El periodismo –y los periodistas– ocupó un lugar polémico e importante en la discusión política del fin del ciclo kirchnerista. Con el cambio del gobierno y, al igual que lo que pasó en toda la sociedad, también es hora de un replanteo. Este fue el tema de la mesa redonda que, convocada por PERFIL, se realizó el jueves 28 en la Feria del Libro.
Allí Reynaldo Sietecase, Maximiliano Montenegro, Ernesto Tenembaum, Romina Manguel y Luciana Geuna debatieron sobre el nuevo cuadro de situación y cuáles son los ejes del nuevo escenario.
Hablar del periodismo en la era post-K implica partir de varios supuestos. El primero de ellos consiste en suponer que hay una “era K”, que evidentemente debería haber tenido una influencia grande en el periodismo. Lo segundo es que hay mucho interés –como demostró la convocatoria realizada por PERFIL en la Feria del Libro– en conocer las realidades de quienes ejercen el periodismo y por qué hay una sensación generalizada de que aparentemente es muy importante.
Hay gente que cree que alguien ganó la elección o la perdió por tal o cual medio, o tal o cual periodista. Hay gente que cree que el clima se modifica de una manera –el clima social– muy grande, y por eso es interesante conocer de primera mano la opinión de ellos.
Reynaldo Sietecase trabaja en el noticiero de Canal 11, en Telefe, y tiene su programa radial en Vorterix; Luciana Geuna trabaja en Lalo por hecho, y a la vez también está en Telenoche; Romina Manguel está en Radio Nacional y escribe para La Nación. Maxi Montenegro está en este momento en Canal 26 y tiene su espacio en Radio Latina. Y Ernesto Tenembaum está en Radio Con Vos, escribe en la revista Veintitrés, para El País de Madrid, y para el diario El Cronista Comercial.
Cada uno de ellos habló brevemente al público que asistió al encuentro, y luego hubo un momento de debate y reflexión que demostró, una vez más, que la práctica periodística –y la ética de cada uno de los profesionales que nos dedicamos a ella– está vista con particular atención por toda la sociedad.
Reynaldo sietecase. “El PRO se benefició de los errores K.”
Es difícil pensar en qué es el poskirchnerismo. La verdad es que no lo sé. Todavía no sabemos si hay kirchnerismo. No sé qué sobrevida tendrá el kirchnerismo, no lo tengo todavía muy claro, ¿no?
La irrupción de Cristina Kirchner frente a Tribunales hace que todavía ésta sea una incógnita muy fuerte, ¿no? Saber si el kirchnerismo va a ser un factor protagónico en los próximos años o no. Depende mucho –ya es una valoración política y no periodística– de Mauricio Macri. Como en su momento Macri dependía de Cristina Kirchner; de hecho, creo que en gran medida el triunfo de Macri tiene que ver con los errores de Cristina Kirchner en los últimos años –los errores políticos–; creo que en este momento, de alguna manera, o en gran medida, la sobrevida del kirchnerismo como movimiento tiene bastante que ver con cómo le vaya a Macri, ¿no?, en su presidencia, y también en cuanto a sus aciertos o errores políticos. Pero, volviendo al punto de qué es el periodismo, tengo una visión muy crítica de cómo se está ejerciendo la profesión. No es nueva esta visión, los que me escucharon en algún momento, o los que han leído lo que escribí sobre este tema, quizás lo sepan.
