POLITICA

El laboratorio cordobés: ninguna ciudad está a salvo

Desde la Reforma Universitaria hasta el Cordobazo, la provincia siempre anticipó los hechos que sacudieron al país. Por Ceferino Reato (*).

Imágenes del "Cordobazo".
| Cedoc

A lo largo de su rica historia, Córdoba se ha ganado la fama de anticipar hechos políticos que luego se expandieron a nivel nacional. Pasó, por ejemplo, con la Reforma Universitaria de 1918, el golpe de 1955 contra el presidente Juan Perón y, como explico en mi último libro ¡Viva la sangre!, con el sueño revolucionario de tantos jóvenes en los setenta, el auge de las guerrillas y la represión ilegal de la dictadura.

En este sentido, Córdoba fue la capital simbólica de quienes impulsaban la Patria Socialista y también el laboratorio de la dictadura con la creación, durante los últimos meses del gobierno constitucional de Isabel Perón, de un grupo de tareas: el Comando Libertadores de América, vinculado orgánicamente al Ejército.

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Todavía es demasiado pronto para afirmar si los saqueos que afectan a los cordobeses, que son diferentes de los saqueos tradicionales, pueden extenderse a otras ciudades, pero conviene reflexionar sobre ellos por la importancia natural de Córdoba.

No sólo es su rica historia y su relevancia cultural sino su localización geográfica lo que explica la enorme influencia de esa gran ciudad en el resto del país. Tanto Juan Perón como Montoneros, el ERP y los militares bien sabían esto, según lo demostraron en los setenta.

Lamentablemente, los argentinos estamos acostumbrados a los saqueos y más cuando se acerca el fin de año. Pero, lo que se está viendo en Córdoba tiene varias aristas novedosas. Es cierto que comenzaron ayer por la tarde con el saqueo de dos supermercados pero rápidamente se extendió a los comercios y pequeños negocios de prácticamente todos los barrios de esa pujante capital. Participaron personas pobres, que se llevaron comestibles, pero también jóvenes y hasta chicos más interesados en artículos que no eran de primera necesidad.

La tercera característica novedosa es que hubo saqueos a casas de vecinos; no sólo a comercios. Los cordobeses pasaron una noche amarga, desprovistos de la protección de la policía y del aparato del Estado, atentos a la defensa personal de sus bienes. Una ruptura evidente del contrato social que no se sabe bien cómo se recuperará.

Por último, estamos hablando de una ciudad clave de la Zona Núcleo o Centro, la más moderna, productiva y próspera del país; no es solo la soja sino todo el complejo agroindustrial, además de otros sectores que viven un momento de esplendor como el automotriz.

Pero, la Argentina, si bien creció mucho en los últimos años, también se ha hecho más desigual, con numerosos grupos de personas que han quedado en el camino y que, además, son muy concientes de la opulencia de unos y la corrupción de otros.

El gobierno nacional brilló por su ausencia y por su tardía decisión de auxiliar a la provincia. Mezquindades de la política menor. La presidenta Cristina Kirchner no debería jugar con fuego porque ninguna ciudad del país está a salvo del contagio cordobés.

 

(*) Editor ejecutivo de Fortuna, autor de ¡Viva la sangre!