Te imaginabas que era así de lindo el hotel? Creo que todos los que lleguen van a quedar muy sorprendidos” pregunta Carolina “Pampita” Ardohaín. Estamos en la parte de atrás de una majestuosa mansión que será desde mañana a las 22.15 por ElTrece y por los próximos cuatro meses el epicentro de El hotel de los famosos, un producción original que busca redefinir el universo del reality. La base: 16 celebridades conviven en un hotel. La alteración: algunos de ellos se ocuparán de ser el staff del hotel y otros podrán disfrutar de las instalaciones. Todos incomunicados, todos prestos a ser expulsados en cualquier momento. Pampita será la conductora, junto con “El Chino” Leunis y estará acompañada por “coachs” como José María Muscari, Christian Petersen, Juan Miceli y Gabriel Oliveri. ¿Qué le atrae a Pampita del desafío? Pampita: “Me divierte la experiencia. Porque siempre tenemos esa cositas, de polleristas, de ver cómo se comporta el otro. Pero eso te da también la posibilidad de ver lo humano de cada uno. Es algo que me entusiasma mucho”.
—¿Qué es lo que crees que nos fascina de la idea de espiar a los famosos?
—Encontrarlos lo más parecido posible a nosotros. ¿O es alguna otra cosa? No creo. Jugar un poco con la situación, y empezar ese modo donde uno dice “yo hubiera reaccionado de tal forma, yo hubiera reaccionado de tal otra”. Mirar y ver que nos sorprendan.
—¿Qué es lo que sentís que define a aquello que sea como modelo, actriz o conductora te gusta contar?
—Para mi todo siempre es una escuela. No hay proyecto que no considere un lugar donde pueda educarme. Siento que todavía tengo mucho para aprender. Siento que el aprendizaje es infinito. Me interesa tener siempre un lugar en la tele. Este trabajo es tremendamente vertiginoso: hay años que estás en un éxito, hay años en los cuales nadie te llama, años que no te dejan sonar el teléfono. Es un oficio hecho de olas. A veces estás en la cresta, a veces estás abajo. Hay que aprender muy rápido esos movimientos.
—¿Genera mucha inseguridad ese modo de trabajo?
—No. Si no, no lo podría encarar. Tenés que estar con el corazón a pleno. Tenes que apostar todo a lo que estas metido. Sé de esto, y se nota mucho cuando uno va a un trabajo simplemente a fichar, como a una oficina. Siempre hay que poner mucho de uno mismo.
—¿Qué aprendiste de la televisión argentina estando dentro de la televisión argentina y qué solo podes decir vos?
—Que la mitad de las cosas que la gente piensa que son de una manera, no son reales. Creo que más de la mitad. Te diría casi un 75%. Hay que agarrar con pinzas lo que se dice
A mi me encanta la tele. Miro mucha tele desde que soy muy chiquita. Siempre me gustó. Me gustó todo: las novelas, los noticieros, los realities, los documentales, los programas de salud y de decoración. Me gusta todo. Cualquier canal que ponga me quedo enganchada.
—En ese sentido ¿qué tele te gusta que vean tus hijos?
—Mis hijos no miran mucha tele. Miran muchas plataformas. Tienen que ser un programa muy familiar, transversal, que atraviese todas las edades que están en casa. El hotel de los famoso será un programa así.
—¿Siempre querías estar en la televisión? ¿Qué pasa cuando las cosas no salen como esperas en el aire?
—De niña no me lo hubiera imaginado. Ahora quiero pertenecer y quedarme un largo rato. Yo creo que la tele te da revancha ¿no? Podes empezar al día siguiente un proyecto distinto, que sea el adecuado y que encaje todo, que todos los engranajes hagan sistema y puedas…bueno…tener revancha. Revancha es la palabra. No tengo una meta, pero si quiero permanecer. Construir una carrera tal que te permita crecer, que te piensen siempre, que nunca te quedes sin proyectos. Construir eso en la tele que es tan vertiginosa es como un juego: vas moviendo las fichas, unas para un lado, otras para otros, y a veces no quedaron más fichas. Vengo con una racha de mucho trabajo hace cinco años y ojalá siga así muchos más.
—Cuando uno conduce: ¿en qué pensas cuando tenes que generar ese puente con el otro lado de la pantalla?
—Un poco que les perteneces ¿no? Estas su cotidianidad, en su día a día, desde su infancia o de su momento familiar, todos comiendo. Estás un poco metido dentro de todos ellos. Hay una responsabilidad en eso.
—¿Qué pasa cuando entonces aparece la noticia que habla de tu vida personal, y ese “le perteneces” toma un tinte más pesado?
—Mientras más rápido das tu versión, más rápido descomprimís. En cualquiera de las situaciones, más hoy que tenes tu propias redes para explicar cualquier cosa y eso te permite entender que estamos mucho más conectados. Es más rápido dar tu versión de las cosas.
La construcción de un palacio
“Hace años que no se hace un reality así en Argentina” dice Diego Guebel, director de BoxFish y nombre enorme de la TV moderna latina, y suma “nosotros hacemos varios programas, y todos son un desafío distinto”. “Acá no hay turno de grabación, acá siete días donde tenes que ver que vas privilegiando para contar” suma Guebel. Agrega: “El proyecto se empezó a diseñar hace un año. Nosotros producimos obras y propiedad intelectual, y ahora, en este caso, son las dos cosas. Ahora estamos en un paradigma, en un cambio de paradigma: hace 10 años si decías que viste 8 horas de televisión de corrido, te mandaban a terapia. Nosotros vemos todo eso. El aire necesita otro tipos de cosas, por eso el reality necesita ser sofisticado”.
—¿Cuántos problemas trae la pandemia?
—La verdad que este formato no complica mucho. Acá una vez que entran quedan encerrados. Es un tema económico. La red social conceptualmente para nosotros, por ejemplo, acá es un amplificador de algo que hacemos. Quizás algo trae, quizás algo surge de la audiencia. Pero a veces la audiencia no sabe que quiere ver. Nosotros sabemos lo que queremos contar y facilitamos todo para que ese relato crezca. Lo social existió siempre, pero ahora se genera de otra forma. La gente quiere transcurrir por el contenido, no llegar al final.
—¿Cómo nace la idea?
— En un momento iba a ser un edificio. Hay distintos tipos de reality, siempre llegas al mismo punto: personas que se comportan de una forma u otra. Hace mucho hicimos uno que se llamaba El bar, y el tema del trabajo y el desempeño era algo. Acá llegan a un hotel sin empleados, entonces, la mitad son huéspedes. Van de un lado de esa ecuación y de otro.
—¿Qué podemos llegar a ver en las competencias?
—Hay actividades que son las que hacen a un hotel, desde jardinería hasta la atención en las comidas. Todo lo que hace a un hotel. Y tenes otra parte donde hay un mix de destreza física e ingenio, y, claro, aquellos de convivencia. Desde un bingo a un dígalo con mímica, por ejemplo. Así como los ves resignificados en El juego del calamar, bueno, eso mismo sin que muera nadie.
—¿Cómo se eligen los talentos?
—La construcción de un personaje, digamos, de alguien normal en la TV tiene su tiempo. El famoso te da una construcción rápida. Es ponerle un cohete a algo para que arranque. Lo identifican de inmediato. Los famosos tienen eso, tienen un atractivo, tienen un magneto, y buscamos una diversidad en sus historias, en entender porqué están acá. En lugar de ver el 2% ahora ves más. Eso sí, nunca ves a la persona del todo.