Fundamentalmente a partir del conflicto con el campo en 2008 y del lanzamiento de la Ley de Medios como proyecto primero y como ley después sancionada, a mí me parece que se generó una situación muy particular en el país que hizo fundamentalmente que dejara de ser importante la verdad, que dejara de ser importante que un hecho sea cierto. Se entró en una dinámica de confrontación muy fuerte entre el gobierno y el Grupo Clarín y, en esa lógica, se tiñeron casi todos los mensajes de una tónica casi de conflicto de guerra, ¿no? Yo suelo citar a Pérez-Reverte –creo que no es una frase de él pero él me la dijo a mí alguna vez–, que fue corresponsal de guerra antes de ser un enorme escritor, y solía decir: “En una guerra, la primera víctima es la verdad”. Y yo creo que esa frase se puede aplicar a lo que pasó en Argentina a partir de esa fecha, de 2008. Esta guerra entre el gobierno y fundamentalmente el Grupo Clarín hizo que la primera víctima fuese la verdad. Entonces, en la lógica comunicacional del Gobierno, dejó de ser importante que algo fuera cierto, al punto que, no por la pelea pero sí por la misma convicción, terminó alterando las cifras del Indec, que creo que es el punto de quiebre del kirchnerismo con la gente, ¿no? La mentira en el Indec hizo que todo el discurso del Gobierno quedara en tela de juicio. Era tan sencillo darse cuenta de que lo que decía el Indec era mentira (...), más allá de los distintos niveles de tolerancia entre los convencidos y los que lo criticaban.
Pero volviendo al tema mediático, creo que del otro lado, en los grupos más importantes de medios de comunicación, se ingresó en la misma lógica. Y eso a mí me parece que les hizo perder a los medios y a un sector de la prensa, del periodismo, esa suerte de ventaja ética con la que contamos en general. ¿La gente qué piensa? Que lo que nosotros decimos es cierto. Y me parece que lo que generó es que los productos periodísticos, al entrar en esa lógica, decayeran tremendamente en su calidad.
Se ha deteriorado muchísimo por este conflicto la calidad de los productos periodísticos. En cuando a la mirada de quiénes son los dueños de los medios nosotros no podemos decidir en nada, ¿no? Creo que eso es una cosa que también es importante decir. Los periodistas, incluso los ciudadanos, los consumidores de información –que están sujetos al derecho de la información– no podemos incidir sobre el mapa de medios. Nosotros trabajamos en medios privados o medios públicos. Yo creo –y ahí podemos tener una mirada diferente entre nosotros– en la regulación del Estado en toda la economía.
Maxi Montenegro. “En la agenda está Panamá y Lázaro Báez.”
En la agenda mediática obviamente se cruzan también intereses económicos y políticos. Por eso hoy se construye una agenda donde sectores que apoyan abiertamente al Gobierno tratan de obviar los errores de la actual política económica, y sectores que se plantan enfrente, básicamente del kirchnerismo, y que plantean una oposición dura y mezclan todo, mezclan los errores actuales del Gobierno con los errores del gobierno anterior para endosárselo al actual gobierno.
A mí me gusta la agenda que suele hacer Perfil en el inicio de los gobiernos porque suele tomar una agenda en la cual trata –según los recursos que tiene– de criticar, o de analizar, o de comentar todo lo que ve. Entonces en la agenda está Lázaro Báez pero también están los Panamá Papers o la fiesta de Costa Salguero o el bochorno de la política económica en los últimos años pero además las internas del equipo económico actual y cómo tal vez la falta de sensibilidad política del actual gobierno lo lleva a cometer una serie de errores y demás. Ahora, esas dos agendas no significan, desde mi punto de vista, que uno no puede estar tironeado básicamente por las audiencias. A mí me pasa eso. Mi impresión es básicamente la audiencia. Está claro que hoy la sociedad –además de porque es muy impresionante el caso– quiere que le expliquen cómo Lázaro Báez, que era la persona que estaba al lado de los Kirchner, que cenó con Néstor Kirchner antes de morir, que se quedó con 20 mil millones de pesos de obra pública, hoy está preso y, por otro lado, tiene en el sur cientos y cientos de millones de pesos que no hace falta encontrarlos bajo tierra sino que están a la vista, están en las propias propiedades que el tipo adquirió en apenas diez años. No hay ningún tesoro que haya que ir a buscar, el tesoro hay que ir y relevarlo en el registro catastral, que es lo que está haciendo ahora la Justicia y no hizo antes, y después que explique cómo hizo para comprar eso. Y, al mismo tiempo, una auditoría de Vialidad Nacional que muestre –como ha mostrado por ahora de manera aislada– los brutales sobreprecios de la obra pública que cobró Lázaro Báez, pero que existen desde siempre en la Argentina, lo que pasa es que esta persona estaba al lado del ex presidente y de la ex presidenta, al lado. Y la sospecha es que, a diferencia de otras épocas en la Argentina donde la corrupción de la obra pública ha sido exactamente igual o mayor, en este caso la sospecha es que Lázaro Báez es simplemente alguien que prestaba un nombre para transferir fondos del Estado a la familia de los ex presidentes, y la Justicia avanza sobre eso. Y eso es una agenda, me parece. Ahora, otros podrán centrarse en la agenda del gobierno actual, de los casos de corrupción, y está muy bien que así sea y, de hecho, es lo que le reclamamos también no solamente al periodismo, sino además a la Justicia. Es decir que no es fácil hacer periodismo hoy en la Argentina, no es fácil hacer periodismo en la Argentina porque, además de las presiones que puedan existir desde el punto de vista político, es muy fácil si uno hace periodismo con la agenda marcada.
