Andá, explicale a este grupo de hinchas que festejan por la 9 de Julio de Lanús que Boca no jugó bien, que no llegó nunca, que no merecía pasar esta semifinal. Andá, explicale a ese pibe que camina por Pavón al borde de las lágrimas que Racing fue protagonista, que la eliminación no fue justa, que los penales son una lotería. Nada de eso importa demasiado, por lo menos ahora, que el Xeneize eliminó a la Academia por penales y llegó a la final de la Copa de la Liga Profesional.
Racing jugó a lo Racing. Propuso la misma fórmula que lo llevó hasta las semifinales. Fue protagonista a partir de la tenencia de la pelota y la búsqueda colectiva. Le falto eficacia, falló en la definición y sumó una frustración que no refleja lo que ocurrió en el estadio de Lanús.
Boca jugó a lo Boca, pero peor. Sin ideas, sin siquiera poner voluntad para arrimar al arco del Chila Gómez, apostó a la propuesta individual como único recurso. Y no funcionó. Hay dos datos que reflejan lo que fue Boca: el primer tiro de esquina a favor lo tuvo a los 23 minutos del segundo tiempo y en todo el partido sólo pateó una vez al arco. Una miseria para un equipo con pretensión de finalista.
Las veces que Racing llegó a posición de gol son innumerables. Alcaraz, Copetti, Chancalay, los de camiseta celeste y blanca a bastones verticales se turnaban para tener su chance. Y todos también se lamentaban por desperdiciarla. Fue el típico partido en que un equipo que se salva sistemáticamente tiene una situación clara y factura. Pero Boca no tuvo ni eso. Literal: ni una situación clara.
Hay una vieja frase que lo explica: los partidos no se merecen. Y si bien en este Racing-Boca no hubo ganador en los 90 minutos, en los penales apareció ese estigma que el xeneize conoce tan bien.
Los penales tuvieron, como debe ser, una cuota importante de adrenalina. Boca lo tuvo cuando a Salvio le tocó patear el quinto penal, pero el Chila Gómez se lo atajó con la punta del botín. Siguió la serie, hasta que Insúa erró y la definición quedó bajo la responsabilidad del juvenil Alan Varela. No falló. Y así Boca festeja que llegó a otra final. ¿Lo mereció? Esa discusión es para otro momento.
El héroe. El arquero de Boca, Agustín Rossi, comentó: “Conseguir un nuevo título, dárselo a la gente, por nosotros. Estamos muy felices con esto”, y agregó que “más allá de la elección, creo que los chicos tuvieron un gran partido y patearon como tenían que patear en la tanda”.
“En las definiciones de penales, tratamos de hablar siempre lo mismo. Ellos me dan la confianza para atajar. Tuvimos justo la mala suerte que la de Toto con la punta del pie se la atajan y tuvimos que seguir pateando”, añadió.
Y contó el consejo que le dio a Varela antes de que el pibe pateara el último penal: “Le comenté que el arquero de Racing se estaba jugando mucho en los penales anteriores. Vos miralo, le sugerí. Y tuvo la suerte que pudo definir la serie y estamos muy contentos por él”.