En su Manual de periodismo (Grijalbo, México, 1986), Vicente Leñero y Carlos Marín escribieron lo siguiente, al abordar la cuestión del vínculo entre la noticia y su valoración, cuya pureza debe estar siempre presente para que el destinatario del artículo (lector, oyente, televidente, usuario de portales noticiosos de internet) sienta que está protegido contra influencias indeseables:
“La valoración que realiza el periodista (reportero, en el original) de los elementos que integran la noticia y el ordenamiento en función de esa valoración llevan implícita una determinada carga ideológica. Así, la simple omisión o postergación de uno de ellos o, por el contrario, el resaltamiento de otro, da al receptor un mensaje con determinado valor político-ideológico. No basta, sin embargo, una correcta identificación y una valoración adecuada (...) para llevar al público un mensaje completo. Al periodista, al reportero, se le exige una visión más amplia, más compleja del fenómeno sobre el que está informando. Se requiere, por ello, una formación integral, que permita la incorporación de otros elementos –antecedentes, relaciones, repercusiones, referencias geográficas, históricas, ambiente político y sociológico– que permiten comprender en toda su importancia y trascendencia los hechos que narran. (...) Sólo así se proporciona al público una información integral…”.
En la página anterior se reproduce una carta enviada por la secretaria de Energía de la Nación, Mariana Matranga. Se queja por lo que entiende una inadecuada administración de datos de su economía personal, parte de un artículo publicado el domingo 12 en la página 11 de PERFIL (“Una funcionaria de Kicillof con muy buen olfato para los negocios”).
Este ombudsman había reparado ya –antes de conocer la queja de la funcionaria– en la incongruencia entre datos incluidos en esa nota y entre la propia nota, el título que la encabeza y la dimensión dada al tema en la sección Política. (cabeza de página a cinco columnas). Iré por partes:
◆ Es regla de oro en el buen oficio periodístico consultar a alguien mencionado en una nota para obtener su testimonio. Si se hizo o intentó, no fue revelado por el autor.
◆ La carga ideológica de la que hablan Leñero y Marín conspiró contra una adecuada valoración de la noticia. Que un funcionario del Estado haya visto crecer su patrimonio de 4,5 millones de pesos a seis millones en un año podría ser motivado por la “suerte” o el “buen olfato” si se analiza ese aumento de manera lineal y sin recurrir a otros datos. Uno de ellos es el origen y la consistencia del patrimonio, su composición y valuación según parámetros reconocidos. Así, el autor de la nota debió haber explicado en su texto que los valores analizados, mayoritariamente activos en dólares (algo razonable considerando que buena parte de la carrera profesional de Matranga se desarrolló en Vancouver, Canadá), están sujetos a normativas del Banco Central para su traducción a pesos. Con ese punto de partida, el redactor pudo cotejar las declaraciones juradas teniendo en consideración que el 31/12/2013 el dólar cotizaba a 6,52 pesos en el mercado oficial y un año más tarde 8,58 pesos, fruto en buena medida de la gran devaluación de comienzos de 2014. La secretaria afirma que no ha hecho inversiones desde que está en la función pública. Esto no fue señalado ni desmentido en la nota.
◆ El segundo párrafo “redondea” el incremento patrimonial en dos millones de pesos, para poco más adelante indicar que pasó de 4,5 millones a 6,1 millones. No es un “redondeo” razonable. Finalmente: 35,5% de aumento patrimonial con activos mayoritariamente en dólares y una cotización que trepó más de 30% no parecen justificar ni título de página ni texto inicial.
Del resto del artículo no haré comentario alguno, salvo que parece responder a información fidedigna.
Requerí a la sección Política una aclaración. Este es el texto del autor de la nota, Mariano Confalonieri: “No se pone bajo un manto de sospecha el origen de sus bienes. Todo lo contrario: se aclara que trabajó en el sector privado en Canadá, que tiene títulos y acciones en empresas internacionales (de los cuales efectivamente vino la ganancia, según ella confirma), y que tiene depósitos en dólares en el exterior. Dice en su carta que no son casi dos millones de pesos lo que ganó, sino 1,5 millones de pesos. En efecto, eso se consigna en el primer párrafo de la nota. Tras afirmar que son “casi” dos millones de pesos, el artículo precisa luego que el monto exacto es de 1,5 millones de pesos. El resto de la nota es una nota política contando a qué sector responde la funcionaria y a qué se dedica”.
Debo señalar que la aclaración no aclara: se cometió un error de valoración y Matranga parece tener razón con su queja. Y los lectores merecen un material periodístico menos sesgado.