Podría clasificarse a Nicolás Pérez Costa como multifacético. El próximo año lo tendrá con un espectáculo musical propio Elizabeth I en el teatro El Cubo y también como director de Casa matriz de Diana Raznovich, con Ana Acosta y su hija Thalía, para el Picadilly. Confiesa: “Tengo dos grandes amores: el teatro musical y el clásico. Mi formación se inició con Cibrián Campoy y mi otra referente fue Alicia Zanca. Los norteamericanos dicen que el musical es un género que necesita de un basamento sobre una novela, o un hecho histórico. El revisar hechos del pasado sirve para reflexionar sobre el presente. Como humanidad tenemos conflictos iguales desde hace miles de años, algunos cambian pero otros se mantienen. Me gusta tomar estos personajes”.
En el cine Elizabeth fue interpretada por grandes actrices, desde Bette Davis hasta Glenda Jackson, por eso sorprende que Pérez Costa asuma el papel en este musical. Explica: “En la película Orlando de Sally Potter el personaje de Elizabeth lo hizo el gran actor Quentin Crisp. Y cuando el año pasado fui a la Torre de Londres había una alusión sobre esta reina donde se contaba esta leyenda. No había sido la monarca virgen sino que la verdadera había muerto en la peste, por lo cual se la reemplazó por un jovencito pelirrojo. Eso me interesó para contarlo. Entre sus frases más célebres está el que ella se había casado con Inglaterra y por eso no quería otro marido. Empecé a investigar: tenías modales bruscos, mal hablada y me ayudó a pensar en su masculinidad. Fue una mecenas con Shakespeare, por ejemplo. Quiero mostrar la humanidad de alguien que no puede llevar adelante su identidad. ¿Qué es ser un hombre o una mujer?”.En numerosas puestas y aquí también será autor, director e intérprete. “Siempre es complicado, pero esta vez es fácil, por el elenco que tengo: Jorge Priano, Gustavo Monje, Patricia Lorca, Sacha Bercovich y Juani Gé. Empecé a escribir para poder dirigir y actuar”. Será un estreno presencial. “Hay un gran público de teatro independiente que somos los propios artistas que lo hacemos y esos espectadores no van a menguar. Estamos probando el protocolo. Extrañabamos mucho el escenario. Le cayó una bomba a la escena, no tenemos que levantar escombros físicos, pero hay otros. Nos corresponde a cada uno tener que reinventar. Será un gran trabajo en equipo”.
Finaliza: “Me agarró la pandemia en España y me volví en marzo. Fue muy terrible lo que viví allí, aquí por suerte no llegamos a eso. Nos iba muy bien artísticamente, pero la cuarentena era muy dura y las fuerzas de seguridad no son como aquí. Me asusté y preferimos volver con mi marido para estar cerca de nuestras familias. El teatro siempre fue un espacio muy disciplinado. No hubo contagios en el ámbito de la cultura. No soy un especialista en la materia, pero veo el transporte público, bares y restaurantes y nosotros con el 30% de capacidad. Creo que nos falta un protocolo que contemple la realidad del sector con responsabilidad. Tengo compañeros que la pasaron muy mal. Seguramente no fue el único sector, pero es el que conozco. Hoy hacer un musical es más hacer patria que un negocio”.