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Opinión

La sociedad en movimiento

El poder y fuerza de las mujeres que inició con Ni una menos. Análisis de los diputados en un debate histórico

14-06-2018 del ni una menos al aborto legal
A La Izquierda tenemos una imagen de la marcha de ni una menos en 2015 y a la derecha la emoción luego de la aprobación en diputados de la ley por el aborto legal. | Sergio Piemonte / Pablo Cuarterolo

Fue un día histórico. Por dos cuestiones. Por lo que mostró en la plaza y por lo que se escuchó en el recinto. 

Primero, porque visibilizó la revolución de las mujeres. Esa gran ola que arrancó con el “Ni una menos” hace sólo tres años, que se manifestó abierta y masivamente, con la presencia de  tantas jóvenes, jovencísimas, el 8 de marzo pasado, y reaparece, fortalecida, convertida en una imparable marea verde, ahora frente al Congreso, exigiendo el aborto legal, seguro y gratuito, muestra con claridad  que esto ya no es un solo un movimiento social; es algo más, es la sociedad en movimiento. 

En ella convergen dos olas: la  acción de las mujeres y colectivos feministas que desde décadas vienen luchando por la ampliación de derechos, a la cual se ha sumado la flamante y maravillosa vitalidad antipatriarcal de las jóvenes, jovencísimas de hoy. El movimiento se trasmutó entonces en una nueva fuerza social, una revolución de alcances inesperados, donde se expresan derechos y empatía; el reclamo por la autonomía de los cuerpos, la capacidad de comprensión mutua, la emoción, la atención y cuidado, la afirmación de la interdependencia. Estos son algunos de los valores que hoy trae este nuevo movimiento de mujeres, ya  convertido en sociedad en movimiento.

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El segundo punto invita a volver sobre el largo debate en el recinto parlamentario. En un ejercicio de rápida mirada transversal (que no implica para nada simpatías políticas), quisiera destacar lo  mejor del congreso: 

-El discurso de Agustín Rossi, diciendo que había que sacar el aborto del closet. 
-La emotiva intervención de la diputada y expolicía Teresita Villavicencio, de Tucumán. 
-Todo el discurso de Silvia Lospennato, del PRO. Fue brillante, auténtico, también conmovedor. Y, sobre todo,  se insertó en la línea de acumulación de las luchas, al leer la lista de mujeres que contribuyeron a colocar en la agenda este gran debate. Desde Marta Rosemberg hasta Marcela Rodríguez. 
- El reconocimiento de la diputada Camaño hacia el bloque de izquierda, que llevó el proyecto al recinto.

A esto hay que añadir lo peor del congreso: antes que nada, el rol de la Coalición Cívica. Marca el retroceso tremendo e irreversible de un partido que en años anteriores supo estar a la vanguardia en éste y otros grandes temas sociales, con personas como Diana Maffia y Marcela Rodríguez (ambas nombradas por la propia Silvia Lospennato). Sus reemplazos, hoy en día, no tienen nada que envidiarle a la derecha más retrógrada, que el ARI criticaba en sus inicios. La deserción de Elisa Carrió y su posterior irrupción en el recinto, cuando ya había media sanción de la ley, con una impostada pose despectiva, marcan la completa deriva de la dirigente, en uno de los debates políticos más importantes de los últimos 40 años. 

Hay que destacar también la oratoria  antidiluviana de peronistas federales y de no pocos radicales.  El discurso desvergonzado de Nicolás Massot, diciendo que "ni en la dictadura nos animamos a tanto". Junto con el diputado salteño Alfredo Olmedo, que propone crear “cementerios para fetos”  revelan que cuando no hay argumentos, solo queda la pura provocación y, por supuesto, la competencia por ver quien llega más lejos. Y valga la comparación desafortunada: la diputada que habló alegremente de los perritos y el diputado que, cargado de una suerte de odio de género, habló de los marsupiales, mostraron otro costado de lo peor.

Ahora hay que prepararse para el tratamiento en el Senado. Será durísimo. Pero una vez que se abren los escenarios, las dinámicas sociales y políticas adquieren un carácter recursivo. La ley del Matrimonio igualitario y la Ley nacional de Glaciares, ambas de 2010,  también entraron perdiendo al Senado y finalmente, más allá del alineamiento de poderes (político, religioso, económico), la potente y auténtica construcción transversal hizo posible que fueran sancionadas. 

Mientras tanto, la marea verde en las calles ha venido para quedarse; hoy las mujeres son, somos la sociedad en movimiento. 

* Socióloga, escritora e investigadora.