Es esencial tratar de contar la realidad desde la visión de uno y no desde la visión de los otros, y tratar de hacerlo de la manera más honesta posible y más profesional posible, es decir, con los recursos que uno tiene. Y a veces los recursos son escasos, digamos, porque uno tiene poco tiempo, porque tiene poca gente con la que trabajar, a veces no hay suficiente interacción, y a veces se cometen errores y otras veces no, pero, bueno, en general, después quien termina juzgando eso, más allá de las críticas que uno pueda hacer o el enojo que a uno le pueda generar en el corto plazo, es también la audiencia.
Ernesto tenembaum. “Hay huecos en el poder y su estructura.”
Con respecto a Clarín-Gobierno, nos obligó a todos a pensar mucho. A pensar mucho y con mucha pasión, a ir viendo dónde está el punto exacto, y hay que cambiar todo el tiempo el discurso que tenemos que dar, buscar cada uno el propio de acuerdo a sus convicciones. Y también nombró muchas verdades, porque muchas de las cosas que dijo Clarín sobre el Gobierno eran ciertas, bueno, lo de Lázaro Báez. Lázaro Báez para mí representa una dimensión de corrupción histórica, es una cosa que nunca imaginé ver. Pero también muchas cosas que dijo el gobierno sobre Clarín, qué sé yo, la forma brutal, indisculpable en muchos métodos, pero la forma en que finalmente se rozó un tema que era casi tabú, como el caso Herrera de Noble, es una cosa que es producto de la guerra Clarín-Gobierno, y al final la historia se resuelve de una manera positiva, que es conociendo la verdad. Y podría decir muchas otras cosas de los debates que generó el Gobierno sobre la prensa y sobre el Grupo Clarín. Mal, brutos, autodestructivos, lo que sea, pero todo eso fue generando algunas cosas. En breves palabras, porque no quiero extenderme mucho, podría hablar de esto, es nuestra pasión, todos podemos hablar horas y horas de esto. (...) Es muy fácil decir que hay dos frases clave en este momento. Una es “el Gobierno mata de hambre a la gente”, la otra es “se robaron todo”. Y la vida es mucho más compleja que una u otra, y las dos son discutibles, podemos discutir cada una de esas frases muchísimo. Solamente quiero decir una que me parece que puede servir para incomodar a cualquier kirchnerista o macrista o cualquiera que se sienta muy cómodo a uno u otro lado de la grieta. Los casos de corrupción del kirchnerismo son gigantescos, están probados, muestran un gobierno irresponsable, casi hasta fantasioso, en el que su capacidad para imaginar hechos de corrupción. Que se roben, que se desvié el 40% de la guita del Futbol para Todos, que se paguen las habitaciones del hotel de Cristina con plata de Aerolíneas es inverosímil, que se robe con los pañuelos blancos de escudo es una cosa que nunca pensé que iba a ver, que se afanen plata del plan Qunita es una cosa realmente impresionante. Ahora, detrás de cada gran acto de corrupción oficialista hay un macrista. Es decir, si hay un Lázaro Báez, al lado hay un Caputo que recibía obras de De Vido. Si el macrismo denuncia el dólar futuro como un negociado, hay macristas que están negociando con el dólar futuro por otro lado. Si hubo un