La economía argentina se encuentra, actualmente, en un escenario de tensión crítica, dentro del contexto de una crisis socioeconómica, enmarcado en un proceso político eleccionario. Extrapolando este concepto de la ingeniería en la economía, esta acción de fuerzas opuestas que interactúan, esta tensión sobre la situación económica, es crítica, produce una disrupción, un cambio de fase, una modificación sustancial, que deberá ser tenida en cuenta por la fuerza política que sea electa y asuma la presidencia a partir del mes de diciembre.
Si resultara electo Juntos por el Cambio, no debe aplicar las políticas económicas que mantuvo durante el período presidencial del macrismo, que han resultado en el marco vigente de crisis económica y frente a la cual, coyunturalmente, luego de las PASO, han determinado una serie de medidas de control de cambios, de control de precios, de incremento de la emisión monetaria, que no habían sido utilizadas en los años anteriores. Si resultara electo el Frente de Todos, no debe aplicar las políticas económicas que mantuvo durante el período presidencial del kirchnerismo, en el lapso de 2003-2007, de superávit gemelos, de alto valor de las commodities en el mercado mundial, de expansión de capitales externos, anteriores al colapso financiero de 2008. La tensión crítica de la economía argentina obliga a diseñar políticas y planes macroeconómicos, junto a un conjunto de programas e instrumentos sociales y laborales, tributarios y financieros, totalmente distintos, alternativos, diferentes a los que se han llevado adelante en los últimos diez años.
La Argentina sufre una crisis económica y financiera, laboral y social, que alcanza a todos los distintos sectores sociales, en el contexto de un mercado internacional restrictivo y con fuertes instrumentos proteccionistas externos. Sin embargo, en esta coyuntura, debemos atender también los problemas estructurales que afectan repetida y cíclicamente al conjunto de la sociedad, inevitablemente.
Para ello, se debe mantener una política industrial nacional, dando valor agregado a los bienes exportables, iniciando con la industrialización de materias primas, hasta sustituir importaciones, para mejorar los términos de intercambio. La radicación de capitales multinacionales y de inversiones directas extranjeras permitirá financiar, junto a las divisas de exportaciones primarias, a aquellas importaciones industriales no sustituibles al presente. El desarrollo del proyecto Vaca Muerta abre la posibilidad concreta de captación de inversiones genuinas.
La solución al problema estructural que implica la falta de desarrollo de un importante mercado interno activo deberá ser el estímulo de la demanda agregada, la desdolarización de la economía, la aplicación de programas de empleo y creación de trabajo, la sanción de reformas tributarias tendientes a la equidad fiscal, el control de instrumentos financieros que faciliten la especulación, y del mercado cambiario, hasta lograr el equilibrio y apreciación de la moneda nacional. Los vencimientos de los servicios de deuda externa que pueden afectar sucesivamente el normal desenvolvimiento de la economía argentina deben ser tratados con los acreedores, en un fino intercambio de pareceres y acuerdos, que no vulneren el delicado papel de Argentina en el mercado de capitales mundial, pero que tampoco signifiquen un sensible deterioro de los sectores sociales de nuestra economía.