Cuando casi se cumplen tres meses de gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil, votantes, inversionistas y algunos partidarios empiezan a dudar sobre su capacidad de cumplir con las promesas de reactivar la economía y acabar con la delincuencia. A veces incluso da la impresión de que su gobierno podría desmoronarse.
El excapitán del Ejército, de 64 años, se ha desplomado en las encuestas de opinión y ha tenido conflictos con aliados importantes, todo mientras su Gabinete se llena de intriga y luchas internas. En tanto, el respaldo a la reforma de pensiones parece más incierto que nunca, lo que aumenta el riesgo de que aumente la deuda fiscal y baje la calificación crediticia soberana.
"El gobierno no tiene una base de apoyo para aprobar reformas", comentó Thomas Traumann, consultor de comunicaciones de Río de Janeiro, quien ha asesorado a expresidentes y ministros. "Al ritmo actual no habrá reformas, a menos que el gobierno cambie radicalmente su actitud hacia el Congreso".
La oficina de prensa de Bolsonaro no respondió a solicitudes de comentarios sobre esta nota.
Menos optimismo. El real ha descendido más de 3 por ciento este mes, mientras que la bolsa de valores Ibovespa ha retrocedido un 4,7 por ciento luego de los niveles históricos registrados recientemente. De acuerdo con una encuesta a 122 inversionistas institucionales publicada este mes por XP Investimentos, las acciones podrían caer cerca de un 20 por ciento adicional si la reforma de pensiones se estanca. Un sondeo de opinión publicado la semana pasada reveló una disminución de 16 por ciento del apoyo al estilo de gobierno de Bolsonaro.
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Tras años de recesión, escándalos de corrupción y turbulencia política, la posibilidad de que las reformas económicas y el gobierno tropiecen genera pánico a nivel empresarial. "Si no aprobamos esta ley de pensiones no habrá inversión, Brasil irá a la quiebra, el desempleo volverá", afirmó Luciano Hang, dueño de la cadena de tiendas por departamentos Havan. "La gente no se dejará engañar por la política".
Para gran disgusto de los inversionistas que creen en el Ministro de Economía promercado de Bolsonaro, Paulo Guedes, varios problemas del gobierno no tienen origen en la oposición sino dentro de sus propias filas.
Miembros del Gabinete compiten abiertamente por el poder. Ideólogos de extrema derecha chocan con los moderados y el propio presidente actúa como si todavía estuviera haciendo campaña, apelando a su base de apoyo y buscando conflicto con la oposición mediante tuits y videos provocativos.
Un elemento que causa fricción son los hijos de Bolsonaro, que proponen medidas, designan personal y se enfrentan públicamente con miembros del Gabinete, a pesar de no tener un papel oficial en el gobierno. Carlos, quien es el segundo de cuatro hijos y dirigió la campaña de su padre en redes sociales, ha colocado a varios "confidentes" en la oficina de prensa del presidente para vigilar la cobertura de los medios.
Su presencia llevó al secretario de prensa a renunciar este mes, según un funcionario con conocimiento directo de su decisión.
Varios problemas del gobierno no tienen origen en la oposición sino dentro de sus propias filas.
También fue un tuit crítico de Carlos el que irritó al presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia, que declaró a TV Globo la semana pasada que el presidente "debe dedicar más tiempo a la reforma de pensiones y menos a Twitter". Tal como están las cosas el proyecto de ley no se aprobará, afirmó Maia.
Algunos de los partidarios de Bolsonaro dicen que es una nueva forma de hacer política, pero sus críticos hablan de falta de liderazgo y que todos los políticos deben negociar para hacer las cosas.
Nueva política. Para estar seguros, algunos inversionistas descuentan la turbulencia de los primeros meses del gobierno y se mantienen optimistas de que el presidente puede cumplir. La mayoría cree que se aprobará la nueva ley de pensiones, aunque más tarde y con un contenido distinto a lo que se esperaba. Para la base de apoyo del presidente, la culpa la tienen en gran medida los medios de comunicación. La prensa es un blanco habitual de la ira de Bolsonaro.
Luego de que Carlos Bolsonaro y el ministro de Justicia, Sergio Moro, se enfrentaran públicamente con Maia la semana pasada, funcionarios de gobierno han tratado de calmar las aguas y tranquilizar a los inversionistas. Moro aseguró que el impasse está superado y el vicepresidente Hamilton Mourao llamó a un mayor diálogo entre los miembros del Gabinete.
"Los puntos clave son la claridad en nuestros objetivos, la determinación de alcanzarlos y la paciencia para tener el mejor diálogo", le comentó el general retirado del Ejército a Bloomberg News.
Para la base de apoyo del presidente, la culpa la tienen en gran medida los medios de comunicación.
Sin embargo, no es la primera vez que el gobierno promete más cohesión y armonía. De hecho, este martes hizo poco para convencer a los escépticos.
Los inversionistas se horrorizaron luego de que Guedes cancelara una audiencia sobre la reforma de pensiones, donde se arriesgaba a ser interrogado por la oposición. Al mismo tiempo, Bolsonaro fue con su esposa al cine de manera extraoficial. Los molestos líderes del Congreso propinaron una derrota al gobierno al votar por nuevas restricciones presupuestarias.
Editoriales de los tres principales periódicos del país criticaron a Bolsonaro por la reciente agitación política y cuestionaron su capacidad para llevar a cabo funciones presidenciales. "Lo que ha demostrado hasta ahora es que tendremos 3 años y 9 meses de más turbulencias", sentenció Traumann, quien asesoró al exministro de Hacienda, Henrique Meirelles.