COLUMNISTAS
Fenómeno Milei

La curiosidad latina

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Jóvenes. Rozan cotidianamente con la miseria, la droga. Y muchos no han terminado sus estudios. | stehlik

En Costa Rica en el Congreso de Alacop (Asociación Latinoamericana de Consultores Políticos), colegas de los distintos países de la región, presentaron con precisión la situación social y política de sus países. Cuando me tocó el turno de exponer sobre Argentina percibí el sumo interés que generaba la figura de Milei.

Lo conocían, porque de él se hablaba en  todos los medios y redes de América Latina. Los colegas lo veían  como un personaje que había roto todos los moldes. Alguien que, sin antecedentes políticos, se proyectaba como posible futuro  presidente. Claro si ellos estaban sorprendidos por Milei, yo estaba sorprendido del interés que había despertado. En un continente en donde habían ganado Bolsonaro, Boric, Castillo,  Milei no debiera ser sorpresa, pero lo era. Había una vaga noción de que hablaba en nombre de la libertad y suponían que nadie esperaba lo que electoralmente sucedió. Les recordé que en marzo de este mismo año había publicado en PERFIL una columna de opinión titulada: ¿Quién podrá parar a Milei? en donde me sumaba a las observaciones de Eduardo Fidanza sobre el emerger político del candidato. Vale la pena recordar que hablábamos del clima de enojo social que prevalecía y que era posible que la dirigencia política tradicional, los llamados “Casta” no percibieran lo que estaba sucediendo en los hogares de millones de argentinos. Decíamos en ese momento que “no sabíamos si los votos que registramos en las encuestas son simbólicos, un modo de expresar protesta ante la falta de soluciones estructurales o se trataba de que esto va en serio, que conseguiría quien le cuide las boletas y los recursos económicos para solventar una campaña nacional.”  

Electores, entre la aceptación del conflicto y el temor al caos

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Es cierto que habíamos captado el fenómeno y teníamos claro que la fuerza que motorizaba a Milei, eran los jóvenes, los hombres y los electores del interior del país y que quienes expresaban rechazo eran las mujeres, a las únicas que veíamos con potencialidad como para torcer la voluntad de sus hijos y de sus parejas. En nuestro análisis subestimamos varias aspectos. El más importante: la duda sobre si los jóvenes irían a votar. La mitad de ellos decían  estar dispuestos a hacerlo por Milei y lo hicieron. Lo joven siempre fue una fuerza arrolladora en todos los procesos sociales y electorales. No entender qué les sucede es no entender qué le sucede a quienes más comprometidos están con el futuro. Y lo primero que podríamos decir de ellos, es que sienten que en las condiciones actuales todo es frustración. Y el único que les habló de esperanza, de terminar con lo viejo para empezar con algo nuevo fue y es Milei.

La libertad siempre fue un significante atractivo para la juventud, más allá del significado específico que se le dé. Estos no son los jóvenes que cantaban  en los 70. “Patria Sí, Colonia No”, o “El Hospital de Niños El Sheraton Hotel”. Esos eran  hijos del Mayo Francés, del clima de época, del pida lo imposible, de proyectos colectivos y socialmente transformadores, tampoco  son los jóvenes que se ilusionaban con que con la democracia “se come, se educa”.  

Una vergüenza política

Las nuevas generaciones tienen otras dramáticas, son pobres en su mayoría, no pueden insertarse en el mundo del trabajo formal, se rozan cotidianamente con la miseria, la droga, la disolución familiar, y muchos no han terminado sus estudios. No en vano L-Gante convirtió en hit el abecedario. Con solo escuchar sus canciones, sus códigos, su imposibilidad de insertarse en lo social, más allá de su condición de clase, nos daremos cuenta de sus frustraciones en un mundo interconectado, que les genera la contradicción de estar en todos partes y al mismo tiempo, estar siempre estancados en el mismo lugar. Además, no se trata de proyectos colectivos. En su mayoría miran por su destino individual, por sus cosas, por sus frustraciones. Y fueron a votar por un cambio contra la Casta, no por un listado de propuestas. Ni por la dolarización, ni por el voucher escolar ni sanitario.  Difícil entender esas propuestas. Difícil defender la escuela pública actual a la cual muchos abandonan, y muchos solo van a comer.

 A Milei lo ven capaz de llevarlos por otro camino. Si los demás fracasaron, porqué no darle la oportunidad. Además, les habla en sus códigos, por sus canales de conversación. Y no es solo un fenómeno de pobres. En colegios de clase media alta se juramentaron para irle a votar. Y a los que dudábamos que irían a votar, nos demostraron una vez más que cuando la juventud tiene  voluntad de cambio, no hay forma de hacerles cambiar de opinión. En su momento, el Perón del 73, el Alfonsín del 83 y el kirchnerismo los entusiasmó. Los partidos tradicionales debieran preguntarse en qué momento los desilusionaron. ¿Y por qué los ilusiona Peluca?

*Consultor político. Vicepresidente de Alacop.