Las cosas importantes, en cualquier ámbito, requieren de planificación, tiempo, seriedad, y tenemos una tendencia a atar todo con alambre, a improvisar. En el “decir” popular, siempre, los que no fueron convocados o no jugaron hubiesen jugado mejor. Centrar la responsabilidad en un error o individualizar jugadores responsables es realizar un análisis reduccionista. Si bien los jugadores son protagonistas del juego, la sensación que brindaron en el partido ante Croacia es que lo sufren y lo padecen, se los vio perdidos, ausentes, impotentes. Se parecían a un grupo y no a un equipo. Lo cierto es que la Selección Argentina, desde hace años, con sus problemas dirigenciales y el gran desfile de técnicos, encaró el torneo sin saber qué hacer ni cómo hacerlo. El deportista necesita saber qué tiene que hacer, tener una idea de juego; el juego necesita de un orden, una estructura, un sistema; los jugadores requieren de un mensaje claro, de sabiduría y confianza por parte del entrenador, tener metas y objetivos claros y una comunicación eficaz. Necesitan que el entrenador transmita confianza a partir de saber qué pretende y cómo llevarlo a la práctica.
No se puede subestimar el factor mental: saber manejar la presión, la ansiedad, la frustración, saber manejar las emociones, como superar las adversidades que puedan surgir, entre otras variables, y no trabajar estos aspectos es dar ventaja y no aprovechar un recurso cuyo aporte se emparenta con el físico, lo técnico y táctico.
Un Mundial representa la cita máxima de la alta competencia, y no perdona errores ni improvisaciones. Y, para ello, saber qué sucede en la mente de cada jugador es clave.
La competencia es irrepetible: ése partido solo se da una vez; es impredecible, no sabemos qué puede ocurrir. Es por ello que se necesita planificación, funcionamiento, trabajar sobre los detalles psicológicos, cómo afrontar las adversidades, cómo ejercer autocontrol emocional y cómo estar preparado para lo inesperado. Y es también evaluativa: sacamos conclusiones de cada momento y situación para aprender, crecer y mejorar.
¿Qué se puede hacer de acá al martes? Prefiero no responder esa pregunta, ya que caería sobre algo que nos condujo hasta aquí: emparchar, apagar incendios. Ahora, hay que esperar que culmine la participación argentina, hasta donde logre llegar en el Mundial y, a partir de allí, comenzar, seria y profesionalmente, con una revisión profunda y con un plan que involucre las áreas correspondientes y el tiempo necesario que necesita cualquier proyecto importante.
*Psicólogo especializado en Deportes y autor del libro La Cabeza del Campeón.