DEPORTES
orgullo nacionalista

Croacia venció a Serbia con la mente en Brasil y el corazón en la guerra

Después de la lucha armada que los enfrentó y dejó miles de muertos, los países que eran parte de Yugoslavia jugaron por primera vez. Fue 2-0.

Explosion. Escapa Ivica Olic y anota el segundo gol para los locales. Hubo fiesta en las calles de Zagreb. Un partido histórico.
|

La pelota no se mancha; la bandera, tampoco. Cuando aquel hincha ingresó a la cancha con la bandera croata, Vlade Divac le arrancó el emblema de las manos. El basquetbolista no quería separatismos, quería que el triunfo fuera de Yugoslavia. En efecto, aquella selección dorada de básquet en la que también estaban Drazen Petrovic (serbio), Toni Kukoc (croata), Dino Radja (croata) y Zarko Paspalj (montenegrino), acababa de coronarse en 1990 campeona del mundo en la Argentina. El país que después, presidida por Carlos Menem, le vendería armas a Croacia en su guerra contra Serbia.

Serbia y Croacia ya no se disparan. Sin embargo, el alto el fuego no apagó rencores. Ayer jugaron por primera vez, enfrentados. Fue un partido de Eliminatorias, de cara a Brasil 2014. Alguna vez Jorge Valdano dijo que Argentina-Inglaterra en el Mundial 86 era el partido ideal para que se confundieron los idiotas; la balas de Malvinas todavía silbaban en el viento. Ayer se replicó un cruce que tenía ecos. El partido fue en Zagreb, la capital croata, sin serbios en las tribunas. Ganó el equipo local 2 a 0.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Florencia Lucchetti, una argentina que vive en Croacia, le contó a PERFIL que había un interés inusitado por el partido. Que la principal ciudad croata era una invitación a ser patriota. Que en la televisión, hasta Los Simpson aparecían con la camiseta blanca y roja a cuadritos. Y que a partir de ahora, probablemente Mario Mandzukic y Ibica Olic, autores de los goles de ayer, tengan su propia estatua.

Semejanzas. La mirada retrospectiva se detiene en 1991. Estrella Roja y el Dinamo de Zagreb jugaron un partido histórico. Hubo incidentes y Boban, quien después brillara en el Milan, golpeó a un policía que reprimía a un hincha croata. Boban es un póster que decora las habitaciones de los chicos croatas; la escena es un ícono nacionalista.

Ese año se enfrentaron Estrella Roja y Hadduk. Mihajlovic quiso agredir durante el partido a Igor Stimac. Según la revista Panenka, rumbo a los vestuarios, Mihajlovic se justificó al señalar que Stimac le había gritado en pleno partido “ojala nuestros chicos maten a toda tu familia en Borovo”. Sinisa, dice, se había “olvidado del juego”. En el segundo tiempo, Alen Boksic marcó el gol de Hajduk y un instante después, Mihajlovic pegó una patada que desató un escándalo. Mihajlovic y Stimac fueron expulsados. Los dos, ayer, eran los técnicos de Serbia y Croacia.

La historia de la selección de básquet se cuenta en el documental Once Brothers, 20 años y 20 mil muertes después de aquella final entre Yugoslavia y la URSS. Petrovic jamás le perdonó la afrenta a Divac, quien dice no haber tenido intención de herir a nadie.

Desde entonces, la prensa hizo su juego y volcó tinta y banderas sobre las noticias; cada cual contó la versión que mejor aplicaba a sus intereses de patria. Divac fue el rehén perfecto: el héroe o el barbudo malo, según la partida de nacimiento de quien relatara.

—Era amigo de Divac, ya no. Yo soy croata.
El documental empieza con ese testimonio de Petrovic, tomado en 1992. Un año después, la máxima estrella del básquet yugoslavo murió en un accidente de autos. Nunca se reconcilió con su ex amigo. La guerra es la guerra.
En tanto, Mihajlovic declama su nacionalismo serbio y, cuenta Panenka, impuso a sus jugadores una serie de condiciones para jugar con la selección, como cantar el himno. Por eso, Mihajlovic no convoca a uno de sus mejores futbolistas, Adem Ljajic, que pertenece a la minoría musulmana serbia y no canta un himno que cita al Dios ortodoxo. Ayer Serbia cayó ante Croacia. El duelo por la caída será más profundo que haber perdido un partido. Ayer, otra vez, el derrotado sintió en la carne que la patria quedó arrodillada.