La sustracción de la Toyota Hilux SW4 del fiscal federal Maximiliano Hairabedián, ocurrida la semana pasada en Córdoba, volvió a exponer un fenómeno que crece en silencio: los Toyota —principalmente Hilux, SW4 y Corolla— son hoy el botín más buscado por las bandas dedicadas al robo automotor. El caso del fiscal, cuya camioneta tiene alarma pero no un sistema de corta corriente ni geolocalización, volvió a encender alarmas dentro de la Policía provincial.
Según cifras del Departamento de Sustracción de Automotores, en Córdoba se roban entre cinco y siete camionetas Toyota por mes, lo que representa alrededor de un cuarto de todos los vehículos sustraídos. En Buenos Aires, el promedio mensual llega a 15.
En la búsqueda del vehículo de Hairabedián, la Policía halló dos SW4 cuya sustracción había sido denunciada meses atrás. La sospecha sobre el auto del fiscal es que está guardado en alguna cochera, no la mueven para no ser detectados.
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Los códigos de Toyota son globales y por eso son más vulnerables
El comisario Juan Bevilacqua, jefe del Departamento Automotores y especialista en intervenciones con inhibidores, explica una parte central del problema: la marca utiliza códigos globales y genéricos en sus sistemas de apertura y arranque.
“Toyota fabrica para Japón, donde la delincuencia es mínima. Esos códigos globales allá no son un problema; acá sí”, afirmó. Y agregó: “Todo vehículo es vulnerable si no se activa un sistema complementario. Pero en Toyota, por cómo están configurados sus códigos, la ventana de vulnerabilidad es mayor”.
Bevilacqua detalló que los delincuentes utilizan tres herramientas principales:
- Inhibidores, que bloquean la señal para que el vehículo no cierre.
- Dispositivos tipo Pandora, que pueden cargarse con los códigos del auto mediante software especializado.
- Flipper Zero: un aparato que copia señales a 50 metros de distancia.
Flipper Zero: el dispositivo que “hace creer al auto que el delincuente es su dueño”
El comisario describe el Flipper Zero como “casi imposible de detectar” para un usuario común. Puede copiar la señal de cierre a más de 50 metros, sin que el propietario perciba nada.

Actúa como si el delincuente fuera el dueño del auto. Si alguien está cerca con el Flipper, va a copiar la señal y después podrá abrir el vehículo sin que nadie advierta que no lo es.
El dispositivo fue creado inicialmente para investigadores de ciberseguridad de Estados Unidos, pero terminó masificándose. “En Argentina está instalado; en Chile ni lo conocen todavía”, dijo Bevilacqua.
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Un mercado negro que opera dentro del país
Aunque históricamente se sospechó que este tipo de camionetas terminaban en Bolivia o Paraguay, la experiencia reciente en Córdoba muestra otra cosa.
“Las bandas que desbaratamos las vendían dentro del país, no afuera. Las llevan a Santiago del Estero, Tucumán, San Juan, La Rioja o Salta. Lo que vale $70 millones, acá lo venden a $20 millones y lo usan hasta que los controlan”, precisó el comisario.
A diferencia de otros circuitos de robo automotor, las Hilux y SW4 no se desarman: se revenden completas, con documentación falsa o “gemeleadas”. Eso también explica por qué Córdoba es más un territorio de extracción que de ingreso.
“En Córdoba no entran autos robados: salen. La Policía está muy capacitada para detectar vehículos truchos por sellos, grabados y normas técnicas. Por eso los sacan rápido hacia otras provincias”, señaló.
El ladrón tipo: un engranaje de varias especialidades
Bevilacqua describe un perfil delictivo complejo y distribución de roles: “Son eslabones. Hay ingenieros que dominan la informática y la electrónica, otros miembros que ‘enfrían’ el auto, otro que lo compra y lo revende. Donde hay demanda, hay oferta”.
El departamento a su cargo trabaja con un “mapa de calor” que identifica zonas y operadores específicos. “Sabemos quiénes actúan y cómo. Estamos yendo por buen camino”, aseguró, en relación a la búsqueda de la camioneta SUV del fiscal Hairabedián.
Recomendaciones: volver a lo mecánico
La vulnerabilidad de los sistemas digitales llevó a la Policía a insistir con medidas clásicas:
- Traba volante.
- Traba pedal.
- Corta corriente en un lugar difícil de detectar.
- Incluso una cadena: “Un metro de cadena entre el volante y el asiento ya es una complicación”, dijo el comisario.
“El objetivo es simple: evitar que se metan en el auto. Una vez que lo logran, los sistemas electrónicos se vuelven difíciles de frenar”, advirtió.
Toyota —según adelantó Bevilacqua— está incorporando nuevos sistemas informáticos y de geolocalización para sus modelos 2026 y 2027, con baterías autónomas y envío satelital de la posición del vehículo incluso apagado.
Un fenómeno en crecimiento, pero dentro de valores “normales”
En la comparación histórica, Bevilacqua asegura que la provincia “no está desbordada”, aunque reconoce que el robo de camionetas Toyota se profundizó. Otros modelos de la marca muy sustraídos son los Corolla, por su masividad.
La recomendación final del jefe policial es reforzar la conciencia del usuario: “En el centro, en los colegios o en los shoppings la gente se baja rápido. A los 20 metros el auto ya envió la señal. Y si alguien la capturó, ya está”, explicó.