INTERNACIONAL
España

Es discapacitado y lleva 18 años encerrado en su casa sin poder salir

Inmerso en un encierro permanente desde hace casi dos décadas producto de distintas enfermedades, Josu Cifuentes, recurrió a una colecta por internet para alcanzar los 60 mil euros que lo llevarían a la libertad.

josu cifuentes, es discapacitado y lleva 18 años preso
josu cifuentes, es discapacitado y lleva 18 años preso | captura

Josu Cifuentes, de 33 años, padece desde sus 12 años leucemia linfoblástica aguda (LLA) y esclerodermia, un trastorno autoinmunitario que le dejó prácticamente inmóvil para el resto de su vida, desde los 15. Este español permanece encerrado en su departamento de la provincia de Gipozkoa hace 18 años y recurrió, como “su última bala”, a una colecta por internet para lograr los 60 mil euros que cuesta poner un ascensor que le permita bajar y subir los tres pisos que lo separan de sociedad.

Si la libertad pudiera medirse de alguna manera, para Josu Cifuentes sería en escalones. En cincuenta y ocho escalones, que son los que lo separan desde su tercer piso hasta la puerta de calle. Este hombre que vive en la ciudad de Bergara, provincia de Gipuzkoa, España, padece una discapacidad del 95% que le imposibilita subir y bajar por sus propios medios.

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El encierro lo llevó a perder la vida social y los amigos con la que contaba de niño. Desde el encierro entre cuatro paredes, Cifuentes dialogó con el diario El País donde confesó que la esclerodermia “fue lo que me mató”. En silla de ruedas y con una salud que va deteriorándose sin vuelta atrás, hoy lucha a pesar de estar en posición fetal, con los brazos y las piernas encogidos 90 grados y unas úlceras de grado tres en los pies que le obligan a recibir curas tres veces a la semana.

josu cifuentes, es discapacitado y lleva 18 años preso

Cada vez que tiene que salir de casa, Cifuentes necesita la ayuda de su padre. Lo baja en la silla de ruedas escalón a escalón por unas escaleras viejas de madera que rechinan. “En los últimos dos años habré salido unas diez veces a la calle, casi siempre para ir al dentista”, detalló. Su madre se dedica a su cuidado y recibe una prestación social “ridícula” de casi 200 euros mensuales. El padre es albañil, cobra un sueldo “modesto” y anhela jubilarse a finales de 2024 con 65 años. Cifuentes, al no percibir ninguna ayuda pública por su dependencia, decidió recurrir a pedir ayuda económica a través de un crowdfunding (colecta en Internet). “Es mi última bala”, confesó.

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Burocracia española

Como suele suceder en este tipo de casos, la burocracia administrativa ralentiza cualquier avance que conlleve una ayuda estatal. Todos los intentos para vender su departamento y mudarse a uno adaptado fueron estériles.

El departamento donde vive Cifuentes con su familia es una vivienda antigua de 110 metros cuadrados. “Lo pusimos en venta durante mucho tiempo, pero no logramos venderlo. Es una casa amplia que está en el tercer piso y no tiene ascensor. Eso es lo que echaba atrás a todos los interesados en comprar el piso”, comentó.

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En 2019, tras conocerse su historia en el diario El País, contó que recibió la llamada del gobierno vasco y le dieron la opción de mudarse a un piso, pero aquello fracasó: “Me ofrecieron un departamento de dos habitaciones con ascensor, pero no estaba adaptado. No era apto para una persona con discapacidad. Me ofrecieron aquello sabiendo que no lo podía aceptar. Me plantearon también hacer una permuta por nuestro piso, y lo rechazamos”. De los servicios sociales de la ciudad de Bergara no recibió ninguna comunicación en todo este tiempo, aseguró.

Ese mismo año, el Departamento de Vivienda del Ejecutivo autónomo se puso en contacto con la familia de Josu para “tratar de dar una solución a una situación excepcional”. En aquella oportunidad le ofreció una vivienda de 65 metros cuadrados que “estaba adaptada”, según fuentes de la consejería, pero la familia no aceptó trasladarse a ese apartamento. En Euskadi, el 26,9% de las 1.067.718 viviendas no cuenta con ascensor.

Un ascensor, un renacer

“El ascensor cambiaría mi vida”, dijo. Aunque de inmediato reconoció que poner un ascensor supone “un gasto elevado” para la comunidad porque son solo cuatro vecinos.

A mediados de agosto pasado, Cifuentes abrió una cuenta en Gofundme con la campaña “¡Ayuda! Prisionero en mi casa desde los 15 años” para recibir donativos. En estos meses recaudó 12.973 euros gracias a un total de 144 aportaciones, lejos aún de los 60.000 euros que necesita recaudar.

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El hombre de 33 años remarcó que sus “padres no pueden meterse en un préstamo, ya que solo trabaja mi padre y una parte de su sueldo se va en pagar la hipoteca y los gastos de la casa”.

Tras superar etapas oscuras de su vida, donde pensamientos fatales lo llevaban a creer que su vida “no tiene sentido” y a considerarse un “estorbo” para la familia, Josu Cifuentes no pierde sus esperanzas. “Es mi última bala para poder poner un ascensor en la casa y tener así una independencia dentro de la dependencia que tengo”.

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Cifuentes sabe que de esta colecta pueden salir dos opciones. Si las cifras previstas no alcanzan “seguiré preso en mi casa cumpliendo una condena de la cual la única culpa que tengo es haberme quedado en silla de ruedas y no tener un ascensor”. En cambio, si logra alcanzar los 60 mil euros “podré salir de esta prisión y hacer una vida normal, dentro de lo que cabe”.

Qué dice la ley en la Argentina

Ley de Protección Integral de las Personas con Discapacidad fue reformada durante este 2023. Con el objetivo de reparar esa situación penosa al habilitar a la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), la autoridad de aplicación, a expedir el Certificado Único de Discapacidad sin fecha de vencimiento en los casos en que esté demostrado que la discapacidad es permanente.

 

NT/fl