INTERNACIONAL
acatamiento parcial

El ajuste que impulsa Temer provocó la primera huelga general en 21 años

La protesta, que se sintió con más fuerza en las grandes ciudades, fue convocada contra la flexibilización laboral y la reforma jubilatoria.

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Huelga Temer | Afp / Ap

La primera huelga general en 21 años en Brasil se hizo sentir ayer en San Pablo, Brasilia, Río de Janeiro y otras capitales, donde hubo choques entre manifestantes y policías. Un alto acatamiento a la medida se registró en los transportes por la mañana, pero disminuyó al inicio de la tarde.

La huelga, en protesta por cambios propuestos a las leyes laborales y de jubilación, paralizó el transporte en buena parte del país, mientras manifestantes bloquearon calles y chocaron con la policía, en su mayoría en San Pablo.

En la ciudad paulista hubo 15 detenidos por portar elementos para “delinquir” y alterar el “orden” declaró el secretario de Seguridad, Magno Alves Barbosa Filho.

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La Central Unica de Trabajadores (CUT), vinculada al Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Lula da Silva, y Fuerza Sindical, cuyos dirigentes apoyaron al presidente Michel Temer, convocaron la huelga general de ayer, primera desde 1996.

La CUT hizo un balance provisorio “positivo” de la protesta. “Para nosotros esta huelga fue más exitosa de lo que esperábamos, se está viendo claramente que San Pablo está parado, que Río está parado, que no trabajó nadie en Brasilia”, dijo un portavoz de la central sindical opositora.

Para el gobierno, en cambio, la paralización fue un fracaso: “Están impidiendo que las personas lleguen a sus lugares de trabajo. En un primer análisis, eso evidencia que es una huelga que no existe. Es más una huelga de sindicatos perturbados con las decisiones del Congreso”, dijo el ministro de Justicia, Osmar Serraglio.

Reformas. La Cámara de Diputados dio el miércoles media sanción al texto base de una ley para flexibilizar los contratos de trabajo, que otorga más poder a los acuerdos colectivos y elimina la contribución obligatoria a los sindicatos.

Según el gobierno, la flexibilización de las leyes laborales es indispensable para reactivar una economía moribunda y advierte que sin los cambios el sistema jubilatorio caerá en bancarrota.

Pero los sindicatos y partidos de izquierda, entre ellos el PT, consideran que las reformas cercenan derechos fundamentales de los trabajadores.

Recesión.
La economía brasileña está sumida en la recesión y muchos están furiosos con el gobierno.

El gobierno de Temer sostiene que las reformas propuestas traerán beneficios en el largo plazo, pero habiendo tanto desempleo, muchos piensan que no pueden aceptar
los recortes a sus beneficios sociales.

“Los políticos roban los derechos de los trabajadores con estas reformas jubilatorias y laborales”, dijo el dirigente sindical Reginal de Souza.