INTERNACIONAL
protagonistas de un año agitado

Delatores: los “garganta profunda” que convulsionaron a los brasileños

Dicen que el crimen no paga, pero la delación, sí.

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soltar la mano. Santana (izq.), ex estratega electoral del PT, y Amaral (der.). ex senador petista, son algunos de los que hablaron. | cedoc

Dicen que el crimen no paga, pero la delación, sí. Hoy termina un año dorado para los investigadores de la Operación Lava Jato en Brasil: en 2016, el “club” de los delatores premiados, uno de los pilares fundamentales del megacaso judicial sobre corrupción que puso en jaque a la clase política brasileña, sumó a varios nuevos adeptos de primera categoría. Marcelo Odebrecht (ver aparte) fue el último en anotarse en la extensa lista de políticos, empresarios y lobbystas que accedieron a confesar sus delitos y alzar el dedo acusador a cambio de una reducción de las penas.

La cosecha de delaciones que logró el Ministerio Público Federal este año tuvo entre los apuntados a casi todos los principales dirigentes políticos del país: Michel Temer, Lula da Silva, Aécio Neves, José Serra, Sérgio Cabral, Geraldo Alckmin. La figura del delator es un arma tan efectiva para los fiscales como polémica para analistas que advierten sobre los riesgos de tomar dichas confesiones como verdades reveladas que no necesitan ser contrastadas con pruebas materiales.

Según un relevamiento de la revista brasileña Veja, 27 de los 94 condenados por la Operación Lava Jato –a los que ahora se agrega Odebrecht– aceptaron “colaborar” con la Justicia. El premio fue mayúsculo: los confesores se beneficiaron con una reducción de sus penas del 85%. Sumadas todas las sentencias, debían cumplir con 627 años de cárcel, pero sólo les fueron dictados 87, sin contar los efectos de quince acuerdos aún protegidos por el secreto de sumario. Para quienes optaron por el silencio, en cambio, las condenas fueron durísimas.

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Peces gordos. Además de Odebrecht, entre los delatores más destacados del año aparecen el ex diputado Pedro Corrêa (PP), el primer político en acogerse a la delación premiada y quien apuntó directamente a Lula como cabeza de la red de corrupción en Petrobras; y el ex senador Delcídio do Amaral (PT), quien acusó a Dilma Rousseff de haber intentado sabotear las pesquisas del Lava Jato. La lista también incluye a CEOs como Otávio Marques de Azevedo, de la constructora Andrade Gutierrez, a quien Rousseff acusa de haber mentido en su delación. Otra de las “figuritas difíciles” de este año ha sido el gurú político João Santana, estratega de las últimas tres campañas del PT, quien aceptó hablar luego de seis meses en prisión.