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Defensor de los Lectores

La repregunta es imprescindible si el entrevistado intenta evadir

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Así, sí. Guadalupe Vázquez, repreguntando, puso freno al intento de Milei de negar que dijo lo que sí dijo. | cedoc

Preguntar, e insistir repreguntando cuando es necesario poner un freno a las reacciones de negación o evasivas del entrevistado es una de las premisas que guían el buen ejercicio del periodismo, aunque con demasiada frecuencia algunos de los profesionales de este oficio evitan cumplirla por falta de formación, falta de información o falta de ética. Tal vez, por las tres carencias al mismo tiempo.

Esto se ha visto con claridad plena tras las elecciones del pasado domingo, y auguran un panorama negativo para la buena información de la ciudadanía. Naturalmente, también para los lectores de PERFIL, que han aprendido bien aquella frase de separar la paja del trigo a la hora de evaluar qué oferta reciben de los medios, en particular la televisión y la radio. Desde el comienzo mismo de la semana poselectoral, fue quedando en evidencia cuál es la línea preferida por algunos medios y periodistas: algunas entrevistas permisivas (por no definir como cómplices) al candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, revelan cuánto apoyo mediático recibirá este en la puja que culminará con la última etapa del proceso, el domingo 19 de noviembre. No es ilícito respaldar a uno u otro candidato (también el de Unión por la Patria, Sergio Massa, cuenta ya con claros respaldos de periodistas y medios afines), pero sí reñido con la ética profesional.

En 2018, el Consultorio Ético de la Fundación Gabo –referente necesario cuando se trata de analizar el rol del periodismo y los periodistas ante situaciones que requieren valoraciones fundadas en preceptos ontológicos universales– expuso algunos conceptos que resulta imprescindible recordar hoy, cuando faltan tres semanas para los comicios: 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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El periodista no es vocero ni informador de un partido, ni del gobierno, ni de un candidato, ni de sus propias preferencias políticas. Informa para todos, por tanto sus materiales informativos deben servir a todos, sean partidarios de cualquier candidato.

Para conservar su credibilidad debe mantener, por tanto, la más convincente imparcialidad.

Una información útil, en este caso, debe enterar a la audiencia sobre programas, ideas, personalidad y antecedentes de los candidatos. Información que ha de estar despojada de sesgos y opiniones, explícitas o implícitas, además de clara y de lenguaje sencillo.

Será igualmente útil una información precisa y autorizada sobre los valores y limitaciones del voto en blanco.

Debe explicársele al receptor quiénes son las fuentes y su relación política con los candidatos.

El rol del periodista y del medio es proporcionar una información completa e independiente que permita a cada lector, oyente o televidente, tomar una decisión electoral a la vez informada y libre.

Vuelvo sobre algo dicho más arriba: preguntar y repreguntar, sobre todo si el entrevistado es reacio a dar respuestas evasivas o cargadas de agresividad ante el periodista. El mejor ejemplo, hasta hoy, es el de la panelista de un programa de LN+ enfrentando a Milei. Sabido es que éste no se anda con chiquitas cuando algo lo incomoda o lo pone contra las cuerdas: pese a su agresividad, la periodista –Guadalupe Vázquez– insistió en su reclamo de respuesta a los dichos del candidato respecto de la presidenta del PRO y excompetidora suya (perdidosa) en las elecciones del domingo. El señor Milei se está acostumbrando (tal vez en exceso), a afirmar que no dijo lo que sí dijo acerca de personas, movimientos políticos o propuestas de sus adversarios. Parece querer enterrar en el olvido los insultos, denuestos, expresiones casi escatológicas pronunciados hace días. No es tarea de los periodistas entrar en complicidad con su intento por mostrarse más racional, menos agresivo, más cercano a la justa lucha en el marco democrático.

No hay que caer en su trampa.