En una página entera de diario, un anuncio electoral proclama: "voten por Anuar al Uaili, su primo tiene una tienda de neumáticos en Australia". En Irak, los candidatos multiplican los eslóganes y argumentos disparatados a medida que se acercan las legislativas de este sábado, que tienen más de 7.000 candidatos para los 329 escaños del parlamento.
Los miles de aspirantes al Congres han cubierto calles y plazas con carteles de campaña, muchos de ellos ciertamente desopilantes. Algunos, como ejemplo, precisan su oficio, como Ahmad al Asadi que escribe: "portavoz oficial". ¿De qué es portavoz? Nada lo indica. Asadi figura en la lista de "Alianza de la Conquista", formada por el Hashd al Shaabi, las fuerzas de apoyo a las tropas iraquíes que jugaron un papel crucial en la lucha contra el grupo Estado Islámico (EI). Pero, para poder presentarse, sus miembros tuvieron que colgar el uniforme militar. Así, para Asadi, portavoz oficial del Hashd, resultó imposible mencionar en los carteles la totalidad de su cargo.
En otros casos, las presentaciones son aún más grandilocuentes. Asi Aisha al Masari, candidata de la "Alianza Nacional" del vicepresidente Iyad Alawi, afirma que "ha logrado 1.000 proezas". ¿Cuáles son esas proezas? Otro enigma.
Un misterio más para los iraquíes, la cara de la número dos en la lista del primer ministro Haider al Abadi, Hanae Turki: en sus carteles solo figuran su nombre y sobrenombre, "Um Zin Al Abidin", es decir la madre de Zin Al Abidin.
Con y sin velo
Otras listas provocaron la sorpresa o incluso la ironía de los iraquíes, que cada día inventan múltiples bromas sobre sus políticos, como por ejemplo la inhabitual alianza entre el dirigente religioso populista Moqtada Sadr y los comunistas. "Trabajadores de todos los países, uníos y rezad", dicen unos. "Esta es la rama islamista del partido comunista", agregan otros.
Con esta alianza improbable, se preguntan algunos burlones, ¿Moqtada Sadr exigirá ahora a sus partidarios que lloren al Che Guevara en lugar de a Husein, hijo del imán Alí muerto en la batalla de Kerbala (siglo VII), durante la gran celebración chiita de Ashura?
Para Hasna al Yanabi, una candidata de esta lista "La marcha por las reformas", el resultado fue la impresión de dos carteles: en el que se ha pegado en los barrios de mayoría chiita de Bagdad va cubierta con un velo, en el otro su cabello ondea al viento.
Otros candidatos se han hecho populares por su nombre -como Moneim Hitler al Yabri-, que defiende en su campaña "el buen vino de Irak" y asegura haber haber tenido "una revelación divina". Y esto es solo la punta del iceberg.
Un fotógrafo del sur de Irak asegura que un candidato se presentó en su estudio en camiseta sin mangas y le pidió que le agregase "un buen traje con Photoshop". Ahmed Wahid, conocido actor y humorista iraquí, ha hecho un éxito de estas historias y en sus vídeos y espectáculos multiplica las burlas a los políticos. Pero, asegura a la AFP, "todas estas historias no son culpa de los políticos, sino de los electores, porque la gente se ríe de los políticos y los insulta, pero al final vota por ellos...".
Si bien las elecciones son el sábado, este jueves votan cerca de un millón de soldados, policías y combatientes, para poder ocuparse en 48 horas de la seguridad de los primeros comicios en Irak desde la victoria sobre los terroristas de Estado Islámico (EI). Los colegios electorales abrieron a las 07H00 (04H00 GMT) y cerrarán a las 18H00 (15H00 GMT). En la apertura, decenas de policías y miembros de la guardia presidencial en uniforme hacían cola frente a la escuela Al Amal del barrio de Karrada, en el centro de la ciudad, constató un periodista de la AFP.
Estado Islámico, que perdió la totalidad de su territorio en Irak, amenazó recientemente con atacar a los electores, por lo que los votantes eran cacheados dos veces antes de poder acceder al colegio electoral. Entre ellos estaba el suboficial Ahmed Qasem, de 38 años, miembro de las fuerzas especiales de la policía federal, que afirmó haber votado a un candidato "que ayude a los pobres y combata la corrupción", preocupación número uno de los electores en un país clasificado entre los más corruptos del mundo.
