La ex tenista española Arantxa Sánchez Vicario hace poco mostró una faceta íntima desconocida para la mayoría de la gente. Aunque parecía una exitosa deportista, la mujer que se hizo profesional a los 14 años reconoció que sufrió mucho debido a su familia y presentó un polémico libro autobiográfico (¡Arantxa Vamos!) en el que acusa a sus padres de haberse gastado los casi 60 millones de dólares que ganó durante su carrera deportiva.
El caso de Aranxta no es el único. Todos recuerdan a Macaulay Culkin. El rubio que de pequeño endulzó el corazón de niños y adultos en Mi pobre angelito no tuvo la misma suerte de mayor. No sólo no volvió a protagonizar películas taquilleras sino que tuvo problemas con las drogas y terminó sin un solo dolar de los que había recaudado en su infancia. Según él, su padre manejaba los ingresos de su hijo como si fuera “su reinado” y gastó los millones de “Ricky Ricón” a su antojo. Así, Culkin terminó demandando a sus progenitores.
También Gary Coleman, de “Blanco y negro”, demandó a sus padres por derrochar su dinero y la encantadora Shirley Temple declaró en su biografía que sus progenitores despilfarraban sus ingresos.