“Hay que desratizar y fumigar el Poder Judicial, que está corrompido”, pide el exasperado fiscal Germán Moldes, irritado porque la Cámara Federal rechazó su apelación confirmando el fallo del juez Rafecas, quien originalmente había desestimado la denuncia contra Cristina Kirchner que antes de su muerte hizo el fiscal Nisman. La semana anterior se había publicado una solicitada pidiendo que el juez Rafecas fuera apartado de su cargo por ese mismo fallo, y parte de los firmantes también transmitieron su disgusto frente a la posibilidad de que el Papa recibiera a Rafecas. Este lunes, la jueza Servini de Cubría le dijo a radio Mitre que ahora, con el nuevo gobierno, sí se puede investigar y que ya no caían las principales causas de corrupción en un solo juzgado (por Oyarbide) ni venían operadores del Poder Ejecutivo a golpear la puerta de los juzgados.
Los mismos integrantes del Poder Judicial se contradicen en sus acciones
Sorprende que, frente a las sospechas de trampa en el sorteo de las causas dentro del fuero federal, no hubiera habido una denuncia de la propia Servini de Cubría en su momento. También, que el fiscal Moldes en 2010 no hubiera apelado ante la Cámara Federal permitiendo que se archivaran causas contra el matrimonio Kirchner por negociaciones incompatibles con la función pública y asociación ilícita. Como que haya sido Moldes quien influyera sobre Nisman para no apelar el sobreseimiento de los imputados de la causa AMIA en su momento. O que Nisman no se preocupara con la denuncia de Pepe Eliaschev sobre el pacto de Argentina con Irán a comienzos de 2011, criticando incluso a Eliaschev, para tomarla en serio recién casi cuatro años después, cuando el kirchnerismo estaba en su etapa final, habiendo sido echado de la ex SIDE Stiuso y supusiera que su propio puesto de fiscal estuviera en riesgo.
Lo que tienen en común estos ejemplos es la diferente perspectiva de distintos funcionarios judiciales dependiendo del grado de fortaleza política del gobierno de turno. Cuando el kirchnerismo contaba con el aplauso de la sociedad, no se lo denunciaba ni investigaba de la misma forma que al comprobarse su debilitamiento. Habría que fumigar en la Justicia pero contra la bipolaridad que exhibieron varios fiscales y jueces.
No sólo parte relevante de la Justicia muestra síntomas de bipolaridad. Hasta una de las políticas más valoradas por su ética, como Margarita Stolbizer, revela incongruencias en su alianza con Massa. Hace unos años, ella tuiteaba que “Massa y Scioli no pueden ser solución porque son parte del problema”. “Los de Massa son tan renovadores que antes votaron la Ley Antiterrorista y ahora quieren derogarla. Oportunismo”. “Massa nunca antes hizo una crítica a la falta de políticas nacionales para combatir el narcotráfico, trata de personas y lavado de dinero”. “La tasa de analfabetismo en el Tigre de Massa es la más alta del norte del conurbano” (hay dos más similares sobre cloacas y agua corriente en Tigre). “Massa se acordó tarde de hacerle asco a la corrupción. Boudou y Bossio son los regalitos que él nos dejó en la Anses”. Y la lista de tuits borrados continúa con más ejemplos.
Muy lejos está Stolbizer, por sus tuits, de ser la política que más haya caído en contradicción, el ejemplo en esta columna sobre la Justicia viene a cuento porque Massa la había propuesto en su momento para integrar la Corte Suprema. Y por lo menos tenía razón aquella Stolbizer que le criticaba a Massa su kirchnerismo. Peor es la situación del periodismo que, siendo el primer auxiliar de la Justicia, ha dado muestras de mayor oportunismo que ciertos jueces y fiscales porque no sólo omitió críticas al kirchnerismo y se hizo el distraído sino que lo elogió durante un tiempo muy prolongado. Varios de los periodistas que hoy critican parecen ser inconscientes de lo indecoroso que resultan frente a aquellos colegas con algo de memoria.
Tampoco Cristina Kirchner estaba sola en su bipolaridad mientras gobernaba porque una numerosa mayoría de la sociedad votó por ella dos veces haciéndola triunfar en cada elección por más del doble de votos de quien resultó segundo, cuando ya se sabía quién era Lázaro Báez, entre otros. Muchos de los ciudadanos que dejan mensajes enfervorizados en los programas de los periodistas radiales más anti K pidiendo que vaya presa fueron quienes la votaron.
Lo errático afecta también a políticos y a periodistas que son respetables
Terapia social. Para comenzar a curar esa bipolaridad política tan expandida socialmente, quienes tienen responsabilidad institucional –como jueces, políticos y periodistas– deberían autoprescribirse un poco más de dignidad, moderando el grado de péndulo de sus enconos y dedicando más energía a no volver a repetir su error poniendo tanto foco en los problemas del pasado y tan poco en los del presente. No puede ser que los gobiernos nunca cometan errores importantes al comienzo y sólo se equivoquen gravemente al final de sus mandatos.
Nisman es un muy triste ejemplo para la Justicia del país no sólo por su trágico final, que merece seguir siendo investigado con la mayor dedicación, sino porque su propia actuación como fiscal fue lamentablemente muy imperfecta, siendo él mimo un ejemplo muy representativo de la bipolaridad que mostró y sigue mostrando parte de la Justicia.