Pasamos de decir que las PASO no sirven para nada a que las PASO definan todo. En el medio quedó una brecha de tiempo que hay que gestionar porque los especuladores económicos y políticos no pierden el tiempo. La conferencia de prensa de Mauricio Macri del lunes estuvo mal ejecutada. Antes de salir a escena estudió veinte posibles preguntas que le podían hacer pero estaba tan ofuscado con el resultado del domingo que no pudo dejar de ser consecuente con lo que piensa en función de mostrarse empático con las exigencias del electorado. A pesar de las disculpas y las medidas anunciadas el miércoles, este hecho traerá consecuencias políticas y económicas. En octubre se juega en serio por posiciones ejecutivas, legislativas y municipales. Estando ya 15 puntos abajo y perdiendo por más en octubre puede generar un desequilibrio de poder muy peligroso para el sistema político. Pensemos, por ejemplo, en la conformación del Consejo de la Magistratura, organismo que enjuicia y nombra jueces y fiscales. No es solo una cuestión electoral cómo uno comunica sino de responsabilidad política.
Alberto Fernández también tiene que moderar su discurso. El punto de inflexión de la campaña fue lograr colar la débil situación económica del país en el debate electoral diciendo que iba a recortar las tasas de las Leliq para recomponerles el ingreso a los jubilados. Después envió a su emisario económico, Matías Kulfas, a aclarar que se iban a pagar todas las deudas. Con los resultados del último domingo, los mercados reaccionan porque recortar tasas es disminuirles el retorno a los inversores que adquieren esos activos. Además, la propuesta carece de racionalidad, la tasa se determina en función de dejar constante la cantidad de dinero para no hacer explotar la emisión monetaria y llegar a una híper.
Tenemos un virtual pato rengo como presidente en funciones y un candidato a presidente ganador sin ser electo. El peor de los mundos. Los incentivos a pactar sobre cómo se va transitar estos cuatro meses no existen. El actual gobierno cree que si puede inyectar pánico vía reacciones del mercado en vistas a un futuro gobierno kirchnerista va a lograr los votos que le faltan para octubre. Por su parte, al Frente de Todos le conviene la devaluación en tiempos del gobierno de Cambiemos porque después puede resurgir desde una línea base competitiva y echarle la culpa de todos los males a Macri.
Entonces, ¿cuál es el posible escenario hasta octubre si no llega a haber algún tipo de pacto? Una de las acciones que podemos llegar a ver es que Fernández presente un equipo económico con reputación orientada al mercado, que exprese su plataforma de gobierno y envíe a algún emisario a hablar con el FMI tras bambalinas.
Macri, después de endilgar la devaluación inicial para generar el pánico anti K, utilizará las reservas para controlar el tipo de cambio y buscará apoyos a nivel internacional. La utilización de reservas generará alerta en las huestes del Frente de Todos porque, a pesar de sus mensajes de un futuro hedonista, los primeros tiempos de su virtual gobierno serán durísimos en términos financieros y económicos. Los vencimientos de deuda impondrán los márgenes de maniobra. El peor escenario es dejar de renovar Letes e ir al default y a una transición desordenada.
Cambiemos, a diferencia de 2015, tiene problemas en la fiscalización de algunos distritos. Las fiscalizaciones se hacen con militantes, no con voluntarios. El militante mata por un voto. El militante no es un empleado, es un militante. Si no se corrige este aspecto, las irregularidades van a seguir ocurriendo. Consecuencias de no haber cuidado bien a la militancia.
*Politólogo.