negociado de desvío de fondos de Futbol para Todos, Angelici también utilizaba financieras por donde hacía los mismos negocios con Boca. Si Cristóbal López hizo las barbaridades que hizo, hay un socio de Cristóbal López en el Hipódromo de Palermo –que se llama De Achával– y es socio de Cristóbal López. Y así les podría enumerar, y enumerar, y enumerar, con lo cual, uno dice esto y me imagino que si hay un kirchnerista te putea, y si hay un macrista también. Pero nuestra función es mostrar que, en todo caso, la cultura de corrupción… Insisto, el kirchnerismo llegó a niveles... yo pensé que nunca se iba a superar al menemismo, pero llegó a niveles que a mí impresionan. Ahora, el macrismo está muy teñido con todo esto también, es parte de la estructura de poder empresarial de la Argentina, y nuestra función como periodistas es mostrar todo ese matiz sobre cada uno de esos… O por lo menos es lo que yo creo que es nuestra función como periodistas. Estas son sólo algunas reflexiones al azar de un tema que es para todos nosotros muy apasionante.
Romina Manguel. “El relato se construyó con nuestro dinero.”
La convocatoria es muy provocativa de por sí. A PERFIL le gusta provocar. No creo que haya un periodismo post-K, y me parece que no tiene que ver con lo que pasa con el poskirchnerismo, no con una cuestión de cuál es el gobierno que está, o cuál es la gestión que tiene en este momento el poder, porque si no estaríamos atados a eso. No creo que haya un periodismo post-K como no creo que haya un periodismo… Nosotros, digo, hablo de nosotros, no voy a hablar del resto. Un periodismo K ni un periodismo durante el menemismo. Creo que el periodismo es independiente, o debería ser independiente de la gestión de gobierno. Entonces, para hablar de cómo va a ser el periodismo post-K, la verdad es que me parece que tendría que creer que fui parte de una forma de hacer periodismo durante la era K, y yo estoy convencida de que no. Hablo por mí, por colegas que están en esta mesa.
Por otra parte, creo que sí hay determinadas cosas que tomamos de lo que fueron estos 12 años de gobierno kirchnerista y que nos empezamos a acomodar una vez que termina. Por ejemplo, el periodismo militante. A mí particularmente no me asusta ni me molesta que haya simpatías de determinados periodistas respecto de determinado gobierno siempre y cuando, como decía Reynaldo, los hechos se respeten. Ahora, ¿qué fue lo que pasó durante el kirchnerismo? Apareció una militancia en el periodismo donde los hechos no solamente eran alterados sino que además había un sistema donde te contaban una realidad paralela o te armaban un determinado relato periodistas que estaban subvencionados con la plata de todos nosotros. Sí, eso claramente pasó durante el kirchnerismo, pero yo no me atrevería a decir que en la era post-K esto no va a pasar y que no va a haber un periodismo militante, macrista, porque recién estamos arrancando. Parece que sería una enorme soberbia de mi parte, o temerario, anticiparme a que el periodismo en la era macrista va a ser un periodismo independiente que no va a tener a sus periodistas militantes, también subvencionados por el Estado.
