Está cansada, así y todo arrasa con lo que tenga adelante. Contra la personalidad no se puede hacer mucho, aunque con su hijo se controla bastante. En su rol de madre, Elizabeth Vernaci podría ser como la mamá de muchos. Cuando termine la nota va a buscar a Vicente a un partido de básquet y después le hará de comer: “Mi hijo es un bombón. Hice algo bien (ríe). Tiene una madera increíble, es un buen pibe y nos complementamos muy bien. Debo ser muy rompehuevos, pero él no me lo dice. Juego con los límites como me deja jugar. Nos relacionamos desde el amor”, explica con la sonrisa de oreja a oreja, la misma que se apaga un rato cuando habla de lo que le toca vivir con su papá: “Si no fuera la tromba que soy, no me bancaría cada fin de semana ver a una persona que ya no es lo que era. Es muy doloroso ver a alguien que querés fuera de sí. El no sufre, pero tiene una enfermedad de mierda. Mi papá nunca estuvo demasiado, se fue cuando era chica y fue un eterno irse. Ahora de nuevo se fue. Me dejó una persona que no sabe ni quién soy. Hacerme cargo de alguien que no es mi papá es desesperante. Uno puede tomar las cosas como víctima o cabalgarlas. Trato de hacer esto último. A veces me cuesta más, a veces menos. A veces lloro como una loca… no es fácil. Me tocó, pero nada vale la pena si no cuesta mucho”.
—Otras cosas te costaron este año, está el de trabajar en dos programas diferentes, en dos radios distintas. A la mañana en Radio Con Vos, a la tarde en Pop 101.5 ¿Cómo lo viviste?
—Me limó la cabeza. No pensé que iba a quedar como quedé… Tenés que pensar mucho. Trato de no pasar la misma música en una y otra radio, de no hablar de lo mismo, de no pararme igual. Hasta ahora no le pifié a nada, pero es una tensión constante.
—¿Lo que pasa en la Pop te pega distinto después de lo que pasaste en Rock and Pop?
—Después de eso no me entra una bala. Cuando entré a laburar a Indalo sabía lo que se decía de Cristóbal López. Mi abogado me dijo: “Hagamos una cláusula que diga que el día que no te paguen te vas”, así que desde ese lugar fui tranquila. Estaba bastante cubierta. Ahora, el tema de defraudación del tipo lo escuchás todo el tiempo y seguramente era así… El tema es que hasta que Juan Carr no ponga una radio, tenés que seguir laburando con esta gente. Las radios no tienen dueños copados, últimamente. Ahora apareció de golpe el: “Vos sabías para quién trabajás”. Bueno, vos también… Ya casi no existen más tipos a los que les conocés la cara, que saben del medio, como Hadad, por ejemplo. Gracias a Dios, en Radio Con Vos los dueños son personas que están, sabemos quiénes son y podemos hablar con ellos. Hoy eso es como la gloria. Eso desde Grinbank no lo vivía.
—¿Se extiende el año que viene esa cláusula de “si no cobro me voy”?
—Estoy cansada, pero la verdad es que necesitaría trabajar un año más en ambas radios. La economía de todos se perjudicó muchísimo. Es difícil pedir sueldos tan abultados como los que ganábamos (porque la verdad es que siempre ganamos bien los conductores). Hoy si no tenés dos trabajos, no hacés la diferencia. Yo pago los gastos de la vida que llevo, que no es carísima, pero tengo una realidad que me supera con un papá enfermo y mucha gente que depende de mí, a la que le pago para que lo cuiden.
—¿Dejarías de trabajar si pudieras?
—No es lo mismo trabajar con la espada del “todo depende de vos”, que hacerlo relajado. Esto último saca de vos una cosa artística que no es lo mismo que cuando estás en la olla a presión. Ahora mismo estamos en un momento difícil, en el que nos van pagando de a poco. Vos cuando firmás un contrato sabés cuánto vas a cobrar cada mes, pero esta cosa de llegar a fin de mes y saber que no tenés la guita cuando tenés que pagarle a la gente me estresa, pero creo que voy a tener que seguir trabajando porque no tengo un gran ahorro. No soy Pergolini. Gané mucha plata, pero la fui invirtiendo como los tanos: en ladrillos.
—¿Cuánto hace que no se trabaja relajado en la radio?
—Desde que me echaron de Rock and Pop no estuve más relajada. Algo que para mí era estable y fundamental, no lo tenía más. No me imaginaba en ningún otro lado, porque mi discurso y quién soy en el medio no podía cuajar en ninguna otra parte. A partir de ese día fue sentir que no estaba segura de nada y que todo lo que tengo es por el momento. Por suerte no me deprimí y tengo un hijo grande que si me veía llorar se iba a dar cuenta de que algo estaba muy mal… Tampoco valía la pena, es un trabajo, no la vida. A partir de la presencia de los Szpolski y Garfunkel, las radios fueron perdiendo credibilidad. Todo lo que pasó con la pauta de la época kirchnerista nos dejó culo para arriba a todos los que estamos en el medio. A partir de ahí, comenzamos a sentirnos estafados. Después, mientras vayas con tu gente, está todo bien. Mi llegada a Radio Con Vos fue como reencontrarme con amigos. Está bueno trabajar así.
—¿A qué discusión le escapas?
—A los chusmeríos del tipo “qué pasó en el ‘Bailando’”. No quiero menospreciar, pero no me meto. Si pudiera pasarlo por el costado, no le dedicaría ni un rato. No discuto sobre religión, a no ser que sea la mía. Tampoco de política, porque no sé. Sí lo hago sobre la realidad.
—¿Y a la discusión de género?
—No me interesa. No porque no me interese el feminismo, porque soy absolutamente feminista. Mi vida y mi formación lo son… Estoy aprendiendo en las formas y tengo a Ingrid Beck para que hable del tema en el programa, porque entiendo que es algo nuevo y está bueno hablarlo. Cuestiones como las del patriarcado, son discusiones que entendí que lleven a cabo chicas a las que les cuesta un poco más. Yo me abrí camino haciéndome valer, no acostándome con alguien. En ese momento lo hice pensando en que lo conseguía parada en la persona que soy. Hoy en día me di cuenta que lo hice desde la mujer que soy. Sé que vivo en un mundo machista en el que muchas veces se quisieron acostar conmigo para darme trabajo. Gracias a Dios tuve el talento de frenarlos.