EDUCACIóN
Camino al bicentenario

La UBA cumplió 198 años

La historia de la UBA es al mismo tiempo la historia de nuestra nación. Una institución que acompañó la vida de los argentinos y honró siempre la libertad ante los atropellos de dictaduras y los avances contra la autonomía.

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La antigua Facultad de Ciencias Médicas en 1923, hoy la sede de La Facultad de Ciencias Económicas. | Prensa: UBA.

El 12 de agosto de 1821 fue el acto de inauguración de la nueva universidad y la asunción de sus autoridades en el ex templo jesuita de San Ignacio, en lo que hoy se conoce como Manzana de las Luces, que por aquel entonces pertenecía al Estado y carecía de funciones religiosas. La  flamante casa de altos estudios se organizó en seis departamentos: Primeras Letras, Estudios Preparatorios, Ciencias Exactas, Medicina, Ciencias Sagradas y Jurisprudencia.

Nació así la Universidad de Buenos Aires, que junto a la de Córdoba, se erigió como decana de las universidades argentinas y pionera de la educación superior. La nueva institución se planteó como la extensión al campo cultural de la revolución de mayo, imbuida de la ideología del iluminismo progresista. Una universidadad que nació para defender la libertad, un mandato que honraría a lo largo de su historia ante los atropellos de dictaduras y los avances contra la autonomía.

La UBA y el espíritu reformista

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En 1885 se sancionó la Ley Nº 1597, la primera normativa universitaria de alcance nacional, basada en un texto propuesto por el senador Nicolás Avellaneda, ex presidente de la República y rector de la UBA. Allí se reconoció a las universidades nacionales el derecho exclusivo de expedir títulos e integrar un fondo universitario.

Un año más tarde, la UBA reformó sus estatutos para adecuarse a lo dispuesto por la nueva ley que, si bien reconocía la autonomía universitaria y avanzaba en el autogobierno, creaba los denominados Consejos Académicos, integrados no sólo por profesores universitarios sino también por notables ajenos a la enseñanza. Estos Consejos tenían como misión principal proponer ternas de candidatos a ocupar las cátedras que, finalmente resultaban designados discrecionalmente por el Poder Ejecutivo Nacional.

El régimen conservador de las academias fue precisamente el objeto principal de los reclamos estudiantiles que se produjeron en la universidad entre 1905 y 1906, y que pusieron fin al gobierno de los Consejos Académicos, que fueron sustituidos por Consejos Directivos, aunque integrados sólo por profesores. Éstos eran renovados periódicamente, y elegidos por el claustro y los estudiantes avanzados. A estas modificaciones, plasmadas en un nuevo estatuto, se sumaron la implementación de concursos y el reconocimiento de la docencia libre.

En 1918 estalló en Córdoba el movimiento de la reforma universitaria y, aunque la situación en la UBA era muy distinta a la de la casa de Trejo, bajo su influjo se realizó una nueva reforma del estatuto, que permitió armonizar las modificaciones introducidas en 1906 con el ideario reformista.

Las huelgas universitarias que tuvieron lugar a fines de la década del ’20, motorizadas por la flamante Federación Universitaria Argentina (FUA), impulsaron un período de recuperación del reformismo, que coincidió con el retorno de Yrigoyen. En ese marco, los estudiantes forzaron las renuncias de los decanos de Medicina y Derecho, que fueron sustituidos por conspicuos representantes del reformismo, como el socialista Alfredo Palacios.

 

Los desafíos del presente

En los últimos años, el sistema universitario público creció y se diversificó expandiéndose a provincias y regiones que hasta entonces carecían de acceso a la oferta de educación superior. Sin embargo, más allá de lo positivo de esta expansión, la UBA continúa ocupando un lugar central en la vida pública del país, concentrando casi el 20% del total de la matrícula nacional.

Como lo ha hecho siempre a lo largo de su larga historia, y de la mano de un reconocimiento que excede las fronteras nacionales -expresado en los buenos resultados de los últimos ranking internacionales- que la erige en actor central en los debates sobre la universidad, la UBA encarará su próximo bicentenario con renovadas energías y espíritu innovador, pero sobre todo con su inclaudicable compromiso de continuar siendo el mayor centro de producción académica, cultural y científica al servicio de nuestra nación.