Hasta ahora creemos que no, cortaron la pauta de manera drástica, creo que un 70%, así que creo que no, pero todavía no sé, y esto realmente recién está empezando. Lo escuchaba a Ernesto hablar de que no sorprende la corrupción durante el kirchnerismo. La hemos cubierto, hemos escrito sobre esto, pero también me parece que es nuestro deber como periodistas ubicarla históricamente en referencia a lo que fueron otros gobiernos. A mí obviamente me sorprende lo de Lázaro Báez como a todos, me conmueve lo de Lázaro Báez como a todos, me parece indignante lo del plan Qunita, y podemos seguir con toda la lista. Yo trabajo en el periodismo judicial, podemos quedarnos diez horas más si tienen ganas. Ahora, yo no me olvido, y no me tengo que olvidar como periodista, de que acá hubo un gobierno que voló una ciudad entera para esconder las pruebas de la venta de armas a Croacia y Ecuador, que fue el gobierno de Carlos Saúl. Entonces, la verdad, sí, yo me sorprendo y me parece indignante el nivel de corrupción que hubo en el kirchnerismo, pero más que indignarme lo que hago es tratar de contarlo. En referencia a algo que nunca pasó en la vida, los argentinos por primera vez estamos asistiendo a estos niveles de corrupción. Hubo un señor, probado por la Justicia, con una condena firme, que voló una ciudad entera para ocultar pruebas. Ahora, no me voy a poner a discutir si es más o menos grave eso que afanarte la plata de la obra pública, llevártela, la verdad no lo quiero discutir. Pero me parece que es nuestra obligación poner las cosas en perspectiva. Han pasado muchas de estas cosas y me parece que no tenemos que olvidarlas porque si no con cada gobierno que viene parecemos ingenuos, nos encontramos con estas situaciones, nos empezamos a indignar y a revelarlas, y a la sociedad se la damos como “miren lo que está pasando, esto nunca pasó antes”. Pasó, pasó distinto, pasaron cosas tan graves como éstas, y me parece que todo esto es lo que tenemos que contar.
Luciana Geuna. “Antes, Olivos estaba cerrado al periodismo.”
Ayer justamente me tocó ir a la quinta de Olivos porque Macri está armando encuentros con periodistas. No conocía la quinta de Olivos porque, como les digo, en el kirchnerismo estaba cerrada la quinta de Olivos, no había manera de ir. Y cuando me siento, él dice una cosa que… les dice a los demás que estaban, a los otros periodistas, a los otros cinco: “Tú no sabes lo que es Luciana conmigo, era malísima”. Y yo le digo “me gustaría que te des cuenta de que voy a seguir siendo malísima”. Y esto no es que yo voy a ser un perro que muerde, y una periodista que va a estar atacándolo, sino que nuestro oficio tiene que ver con esto, creo, por sobre todas las cosas, de dudar, de preguntar, de buscar historias, de sospechar… no sospechar negativamente sino de preguntarse, de incomodar también, pero sobre todo de buscar historias. Ayer, antes de empezar el off, yo quería conocer la quinta de Olivos, y me llevaron a dar una vuelta; había un señor ahí, en un carrito, y cuando voy a dar la vuelta siento un olor a leña riquísimo. La quinta de Olivos parece un bosque, es muy lindo de adentro. Y había un olor a leña divino, y yo dije “qué rico, habrá algún hogar prendido”. Y cuando terminamos de dar la vuelta, estaciona y me bajo, veo que había dos estacas y dos corderos que se estaban asando a la leña, entonces lo único que me importaba a partir de ese momento era qué pasaba que estaban haciendo unos corderos. Y obviamente lo averigüé, y era que ese día –anoche–, mientras uno pensaría que un presidente… esto que voy a decir no tiene una valoración negativa: uno pensaría que un presidente, en medio de los allanamientos como los que están en el sur y qué sé yo, está todo el día con el teléfono, hablando sólo de eso, lo que estaban haciendo era preparando un asado porque volvía, después de que se rompió la costilla, volvía a jugar fútbol, porque hace unos partidos con funcionarios del gabinete.
Unos partidos de fútbol en la cancha de fútbol, y después se iban a comer un asado, porque era como la vuelta después de haber tenido la costilla fisurada todo este tiempo y no podía jugar. Creo que el desafío nuestro, siempre, antes y ahora, es ése, es contar la historia que marca la impronta de una etapa. La que sea, esto puede servir para historias de tribunales, historias de la calle, historias de una villa, historias de un gobierno. Es buscar esas historias y buscarlas con la mayor libertad posible. Después estamos inscriptos en medios donde algunas cosas se pueden contar, qué sé yo, en la dimensión de una historia que conseguimos, hay una dimensión que se le da.