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El Grupo de Puebla y la unidad latinoamericana

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Ecuador. El gobierno intentó anclar el bienestar al FMI, una receta que ya fracasó. | AFP

Latinoamérica es un continente desafiante. Frente a su incalculable riqueza cultural, social y material, sin embargo, se han instalado históricamente élites y gobiernos que la han transformado en el continente más desigual, el que menos crece y uno de los más violentos. Hace solo algunos años, una gran parte de Latinoamérica fue administrada, por un breve período, por Gobiernos Progresistas que lograron hacer un giro virtuoso en esta historia de saqueo. Hoy el progresismo compite por encarnar el cambio y derrotar, ahora definitivamente, la desigualdad y la injusticia en el continente, para volver a crecer económicamente, y para repensar la relación de los individuos y colectivos ante el capital y el mercado, y para eso, uno de los resortes fundamentales es el de la unión de los progresismos de los diferentes países que la conforman. El Grupo de Puebla nace como una plataforma que buscará hacer posible esta unión como articulación política para la integración de pueblos, naciones y estados.

Esas experiencias de gobiernos progresistas, que consiguieron reducir significativamente la pobreza y la desigualdad, fueron, sin embargo, perseguidas judicial y comunicacionalmente, y sucumbieron ante poderes fácticos disfrazados de democracia, a través de Golpes de Estado parlamentarios, lawfare y monopolios de empresas de medios de comunicación. Ocurrió entonces que, esos gobiernos progresistas, fueron reemplazados por otros comprometidos con agendas neoliberales y ajustes fiscales ortodoxos que llevaron, en menos de cinco años,  nuevamente, a Latinoamérica a una crisis económica, social, política e institucional, que se ha globalizado por el continente, agudizándose recién en estas últimas semanas, por ejemplo en Ecuador, cuyo gobierno intentó, como si de un déjà vu se tratase, anclar nuevamente el bienestar y el progreso de su pueblo a la austeridad dictada por el FMI.

Por eso debemos peinar a contrapelo y hacer de la soberanía y la unidad los fundamentos de nuestra lucha por la emancipación económica, social y política de los pueblos de Latinoamérica. Necesitamos, de nuevo, una articulación pensante, una articulación convencida, pero, sobre todo, una articulación que esté de lleno en la acción política. Por eso nace el Grupo de Puebla. Un encuentro enfocado en la integración latinoamericana como práctica política, que reúne a personas representantes de la voluntad y audacia progresista de cada país –no de representantes oficiales de partidos u organizaciones– que saben que la justicia social que tarda no es justicia y que actuar pronto por lo tanto no es un lujo, sino una necesidad. Por eso las reuniones son acotadas, estructuradas en debates realizados en los días de un fin de semana, cada pocos meses, y en contextos de horizontalidad y diálogo permanente.

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Y es que el objetivo del Grupo de Puebla es complementar y no reemplazar otras articulaciones políticas y de partidos de la región. Por eso es que se permite albergar matices ideológicos entre sus participantes, al mismo tiempo que mantener una distancia crítica en temas que a su reflexión global le son sensibles. Porque lo que nos une es la convicción de que el cambio es el progresismo, y que la unidad en esa convicción es la que nos hará, de nuevo, despertar juntos para hacer de Latinoamérica un lugar mejor para nuestros pueblos. Porque a las fuerzas reaccionarias les encanta que soñemos. Lo que no quieren es eso, que despertemos.

*Cineasta y licenciado en Filosofía. Ex diputado y ex candidato presidencial. Líder  progresista e integrante del Grupo de Puebla.