"Freak-offs", abusos y violencia

Sean "Diddy" Combs sentenciado a 4 años de prisión: la reconstrucción del caso que llevó su imperio a la ruina

El magnate del hip-hop fue condenado por violar la Ley Mann en fiestas 'freak-off'. El juicio duró dos meses y expuso un patrón de abuso sistemático, fiestas conocidas como "freak-offs" y un uso manipulador del poder para someter a mujeres durante más de una década.

Sean "Diddy" Combs Foto: Bloomberg

El magnate musical estadounidense Sean "Diddy" Combs (55) fue condenado a cuatro años y dos meses de prisión por cargos de trata de personas con fines de prostitución. La fiscalía había solicitado 11 años de cárcel para Combs, pero el juez Arun Subramanian dictó una sentencia de 50 meses y una multa de 500.000 dólares. 

Absuelto de los más graves delitos de tráfico sexual y conspiración para racketeering, que podrían haberlo enviado a cadena perpetua, el hombre que produjo éxitos para The Notorious B.I.G. y Mary J. Blige, dijo que estaba "verdaderamente arrepentido" por sus acciones y pidió al juez "otra oportunidad". "Le pido a su señoría misericordia", dijo. "Le ruego a su señoría misericordia".

 

Así estalló el caso Sean "Diddy" Combs

El caso, que conmocionó a Hollywood y al mundo de la música, se remonta a noviembre de 2023, cuando Casandra "Cassie" Ventura, exnovia y artista firmada por Bad Boy, presentó una demanda civil por 20 millones de dólares acusando a Combs de violación, agresión sexual y coerción prolongada. 

Aunque el pleito se resolvió extrajudicialmente sin admisión de culpa, las revelaciones desencadenaron una investigación federal que culminó en allanamiento simultáneos en sus mansiones de Los Ángeles y Miami en marzo de 2024, donde agentes del Departamento de Seguridad Nacional hallaron armas de fuego con números de serie borrados, drogas como ketamina y MDMA, y artículos asociados a encuentros sexuales ritualizados, como lubricantes y lencería. 

Combs fue arrestado en septiembre de 2024 en un hotel de Nueva York, donde se le incautaron 9.000 dólares en efectivo y más sustancias controladas, y desde entonces permanece detenido en el Centro de Detención Metropolitano de Brooklyn, donde inició programas de rehabilitación y sobriedad.

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Las acusaciones contra Sean "Diddy" Combs: un patrón de control y violencia

Los fiscales federales, liderados por el fiscal de distrito Maurene Comey, pintaron a Combs como el jefe de una "empresa criminal" que utilizaba su red de empleados, guardaespaldas y asistentes para orquestar abusos. Las acusaciones principales giraban en torno a un esquema de racketeering —un delito que implica un patrón de conducta criminal continua— y tráfico sexual por la fuerza, fraude o coerción. 

Aunque el jurado lo absolvió de estos cargos el 2 de julio de 2025, las pruebas presentadas durante el juicio delinearon un retrato devastador: Combs habría transportado prostitutas y parejas a través de estados para participar en "freak-offs", sesiones sexuales maratónicas de hasta 48 horas que involucraban drogas, grabaciones y humillaciones deliberadas.

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Cassie Ventura, testigo estrella de la fiscalía, dedicó cuatro días al estrado describiendo una relación de 11 años (de 2007 a 2018) que comenzó con promesas de estrellato pero derivó en un ciclo de terror. "Me sentía atrapada", relató Ventura, quien a sus 19 años firmó con Bad Boy y vio cómo Combs, entonces de 37, la convertía en su "reina" aparente mientras la sometía en privado. 

Las denuncias iniciales de Ventura, ampliadas en el juicio, incluyeron golpizas regulares —al menos seis documentadas—, violaciones y amenazas de difundir videos sexuales para arruinar su carrera. En una anécdota escalofriante de 2013, durante un vuelo comercial, Combs reprodujo grabaciones explícitas de ella en su laptop, susurrándole: "Esto podría arruinarte". Ventura, aterrorizada, organizó un "freak-off" inmediato para aplacarlo, temiendo por su familia y su futuro.

Otras demandantes, identificadas como "Jane" y "Mia" bajo seudónimos, corroboraron el patrón. Jane, otra expareja, testificó sobre ser obligada a encuentros similares, donde Combs dirigía las escenas como un "director de cine porno", masturbándose mientras observaba

Mia, exasistente personal, relató tres asaltos sexuales por parte de Combs, incluyendo una violación en una habitación de invitados que la dejó "aterrorizada y confundida". Estas mujeres, según la fiscalía, fueron "transportadas" en jets privados a destinos como Miami, Ibiza y Turks y Caicos para estas sesiones, cumpliendo con los elementos de la Ley Mann.

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Los "Freak-Offs" de Combs: fiestas de exceso y coerción que definieron el juicio

El término "freak-off" —o "noche de hotel"— emergió como el eje del proceso judicial, descrito por testigos como orgías ritualizadas que Combs planeaba meticulosamente, a menudo causando daños millonarios en habitaciones de hoteles de lujo. Ventura las llamó "un trabajo", ocurriendo semanalmente durante tres años de su relación. 

