, pero Marguerite Durand promovió, en 1907, la creación de una Oficina de Trabajo Femenino, que perteneciera al Ministerio de Trabajo. Y fue incluso a una sesión del Parlamento para hacerse oír.

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Margherite Durand. Su mascota era una leona y se llamaba Tigre; vivía con ella en su petit hotel, cerca del Parque
Monceau; Josephine Baker la imitó.

 

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En 1910, Margherite Durand quiso ser candidata en el distrito IX de París, pero el prefecto rechazó su postulación. La revista Fantasio la satirizó: su leona la ayuda a pegar carteles por las calles de París. 

Organizó el Congreso de Trabajo Femenino (Congrès du travail fémenin) del 25 al 28 de marzo de 1907 y pocos meses después logró que se aprobara una ley que permitía a la mujer casada disponer de su propio salario. 

En 1908, fue disertante en el Congreso nacional por los derechos civiles y el sufragio de las mujeres, y reclamó no sólo su derecho a votar en elecciones sino también a cobrar como los hombres, debatir en el Parlamento y recibir por sus méritos la célebre Legión de Honor. Iba incluso tan lejos para decir que sus pares podían luchar en el frente de la Primera Guerra Mundial. 

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Margherite Durand, fundadora de La Fronde, donó su enorme biblioteca feminista para que fuera de uso público.

Fue la primera en pedir a la sociedad que se valorara el trabajo de las amas de casa, que era aún más trabajoso en una época sin electrodomésticos ni pañales descartables. 

Margherite Durand tenía una copiosa biblioteca personal, pero a lo largo de los años de lucha por los derechos de la mujer también recopiló una gran cantidad de documentación feminista. En 1931 la donó al Consejo Municipal de la Villa de París. Un año más tarde, con ese material se creó la Bibliothèque Marguerite Durand, que dirigió ella misma hasta su fallecimiento en 1936, cuando tenía 72 años.