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CONFLICTO

Crisis en Bolivia: "Coincidimos en poner fin a la violencia"

Lo dijo el prefecto de Tarija, Mario Cossio después de reunirse con representantes del gobierno boliviano.

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| AFP

El Gobierno boliviano y el prefecto del departamento de Tarija, Mario Cossío -en representación de 5 regiones rebeldes- acordaron la madrugada de este sábado crear condiciones para instalar el diálogo y cesar la violencia política que se ha cobrado hasta hora al menos ocho muertos y cien heridos.

"Hemos coincidido en la necesidad de la pacificación del país y en poner fin a la violencia
", declaró Cossío a la prensa luego de casi siete horas de reunión con el poder Ejecutivo en la casa de Gobierno de La Paz. La reunión ingresó en un receso hasta el domingo "para consultar con las regiones" sobre las bases de un eventual diálogo que incluya además a los prefectos de Santa Cruz, Beni, Pando y Chuquisaca, añadió. "Hemos cumplido el primer objetivo que era instalar la apertura de lo que ojalá se convierta en un proceso sostenido de diálogo, en pacto nacional que nos permita solucionar los problemas en un escenario de reconciliación nacional", dijo Cossío a la prensa.

El viceministro de Descentralización, Fabián Yacsik, corroboró que en la cita "se encontraron coincidencias". "Se ha conversado sobre criterios de lo que es el financiamiento de la renta Dignidad, el IDH (impuesto a los hidrocarburos), (..), así como la nueva Constitución, el tema de las autonomías y estatutos autonómicos", agregó. Las autoridades regionales y líderes civiles de los cinco distritos promueven protestas -como cortes de rutas, tomas y saqueos de oficinas públicas y aeropuertos, lo que también ha provocado choques con grupos campesinos- en demanda de la restitución a las regiones de los fondos del IDH. También protestan en demanda de la aplicación de autonomías y en oposición a una nueva Carta Magna de corte estatista que el gobierno quiere hacer aprobar en referendo. La reunión se celebró con un estado de sitio en la región de Pando como telón de fondo donde, según el gobierno, grupos de derecha, apoyados por sicarios brasileños, desataron la violencia con la muerte de al menos ocho campesinos baleados a mansalva