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Error político además de económico

Mauricio Macri, presidente.
Mauricio Macri, presidente. | Bloomberg

El fracaso de la economía revivió al kirchnerismo y no había muchos motivos lógicos para que quienes estuvieran sufriendo penurias votaran por Juntos por el Cambio. Pero no hay que perder de vista que el 32% que sacó el Gobierno se parece en mucho al 34% que obtuvo en 2015 en primera vuelta, demostrando que era cierto que una cantidad muy importante de argentinos estaba dispuesta a votar por ciertos valores a pesar del deterioro de sus ingresos. Y que si no se hubieran sumado a los económicos los errores políticos de Juntos por el Cambio, quizás Alberto Fernández no sería hoy virtual presidente electo.

La polarización que creían los salvaría terminó adelantando el ballottage a las PASO de agosto

El error político fue haber apostado excesivamente a la polarización porque ya en 2015 el kirchnerismo le había ganado a Cambiemos pero por tres puntos (37 a 34), y no por más de diez de diferencia, en parte gracias a que la alianza de Massa con De la Sota en Córdoba obtuvo el 21%.

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En 2019, si no se hubiera extinguido Alternativa Federal, jibarizando la tercera vía, y Lavagna con Massa, Urtubey, el socialismo de Santa Fe más el peronismo de Schiaretti en Córdoba y sus gobernadores del PJ aliado de San Juan y Entre Ríos, hubieran sumado entre todos algo similar a ese 21%, como era hace cuatro meses.

Y en ese contexto, Juntos por el Cambio habría sacado algunos puntos menos, en lugar de 32 probablemente 28, pero la fórmula Fernández-Fernández probablemente no hubiera alcanzado los 40 puntos y la diferencia con el segundo, en lugar de 15%, habría sido menor.

Los casi 48 puntos de Fernández-Fernández, más los 32 de Cambiemos y los 8 de Lavagna-Urtubey de estas PASO sumaron 88, que con una tercera vía potente podrían haberse descompuesto en 39 para Fernández-Fernández, 28 para Cambiemos y 21 para esa “avenida del medio”. Mientras que los 13 que se fueron de la tercera vía al quedar solo con los 8 de Lavagna, pasaron 9 para Fernández-Fernández (de 39 a 47) y 4 para Cambiemos (de 28 a 32).

En ese escenario, además de que no se estaría considerando hoy a Alberto Fernández virtual presidente electo con largos cuatro meses por delante hasta el traspaso del poder, reduciendo las turbulencias económicas, la tercera vía tendría la posibilidad de condicionar el rumbo del país equilibrando entre los extremos.

De hecho, al propio Alberto Fernández puede no haberle convenido ganar por tanta diferencia en su disputa interna dentro del Frente de Todos con el cristinismo, que ensoberbecido con el triunfo podría estar considerando el aporte de moderación de Alberto Fernández menos necesario. El martes, en el Instituto Patria, reapareció Carlos Zannini junto a Cristina Kirchner y comenzaron a escucharse comentarios sobre que, al ver una diferencia a favor tan grande, Cristina Kirchner estaría arrepintiéndose de no haber encabezado ella misma la fórmula porque, en lugar de ganar por 15 puntos, “habría ganado por 10”, pero no habría precisado a Alberto para salir electa.  

Al revés, en Juntos por el Cambio reconocen que su apuesta a Miguel Angel Pichetto fue menos generosa que la de Cristina Kirchner al llamar a Alberto Fernández y éste a Massa.

Estando arriba en las encuestas, Cristina Kirchner entregó más y compartió más su capital político que Macri, dando más argumentos a aquellos que consideran a Macri un avaro. Cumpliendo aquello que el especialista en organizaciones Peter Drucker llamaba “morir de éxito”, que sucede cuando se repite, como Macri, más veces que las necesarias una fórmula exitosa hasta que se la hace obsoleta.

 Ahora, sin resignarse a cuatro meses de crisis hasta el 10 de diciembre, el círculo rojo ve con buenos ojos un cambio de escenario electoral donde Macri finalmente reconociera que parte de quienes votaron por Alberto Fernández no lo hicieron por él sino en contra de Macri y bajara su candidatura para que Lavagna pudiera ganarle a Alberto Fernández sumando el 32% de Juntos por el Cambio, el 8% de Consenso Federal, los casi 5% de Espert más Gómez Centurión y un porcentaje de quienes votaron a Alberto Fernández porque no les quedó opción, pero se siguen sintiendo incómodos con Cristina Kirchner.

Macri solo haría un renunciamiento histórico si no le quedara otra alternativa ante una situación económica y social que amenazara empeorar a niveles comparables con los de las crisis de 1989 y de 2002, y un acuerdo con Lavagna le sirviera también para anticipar el traspaso de la conducción de la economía.

Pero seguiría quedando el problema de las listas de diputados y senadores nacionales de Juntos por el Cambio porque, habiendo sucedido las PASO, ya no se podrá reconfigurar alianzas ni modificar boletas y la única solución sería que fuera con boleta corta, bajando sus candidaturas a presidente y vice, y promoviendo el corte de boleta: Lavagna-Urtubey + legisladores de Juntos por el Cambio. Pero aun así obtendrían menos legisladores nacionales porque combinar dos boletas en el momento de votar no es algo sencillo.

 La solución que aparece es la que hizo el peronismo de Santa Fe, donde Omar Perotti decidió no presentar candidatos a legisladores en las elecciones de medio turno de 2017 para que ganase Agustín Rossi, y viceversa: Rossi no presentó candidatura a gobernador en 2019 para que ganase Perotti. Su equivalente en ese caso sería que Consenso Federal se comprometiera con Juntos por el Cambio a no presentar candidatos propios a legisladores nacionales en las elecciones de medio turno de 2021 para que todos los elegidos por el espacio común fueran de Juntos por el Cambio.

Otra compensación a producir, y en esta misma elección de 2019, sería que Lavagna-Urtubey bajaran las candidaturas a gobernador de Consenso Federal en la provincia de Buenos Aires y a jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires, ayudando a sumarle a María Eugenia Vidal los casi 6 puntos que obtuvo Eduardo Bucca y a Horacio Rodríguez Larreta los 7 puntos que obtuvo Matías Tombolini.

Repetir el escenario 2015: perder por poco requería que hubiera una tercera vía vigorosa que sacara votos de ambos

Si se pronunciara una ola de rechazo a Macri ante un espiralamiento de crisis económica y luego social, hasta la elección de Horacio Rodríguez Larreta podría estar en riesgo si tuviera que ir a un ballottage, a pesar del 46% que obtuvo en las PASO. Y Macri podría tener que elegir entre tener más legisladores que lo defiendan en el llano o asegurar el Gobierno de la Ciudad.

Volver a la tercera vía es hoy solo un plan B ante un caso extremo, pero uno de los problemas que tuvo Macri es que no tenía plan B: si no venían las inversiones y la economía no crecía, el ajuste sería doloroso y las consecuencias electorales, difíciles de remontar.

 

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