El consultor político Cristian Buttié analiza el resultado de las Legislativas del domingo y explica por qué la elección se “nacionalizó” en la dicotomía Milei sí / Milei no, cómo impactó el “voto útil” y qué horizonte ve para Provincias Unidas, Schiaretti y el Gobierno nacional.
Entrevistado en Punto a Punto Radio, 90.7, Buttié sostiene que en Córdoba las intermedias históricamente le son adversas al peronismo provincial cuando la discusión se ordena por la agenda nacional; y detalla la metodología con la que acertó el pronóstico en la provincia.
Claves de la elección en Córdoba
— ¿Cuál es tu primer análisis de lo que pasó en Córdoba el domingo?
— A ver, leyendo la historia de Córdoba y lo que pasa siempre en las intermedias, no es muy distinto. Al peronismo de Córdoba le va mal en las intermedias, no porque mida mal, sino porque no es parte de la discusión nacional. Si repasás, en 2013 gana Schiaretti con 26 puntos; en 2017, Alejandra Vigo saca 30, pero pierde por 18 con Baldassi, que saca 48; y en 2021, con Schiaretti en 70% de aprobación, Vigo ronda 24–25 y Juez saca 54. Cuando la intermedia se nacionaliza, es muy difícil para el peronismo cordobés. Se nacionalizó fuerte después de Buenos Aires y los 14 puntos. Al definirse a favor o en contra del “Milei sí / Milei no”, el voto útil lo tracciona a Roca, que llegó con 80% de desconocimiento. No me sorprendía tanto: en 2021 en Córdoba me fue bien con la metodología, también en Buenos Aires y otros lugares. Entonces, ¿por qué la cambiaría?
— En Córdoba se dio ese caso atípico con Roca. ¿Hay antecedentes?
— No, la verdad que no. Pero era el candidato de Milei. Era desconocido, sí, pero estaba en la escudería del mayor caballo electoral.
Provincias Unidas hacia 2027
— ¿Qué futuro le ves a Provincias Unidas después de esta elección?
— Provincias Unidas queda débil, pero no hay que caerle con todo. Era difícil proyectar un escenario de tercios o de 15 puntos. La elección se polarizó entre Milei sí y Milei no, y la gente busca los originales. Creo que Provincias Unidas es un experimento adelantado a su tiempo; habría que ver si en 2027, con otro contexto, logra sumar a un gran segmento del peronismo y a ex Juntos por el Cambio que no se identifiquen con Milei. Además, después del discurso del 26 a la noche, veo a un Milei más moderado y aperturista. Ojo con creer que con 41 puntos puede hacer lo mismo y más rápido: necesita a todos adentro —a Macri, a los gobernadores— porque eso garantiza gobernabilidad y es lo que Estados Unidos necesita para seguir apoyando.
— ¿Cómo ves a Juan Schiaretti en perspectiva nacional?
— No con la misma fuerza de 2023 ni de esta discusión, pero Schiaretti puede aportar experiencia de gobernabilidad. Tiene que venir a Buenos Aires; es condición sine qua non para explicar la otra Argentina posible, ojalá en sintonía con Milei, que hoy representa a los argentinos. Desde Córdoba es difícil: “las sierras son muy altas, nada entra y nada sale”. Le pasó a De la Sota en 2015. Hay que “exportar” el modelo del interior productivo: la Argentina que genera riqueza. Pueden hablar de eso Schiaretti, Pullaro, Llaryora, Nacho Torres y otros.
Gobernabilidad y el rol de Milei
— ¿Imaginás un Gobierno nacional que baje el tono hacia los propios y abra el juego a gobernadores y sectores del PRO que quedaron huérfanos?
— Sí, porque gobernar no es mandar, gobernar es persuadir. Yo escucho a todos y trato de ser objetivo. A un gobernador no le podés decir “no te doy ATN y listo”. Busquemos créditos internacionales, inversiones, ayudas específicas sin comprometer el presupuesto nacional. Eso es persuadir, no descalificar. De otro modo, te “gastás” la elección de Buenos Aires.
— Si el mapa se “pinta de violeta”, ¿la economía va bien? La situación viene siendo angustiante.
— El Gobierno está en una bisagra: o está en su “2017” (sabiendo lo que pasó en 2018) o construye gobernabilidad transversal con un proyecto futuro, reglas claras y el auspicio de Estados Unidos. Hay mucho para construir y crecer. Si siguen las recetas de los primeros dos años, el futuro no es bueno.
Por qué acertó el pronóstico
— Muchos analistas se equivocaron y vos acertaste. ¿Por qué?
— Yo no veía con buenos ojos ir con Roca per se; no tengo nada contra él, me parece una excelente persona, lo mismo en Santa Fe con Pellegrini. Pero estaba claro que venía una ola tras la elección en CABA y se pensaba “pintar de violeta” el país. Tuvieron un golpe de suerte con Buenos Aires: esa elección despertó el anti-kirchnerismo; si no, hoy sería otro cantar. Si no desdoblaban, el peronismo bonaerense tenía dos balas de plata que ahora no tuvo: el factor sorpresa y el aparato de los intendentes. En septiembre hubo 14 puntos por una tormenta perfecta para LLA —malos candidatos, dejaste afuera gente del interior, subestimaste al rival pensando que la boleta violeta le ganaba a cualquiera—. En octubre pasó lo inverso: se perdió el empuje de intendentes, el factor sorpresa y se despertó el anti-kirchnerismo. Además, hubo desprendimientos como el de Fernando Gray. Es imposible financiar y movilizar dos veces ese operativo: ya habían “gastado” la bala en septiembre para sus consejos deliberantes.
— Con relación a la metodología, ¿cómo hiciste para acertar cuando otras encuestas marcaban empate?
— Usamos una metodología online. Ayuda a desmitificar que lo presencial sea garantía de efectividad: ahí tenés sesgos, no llegás al segmento socioeconómico alto, no entrás a countries ni a algunos edificios. Hay que proyectar bien, representar la muestra y ser honesto. Y es todo lo que puedo contar; no voy a revelar la “receta de la Coca”.