ESPECTACULOS
Homenaje

Astor Piazzolla cumpliría hoy 87 años

Un recorrido por su niñez y su adolescencia. El encuentro con Gardel y cómo se salvó de morir con él. La pobreza, las dudas y un conflicto que lo acompañó siempre.

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| Cedoc

La casa, aquel día, se llenó de alegría. En los patios centrales que compartían varias familias, la noticia comenzó a correr: el hijo de Vicente y Asunta había nacido.

Su padre decidió que llevaría el nombre de uno de sus grandes amigos: Astor Bolognini, primer cello de la Orquesta Sinfónica de Chicago y eximio corredor de moto.

Astor Piazzolla, entonces, sintió por primera vez el aire fresco de la ciudad de Mar del Plata hace 87 años. En esa ciudad –y en esa casa en la que junto con sus padres ocupaba una pieza y una pequeña cocina- transcurrieron sus primero años.

Luego, los Piazzolla decidieron armar de nuevo las valijas. No volvieron a Italia, de donde eran oriundos. Partieron hacia los Estados Unidos junto su pequeño hijo y se instalaron en Nueva York.

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Allí, Astor entró rápidamente en contacto con el jazz, pero aquello que sus ojos veían no tenía la misma belleza que lo que escuchaban sus oídos. "Era un barrio violento, porque existía hambre y bronca. Crecía viendo todo eso. Pandillas que peleaban entre sí y muertes todos los días. De todas maneras, la calle Ocho, Elia Kazan, Al Jolson, Gershwuin, Sophie Taulker cantando el Orpheum, un bar que estaba en la esquina... Todo eso, más la violencia, más esa cosa emocionante que tiene Nueva York está en mi música, está en mi vida, en mi conducta y en mis relaciones", explicó alguna vez.

En 1929, su padre, empujado por la nostalgia, decide comprar en una casa de empeños un bandoneón. Pagó sólo 18 dólares. Nada, en comparación a lo que significó ese primer instrumento en la vida de Astor. Cuatro años después, comenzaba a tomar clases de piano con Bela Wilda, un discípulo de Sergey Rachmaninov.

A los quince años, en 1935, Carlos Gardel lo invitó a participar del rodaje de El día que me quieras . Interpretó a un joven vendedor de diarios. La idea de Gardel era que Piazzolla participara de su gira, pero Vicente consideró que era muy joven y se opuso. Durante esa gira, Gardel perdería la vida en un accidente de avión.

En 1937 volvería a radicarse en Argentina. Eran épocas de tango y malevaje. No tardó en incorporarse a la orquesta de Aníbal Troilo y en tocar con otros conjuntos importantes. Mientras tanto, su pasión por la música clásica seguía creciendo. Sus días transcurrían en el Teatro Colón y sus noches, en los boliches de tango.

Cinco años más tarde, se casó con Dedé Wolf, la madre de sus hijos Diana y Daniel. . En 1950 compuso Buenos Aires (Tres movimentos sinfónicos) y ganó el premio Fabien Sevitzky. El gobierno francés le otorgó una beca para estudiar con Nadia Boulanger en París. El encuentro con Bolanger acrecentó su conflicto: ¿música clásica, jazz o tango? La desición que tomó, entonces, fue la correcta: las tres cosas. Eso fue lo que lo convirtió en único. Y si bien fue resentido por los "tangueros de ley", la historia le tenía reservado un lugar al que muy pocos acceden.