En estas sesiones, Combs contrataba prostitutos masculinos —hasta 13 identificados por fotos— pagándoles miles de dólares por actos degradantes, como orinar en la boca de las participantes o cubrirlas en aceite para bebé mientras él daba "instrucciones sutiles" desde un velo o una esquina oscura.

Las descripciones fueron gráficas: habitaciones cubiertas con sábanas para facilitar la limpieza, iluminación tenue, cuencos de lubricante y drogas como éxtasis, GHB y ketamina distribuidas por su equipo de seguridad para mantener a las mujeres "obedientes y complacientes". Un escort masculino, Daniel Phillip, relató cómo Combs lanzó una botella a Ventura y la arrastró por el pelo cuando no siguió órdenes al instante, gritando "Lo siento, lo siento" mientras él la abofeteaba. 

Otro, Sharay Hayes, describió el setup en el Trump International Hotel para el cumpleaños de Combs en 2012: "Todo el mobiliario estaba cubierto... había áreas preparadas con tazones de aceite". La fiscalía argumentó que estas fiestas no eran consentidas, sino coercitivas: Ventura vomitó por sobredosis de drogas en una ocasión, y participó incluso menstruando o con infecciones urinarias, bajo amenaza de violencia.

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La violencia se entretejía con las fiestas. En 2009, tras descubrir que Ventura salía con el rapero Kid Cudi, Combs la pisoteó en la cara; días después, el Porsche de Cudi fue incendiado, un acto que el juicio vinculó a Combs a través de testigos como Capricorn Clark, quien fue obligado a punta de pistola a acompañarlo a la casa de Cudi para intimidarlo. 

Otro incidente ocurrió el 5 de marzo de 2016, en el InterContinental de Los Ángeles: videos de seguridad mostraron a Combs golpeando, pateando y arrastrando a Ventura por el pasillo, horas después de una "freak-off". El guardia de seguridad, Israel Florez, rechazó un soborno de Combs —un fajo de billetes con el mensaje "Cuida de esto, no le digas a nadie"— y Ventura, con un ojo morado y labio partido, se negó a denunciarlo por miedo.

Testigos colaterales ampliaron el horror. Dawn Richard, exmiembro de Danity Kane, vio a Combs golpear a Ventura con una sartén de huevos en 2009 y abofetearla en el estómago durante una cena con Usher y Ne-Yo. Kerry Morgan, amiga de Ventura, presenció arrastres por el pelo en Jamaica. Incluso la madre de Cassie, Regina Ventura, pagó 20.000 dólares de un préstamo hipotecario en 2011 para evitar la difusión de cintas sexuales, recibiendo correos amenazantes de Combs.

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Los remordimientos de Combs: "He cometido muchos errores en mi vida"

El equipo de defensa, encabezado por Marc Agnifilo, insistió en que las "freak-offs" eran actos consensuales entre adultos, citando mensajes de texto de Ventura como "Siempre estoy lista para un freak-off" (2009) o sugerencias suyas para uno en 2013. 

"Esto es sobre amor, celos, infidelidad y dinero, no crímenes federales", argumentó Agnifilo, cuestionando la aplicación de la Ley Mann —originalmente usada contra Madam Mildred en los años 20— a conductas privadas en 2025. Admitieron la "indefendible" agresión de 2016, pero alegaron que Ventura "eligió" quedarse 11 años, y que las drogas eran recreativas, no coercitivas.

Sin embargo, el jurado, tras deliberar tres días, lo halló culpable de los cargos de prostitución el 2 de julio, influido por evidencias como armas y drogas halladas en sus hogares, y testimonios de asistentes como George Kaplan, quien preparaba "bolsas de hotel" con velas y lubricantes, o David James, quien describió el entorno de Bad Boy como "el reino de Combs, donde todos servimos". Expertos como Dawn Hughes explicaron por qué las víctimas permanecían: "Con violencia constante, solo intentas sobrevivir día a día".

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En vísperas del fallo, Combs envió una carta al juez Arun Subramanian —el primer de origen surasiático en el Distrito Sur de Nueva York—, suplicando clemencia: "He cometido muchos errores en mi vida, pero ya no huyo de ellos. Apelo a la bondad de su corazón para que mi hijo pueda cenar con su familia". 

En la audiencia, visiblemente conmovido, se disculpó ante las víctimas: "Estoy verdaderamente arrepentido del dolor que causé... Perdí el rumbo". Su madre, Janice, y seis hijos presentaron cartas de apoyo, destacando su sobriedad en prisión y un curso de autoayuda llamado "Free Game With Diddy".

El juez, conocido por su rigor y toques de humor durante el juicio —comparando una lista de testigos con "El Señor de los Anillos"—, rechazó caracterizar las "freak-offs" como mutuas, citando testimonios de sobredosis y coerción. "Esto no fue consensual; fue depredador", declaró, imponiendo más de cuatro años de prisión, más supervisión posterior. Las declaraciones de impacto de las víctimas resonaron: Ventura escribió sobre "las vidas que Combs ha destrozado con su abuso y control".

El veredicto no solo acaba con la libertad de Combs, sino con el mito del titán intocable. Mientras sus defensores protestaron fuera del tribunal —incluyendo al escort "The Punisher", quien testificó sobre ser contratado para fiestas—, el caso deja un saldo de más de 50 demandas civiles pendientes y un movimiento #MeToo en el mundo de la música. Como dijo la fiscalía: "Combs cometió crimen tras crimen". 

(ds)