“El argentino es muy básico, tiene un menú muy chico en términos generales. ¿Cambiarlo? No. Si vos te casás y te llevás bien con tu mujer, ¿por qué te vas a divorciar? Esta es la misma historia”, sentencia Fernando Vidal Buzzi.
Dime qué comes y te diré qué tipo de paladar tienes, podría concluirse después de compartir un rato de charla sabrosa con cuatro referentes en el mundo de la gastronomía, reunidos por PERFIL para analizar las costumbres de los argentinos cuando salen a comer afuera.
“Los ingredientes que se usan acá son muy limitados. El argentino tiene un paladar infantil: no come picante, le gusta el dulce, es todo muy sencillo, la carne a la parrilla y poca verdura; el sushi en Buenos Aires se limita al salmón con queso Filadelfia”, resume Guy Nevo, uno de los fundadores de la Guía Oleo.
Comparte esta idea el periodista gastronómico Pietro Sorba: “Es histórico esto. Se come, además, poco pescado y eligen la pasta fresca a la pasta seca. Está radicado en la idiosincrasia de los porteños. La adoración por lo dulce viene desde la época colonial.”
Alicia Delgado, con más de treinta años dedicados a analizar los restaurantes del país aporta su experiencia: “El sabor porteño es franco, ya que quiere encontrar el sabor que el menú le dice sobre el plato; es decir que si le dicen “espinacas a la crema” quiere encontrar el gusto a la espinaca”.
Vidal Buzzi se suma y afirma que “el argentino es carnívoro y le gusta la comida tradicional. Los que eligen platos modernos son una porción pequeña de la gran masa, que es feliz con la cocina sencilla, que por cierto es muy rica. En los últimos años empezó a haber una sofisticación, y la gente dice “fui a cenar y me comí unas papas fritas cuadriculadas buenísimas”; pero es la misma papa de siempre.”
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