El pronóstico para el vicepresidente Amado Boudou aparece adverso entre los camaristas de la Sala IV de Casación, que debe resolver el futuro de la causa donde se investiga el salvataje de la imprenta Ciccone.
Los integrantes de la Cámara, Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y Juan Carlos Germignani, máximo tribunal penal del país, deben resolver si el funcionario sigue o no bajo la lupa de la Justicia.
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El lunes pasado, la defensa de Boudou, liderada por el abogado Diego Pirota y Eduardo Durañona, pidió una vez más que se desvincule al vicepresidente del caso Ciccone por “ausencia de delito”. Si bien desde entonces corren los veinte días hábiles para resolver, los jueces podrían hacerlo antes.
En el tribunal, la tensión entre los camaristas es evidente. Según pudo reconstruir PERFIL, el termómetro marcaría un empate entre Borinsky y Germignani, que colocaría a Hornos en una situación de definición. Borinsky estaría inclinado a favor de la desvinculación de Boudou de la pesquisa, en línea con lo expuesto por la defensa del vicepresidente. En los pasillos de Tribunales se asegura que Borinsky conoce a Pirota, abogado de Boudou, del ámbito académico y que ambos comparten su pasión por el tenis.
Del otro lado, Germignani, a quien la defensa de Boudou intentó apartar, sustentaría su voto en contra del vicepresidente. El camarista avalaría la continuidad de la investigación, en línea con el juez Ariel Lijo y el fiscal Jorge Di Lello, que consideran la situación de Boudou como “sujeta a pronta indagatoria”. Esta situación colocaría a Hornos, en una situación de extrema sensibilidad. Hornos es un juez alineado con la Corte Suprema por su nexo con el presidente del Máximo Tribunal, Ricardo Lorenzetti. Cualquiera sea el resultado, la Corte Suprema tendrá la última palabra en la resolución de la situación procesal de Boudou.
