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El arquitecto nipón que hará una plaza sobre un basural

Taku Sakaushi fue “importado” de Japón por la Universidad de San Martín. Toma mate y lee a Borges, de quien cita El Aleph para explicar mejor qué es el urbanismo.

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Visita. De impecable atuendo Sakaushi recorrió el campus de San Martín y también el basural. | unsam

La montaña de basura mide 8 metros de alto y está ubicada en el Barrio Sarmiento, en el partido de San Martín, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Por ahí –dicen que lo hizo sin ensuciarse ni un milímetro de sus blancos pantalones–, pasó caminando con cierto andar, como salido del film Matrix, Taku Sakaushi, un arquitecto japonés que estuvo unos días de visita en Buenos Aires, para trasformar este enorme basural denominado por los vecinos del barrio como La Montañita.

El oriental será el responsable de cambiar totalmente este espacio donde hoy abundan todo tipo de residuos. En agosto pasado, Sakaushi fue uno de los invitados del Taller de Arquitectura y Urbanismo (TAU) que realiza ese instituto de la Universidad de San Martín desde 2013. Fue convocado junto con otros profesionales, para pensar soluciones a problemáticas habitacionales que afectan al territorio donde se asienta la universidad, especialmente, en la cuenca del río Reconquista. En el caso de La Montañita, el objetivo será transformar ese basural en lugar de esparcimiento. Y hasta ahí llegó Sakaushi acompañado por unos veinte estudiantes, algunos de ellos japoneses. Con docentes vinculados al TAU, el japonés tomó mate y conversó con vecinos de la zona. “Me he interesado en el último tiempo el papel social de la arquitectura y de cómo ésta puede ayudar a las personas en la sociedad”, dice Taku a PERFIL, ya instalado otra vez en Japón.

Para Sakaushi, Argentina no  es un destino desconocido: es la quinta vez que la visita. La primera fue en 2010, cuando presentó una muestra con sus trabajos en el Museo de Arquitectura y Diseño de la Sociedad Central de Arquitectos. “Buenos Aires es una de las ciudades ideales en todo el mundo, la cual tiene una vida urbana intensa y a la vez una calma natural. Además, se puede acceder fácilmente en coche en 10 minutos. Y cuenta, como si fuera poco, con alimentos deliciosos siempre disponibles en todo lugar”, opina este arquitecto, quien comenzó a trabajar en 1983, cuando se graduó en el Instituto de Tecnología de Tokio. Después completó una maestría allí y otra en la Universidad de California, en Los Angeles. Escribió media docena de libros, recibió varios premios y da clases en dos universidades: la de Ciencias, en Tokio y la de Shinshu, en Nagano.

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Sobre la arquitectura de Buenos Aires, dice: “Tiene una tradición artesanal, está bien hecha y diseñada. En cuanto al urbanismo, se parece al principio a las ciudades europeas, pero después te das cuenta que tiene aspectos más diversos”. Nada que ver, dirá entre risas, a la arquitectura de su país: “En Japón todo es más ruidoso, loco y caótico”.

Según cuentan desde la universidad, se espera que este proyecto prospere en un par de años. “Todo depende de los que se sumen para brindarnos apoyo para la inversión”, grafican.

En los países occidentales la arquitectura tiene que ver con el arte y la estética. En Japón –opina Taku– ponen énfasis en lo filosófico. “Quizás llamamos ‘filosofía’ a lo que ustedes llaman ‘arte’”, definió en una reportaje a Anfibia.

Para explicar conceptos de arquitectura, más de una vez, en conferencias y charlas, Sakaushi apeló a la literatura. Entre varios libros, cita uno en especial: El Aleph, de Borges. Al japonés le encanta y le llamó la atención la forma en que el escritor argentino se refiere a los túneles. “Lo leí por primera vez hace 10 años. Me gusta Borges por la filosofía que tiene en sus textos. He explicado mi arquitectura utilizando otro campo de las artes para que la gente pueda entender más fácilmente lo que hago”, finaliza.