“La menstruación entró definitivamente en el debate público. Pobreza, desigualdad, educación, salud, derechos, trabajo, autonomía económica, cultura. Todo eso abordamos en los debates de gestión menstrual”, escribió el viernes 28 en su cuenta de Twitter Mercedes D’Alessandro, la directora de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, junto con una foto del Congreso Nacional iluminado de rojo.
El motivo del posteo era visibilizar, el Día de la Salud Menstrual, una de las políticas que se impulsan desde esa cartera, pero atravesada por el trabajo de campañas como MenstruAcción, que nació en 2017 para que, justamente, el Estado reconozca los productos de gestión menstrual como artículos de primera necesidad y los distribuya en forma gratuita, algo que ya sucede en algunos países -Escocia fue el primero-, y se implementó, desde marzo, en escuelas en Chile.
El informe ‘Igualdad de género y gestión menstrual sostenible’, que se presentó en la Casa Rosada hace dos semanas, “permite avanzar en reducir las desigualdades generadas por las barreras económicas en el acceso de productos de gestión menstrual, que tienen implicancias en la salud, la educación y el trabajo”, dijeron las responsables de su presentación.
En el diagnóstico presentado, se sostiene que la crisis generada por la pandemia reforzó las desigualdades económicas preexistentes y tuvo un impacto asimétrico sobre los/as trabajadores/as informales, las mujeres y los/as jóvenes, que perdieron empleos e ingresos.
En este sentido, en la Argentina, la mitad de quienes no consiguen empleo son jóvenes de hasta 29 años, y son las mujeres en esta franja etaria las que tienen mayores niveles de desempleo. Por este motivo, la pobreza está feminizada.
De acuerdo al informe, la gestión de la menstruación y el costo de menstruar genera mayores desigualdades que afectan especialmente a las mujeres más pobres. El costo de menstruar implica pagar anualmente desde $ 3.228 (toallitas higiénicas) hasta $ 4.327 (tampones). Así, el costo anual equivale al 44% de una Canasta Básica Alimentaria (CBA diciembre 2020: $ 7.340) o al 87% del monto de una Asignación Universal por Hijo/a (AUH diciembre 2020: $ 3.717).
En los niveles más bajos, tienen ingresos de $ 4.021 mensuales. Es decir que, para un hogar pobre, con dos mujeres que menstrúan y un único ingreso, el gasto anual equivale a un mes y medio de ingresos. “Menstruar representa un costo extra e inevitable. En este marco, medidas como la inclusión de los tampones y toallitas en la canasta de Precios Cuidados tienen un impacto sustancial a la hora de disminuir el costo de menstruar”, agrega el estudio.
D’Alessandro afirmó que “no podemos seguir escondiendo la menstruación como nos enseñaron a hacerlo toda la vida al traficar tampones y toallitas a escondidas como si fueran una bomba atómica. Hay que romper el tabú, tenemos que sentirnos libres porque esto también es educación sexual integral; es salud, trabajo y seguridad”.