Millones de vacunas, junto con el final de la peligrosa temporada de festividades, están teniendo el efecto que esperaba. Por fin, los casos de covid-19 en Estados Unidos han iniciado lo que parece un descenso terminal.
¿Ya es hora de celebrar? No del todo. Para tener una idea del sufrimiento que esta enfermedad aún no ha infligido sobre la humanidad, tendremos que enfocarnos en otros datos.
Los casos ya no serán un indicador principal confiable, por una serie de razones alentadoras. Por un lado, será menos probable que conduzcan a la muerte, a medida que vacunan a personas mayores y vulnerables. Además, las pruebas son cada vez más convenientes: cuando más personas comiencen a hacerse pruebas en casa antes de viajar o ir a trabajar, se registrarán más casos asintomáticos.
Internaron a Facundo Manes por Covid-19
Lo que importa, entonces, es cómo le está yendo a la gente afectada. Estos son algunos indicadores a tener en cuenta:
- Hospitalizaciones y enfermedades relacionadas. La muerte no es el único resultado negativo para las personas que contraen covid-19. Las personas con casos lo suficientemente graves como para requerir hospitalización también tienen otros problemas de salud a largo plazo. Algunos requieren oxígeno durante meses. Algunos experimentan síntomas, como niebla mental y fatiga severa, que se parecen mucho a una afección llamada POTS o síndrome de taquicardia postural ortostática. Peor aún, parece que incluso los casos leves pueden desencadenar POTS. Me temo que estas consecuencias a largo plazo se convertirán en el foco este verano.
- Suicidios y sobredosis. Ya sea que las personas se contagien o no, el largo período de aislamiento social está afectando su salud mental. La epidemia de los opiáceos parece haber empeorado, y las líneas directas de suicidio han estado más ocupadas. Aún no se han publicado datos oficiales completos sobre las causas de muertes durante la pandemia. Merecerán atención cuando salgan.
- Variantes. Las nuevas variantes del virus pueden ser problemáticas si son más contagiosas, menos contenidas por las vacunas o (lo peor de todo) ambas. Una vez más, las consecuencias para la salud son más importantes que el número de casos. Es por eso que parte de la investigación sobre la variante sudafricana ha sido engañosa: analizó principalmente casos leves en jóvenes, lo que ofrece poca información sobre cómo la variante afectaría a la mayoría de las personas (¿cuál es la tasa de mortalidad?, ¿la prevalencia de problemas de salud a largo plazo?). Por ahora, la mayoría de las vacunas parecen ofrecer una protección bastante buena contra resultados negativos. Pero tendremos que seguir rastreando las variantes y la efectividad de las vacunas contra ellas.
Mientras tanto, además de vacunarse, las personas deberán ser cautelosas. ¿Quién se apunta al uso de doble tapabocas?