ECONOMIA
a proposito de cereales o caa de azucar

Sector de biocombustibles, en alerta por antinomia ‘alimento vs. energía’

Un representante de la cámara de productores del complemento para naftas dice que no debe discriminarse por el origen de la materia prima.

Industrias. En la actualidad, existen en el país 14 destilerías de bioetanol, nueve en base a caña de azúcar y cinco en base a cereales.
| Cedoc Perfil

Ante algunas manifestaciones exteriorizadas en medios de prensa del país en los últimos tiempos, en el sentido de que es más sustentable en Argentina la producción de bioetanol de cereales respecto de la producción de bioetanol de caña de azúcar, plantear semejante afirmación ante la opinión pública lleva a su confusión y representa un error. La Argentina puede y debe transformar materias primas agrícolas en bioetanol como lo está haciendo, sean éstas provenientes de caña de azúcar, de maíz o de otras fuentes.
Para ello, las leyes 26.093 y 26.334, el DR 109/07 y otras normas complementarias nacionales y provinciales establecieron un marco regulatorio, destinado a la promoción de la producción, comercialización y uso sustentable de los biocombustibles en general y del bioetanol en particular.
Así como la transformación de cereales en bioetanol puede ser estratégica para algunas regiones del país, la transformación de jugo o melazas de caña de azúcar en bioetanol resulta estratégica para el noroeste de Argentina. Actualmente, funcionan en nuestro país catorce destilerías de bioetanol, nueve que transforman jugo y/o melaza de caña de azúcar (radicadas en el noroeste de la Argentina) y cinco que transforman cereales, principalmente maíz (radicadas en las provincias de Santa Fe, Córdoba y San Luis).
Su producción se destina a atender la demanda de las compañías petroleras, que efectúan el corte obligatorio en cumplimiento de la Ley 26.093.
Para que esto sea posible, el gobierno nacional estableció el Programa Nacional de Biocombustibles y el sector privado realizó inversiones del orden de US$ 800 millones. Incluso, toda vez que el Programa Nacional de Biocombustibles asegure reglas de juego estables y mejoren las condiciones de financiamiento a largo plazo, se realizarán nuevas e importantes inversiones.
No resulta lógico plantear el dilema “alimentos vs. energía” para atacar la producción de bioetanol de cereales, toda vez que entre otros aspectos a considerar, hay que destacar que la producción de alimentos es altamente dependiente de la producción de energía, que al producirse aquel biocombustible también se contribuye a la producción de alimentos vía la producción de granos con solubles destilados y que el precio de los cereales tiene una bajísima incidencia en el precio final de los alimentos en góndola.
A la vez, la Argentina tiene importantes excedentes que le permiten producir alimentos y biocombustibles. En el mismo sentido, no es bueno para el desarrollo de los biocombustibles en la Argentina discriminar su precio en función de la fuente de materia prima involucrada, como hace poco tiempo lo hizo la Resolución 44/2014 de la Secretaría de Energía de la Nación.
Es bueno para el país producir bioetanol de caña de azúcar y de cereales, desarrollar nuevas materias primas y establecer reglas de juego estables en el tiempo, que favorezcan un alto uso de la capacidad instalada y una mayor inversión en el país. Uno de los pilares que fundamentan el éxito de la industria de biocombustibles es el hecho de trabajar en una asociación público-privada para maximizar la eficiencia, dejando a un lado las discusiones cortoplacistas.

*Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.

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