La semana pasada en nuestra columna habíamos previsto que el oficialismo pediría el juicio político a la Corte y sucedió. Nuestra previsión no viene de información clasificada, ni de espías, ni de informantes clave. Simplemente es fruto del análisis. Pura lógica deductiva. También preveíamos que no faltaría quien pudiera pedirle jucio político al Presidente, veremos.
Producido el pedido de juicio a la Corte emergen muchas preguntas. ¿Esto cómo sigue? ¿A quién le sirve? ¿Qué consecuencias tendrá dentro de Juntos? ¿En qué medida se fortalecen Alberto Fernández, Cristina y el Frente de Todos? Mucho para analizar.
El actual no es como el momento en que por cadena nacional Néstor Kirchner le pidió la renuncia a la Corte menemista. Alberto no puede lograr eso. Néstor tenía la gracia de lo nuevo, acababa de asumir y la mayoría de la dirigencia –oficialistas y opositores– apuntaba a una Corte que se consideraba adicta a Menem, al cual se le atribuían todos los males desde la corrupción, la desocupación y la privatización del Estado.
En sentido contrario, este gobierno de Alberto está terminando y, en medio de la grieta, todos acusan al otro de fracasados, corruptos, peor gobierno de la historia, etc. El juicio político avanzará en la comisión de Diputados pero no en el pleno. Mientras tanto la tensión política e institucional se incrementará. Ya el gobernador de La Rioja declaró que no acatará ningún fallo de la Corte y algo similar dijo Zamora, de Santiago del Estero.
Luego de que Cristina fuera declarada culpable y que el fallo de la Corte beneficiara a Larreta, lo que siguió fueron golpes para la oposición. Patricia Bulllrich debió correr a Milman de la jefatura de su campaña, empañado por contratos y relaciones empresariales cuestionadas. D’Alessandro, luego del escándalo de Lago Escondido, debió dar la cara y se vio obligado a salir de escena. Golpe para Larreta. Golpe político para los dos principales pretendientes del PRO a la presidencia, mientras Milei sonríe, Macri observa y los radicales se preguntan si no es su oportunidad.
Inflación y competitividad electoral
Es controvertido que una causa judicial pueda ser válida a través de chats conseguidos de modo non sancto, pero Bonadio lo hizo así que debemos esperar el desenlace en lo jurídico de estos chats. Ahí quienes dicen que con solo confrontar las acciones con lo que indican los chats podría armarse una causa judicial. Pero finalmente el problemas es saber qué hay de verdad de lo que trascendió. Porque es muy grave si se comprobara que un vocero del presidente de la Corte le diera letra a un opositor del gobierno nacional para conseguir un fallo a favor. Así como es grave que quienes basan su campaña en la transparencia de la gestión, mezclaran lo público con negocios privados regados con sobres de dólares.
Claro que toda esta discusión se dará en los medios, en donde unos dirán que se trata de una mafia constituida por la Corte, Clarín y la oposición, y otros de una mafia antirepublicana manejada por el kirchnerismo. En el medio están las sospechas de si el hackeo proviene de la AFI, de organismos paralelos a la AFI, de la interna del PRO o de jugadores que intentan sacar provecho de la situación. Depende de qué lado de la grieta se esté, vendrá la respuesta.
Dentro del oficialismo, el Presidente toma la iniciativa judicial a un impulso que ya habían dado fuertemente Capitanich y Zamora, acompañados por Kicillof. Como suponíamos, solo un sector de gobernadores acompañaron. Sabemos que raramente Perotti y menos Schiaretti acompañan iniciativas del Ejecutivo. Pero los casos de Uñac y Bordet al no firmar son los más notorios.
Doble y triple lectura entonces sobre las acciones de Alberto. Unos dijeron “fracaso del Presidente que no logra consolidar su frente interno”, otros “éxito parcial, estuvo la mayoría”, y otros hablan de “consolidación porque retoma la iniciativa política”.
Ante la ofensiva, la Corte también tiene sus problemas. Sus próximos fallos sobre temas vinculados al Ejecutivo o a las provincias necesariamente van a ser leídos en clave política. Ya no solo si se entiende que los mismos favorecen a Juntos o al PJ también si dentro del oficialismo favorece o desfavorece a quienes firmaron o no el pedido de juicio político. Nombramos a Uñac, Manzur y Bordet y los tres están involucrados en fallos futuros. En especial en los dos primeros casos, tanto el gobernador de San Juan que no firmó y busca su reelección, como Manzur que se postula como vicegobernador de Tucumán que sí firmó, tienen su futuro inmediato vinculado a que la Corte no les falle en contra. ¿La sentencia será en el mismo sentido en ambos casos o dependerá de si firmaron o no firmaron? Hay que seguirlo con atención. Los casos, si bien responden a interpretación de constituciones locales, en el fondo son legalmente muy similares. En el caso del Jefe de Gabinete, ya obtuvo el ok de la Corte de su provincia, pero quien lo cuestiona es el intendente capitalino Alfaro, hombre de Larreta.
Como vemos, todo termina en los mismos actores. Mientras Alberto intenta avanzar, Massa continúa en su búsqueda de ordenar la economía y bajar la inflación, única carta que tiene el oficialismo para ser realmente competitivo en lo electoral. Pero una cosa es lo que sucede en lo político y otra en la opinión pública. Ésta mira de costado, ajena a estos conflictos político-institucionales. Los precios y los salarios son su gran tema cotidiano. En lo demás se quieren distraer.
Si miramos un poquito las tendencias de búsqueda de las redes, veremos que excepto en Twitter –lugar preferido de los políticos– es poco lo que se habla de los chats y de la Corte. Por el contrario, las búsquedas están puestas en lo que sucede en Gran Hermano, el juicio por el asesinato de Báez Sosa en Villa Gesell, en cómo les va a los jugadores de la Selección en su vuelta a Europa. Para el gran público, ¿qué noticia nueva es que políticos, funcionarios, empresarios y jueces tengan estrechas relaciones entre sí y se culpen entre ellos?
*Consultor y analista político.