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recta final en ee.uu.

Hillary y Trump, a la caza del voto en seis estados claves

Los candidatos centran sus campañas en Florida, Pennsylvania, Colorado, Nevada, Carolina del Norte y New Hampshire, que decidirían la elección del próximo martes.

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Venceremos. Los dos postulantes apelaron en Florida al voto de los latinos y afroamericanos. | afp

La candidata demócrata, Hillary Clinton, y el republicano, Donald Trump, arrancaron ayer el sprint final de sus campañas en Florida, el mayor de los estados sin un favorito claro en las encuestas y que el magnate necesita ganar obligatoriamente si quiere ser el próximo presidente de los Estados Unidos. El distrito reparte 29 delegados al Colegio Electoral y puede definir los comicios, como sucedió en 2000 entre Al Gore y George W. Bush. Además, reforzaron sus estrategias en Pennsylvania, Colorado, Nevada, Carolina del Norte y New Hampshire, los llamdos “swing states”, que serán cruciales el próximo 8 de noviembre.

La ex secretaria de Estado visitó el condado de Broward, al norte de Miami, donde los latinos y los negros representan el 57% de la ciudadanía. Allí, fue presentada por Sybrina Fulton, madre del joven afroamericano Trayvon Martin, asesinado en 2012 por un ex agente de seguridad blanco. “Quiero ser la presidenta de todos. Vayamos a votar por nuestro futuro”, pidió Hillary. Según su comando de campaña, llevaría una ventaja sobre su competidor entre los electores que votaron por anticipado.

Para revertir esa tendencia, Trump se presentó ayer en Tampa, Florida, y pidió a latinos y afroamericanos que le den una oportunidad, argumentando que “no tienen nada que perder”. Esas dos minorías representan, respectivamente, el 18% y el 13% del electorado en ese distrito, donde las últimas encuestas le daban una ventaja mínima a Clinton.

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Estrategia. Las últimas 48 horas antes de las presidenciales serán frenéticas, con los candidatos visitando una decena de estados, donde la intención de voto está reñida. Pennsylvania, Colorado, Nevada, Carolina del Norte y New Hampshire son algunos de los “campos de batalla” que decidirán al próximo presidente. En el último de ellos, Trump cerrará su campaña el lunes. Si bien en las últimas dos elecciones Barack Obama ganó allí con holgura, el sitio web Real Clear Politics le da una leve ventaja al magnate inmobiliario.

Mientras que un dream team demócrata, conformado por Barack y Michelle Obama, Bill Clinton, Bernie Sanders y el aspirante a vice, Tim Kaine, peregrinan por EE.UU. pidiendo el voto a Hillary, Trump hace campaña en soledad, sin figuras del establishment a su lado.

Clinton y Trump también dispensaron en las últimas horas una gran atención al noreste del país, la región que alguna vez fue el núcleo manufacturero y ahora es conocida como el rustbelt (“cinturón de herrumbre”), por la evaporación de los puestos de trabajo. Históricamente, era un bastión demócrata, pero esa tendencia podría revertirse por el discurso proteccionista del republicano, quien prometió recuperar fábricas y puestos de trabajo que se fueron a México y China.

Trump también apunta a “agrandar” el mapa electoral visitando estados donde su rival lleva la delantera, con el objetivo de dar un batacazo el martes. Michigan, Nuevo México y Colorado son las bases que el empresario quiere “robar” en su carrera hacia la Casa Blanca.

El Senado y la Corte, los otros botines en pugna

Aunque Hillary Clinton y Donald Trump acaparan la atención en las elecciones del 8 de noviembre, otra áspera batalla se libra en el Congreso estadounidense, donde el Senado podría retornar a manos del Partido Demócrata. En la actualidad, la Cámara alta y la de Representantes están en poder de los republicanos.




La disputa por el control del Capitolio es fundamental para garantizar la estabilidad del nuevo presidente o, en su defecto, obstaculizar su gestión. En las elecciones, se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes, es decir, las 435 bancas de los legisladores y los seis representantes territoriales sin derecho a voto. Los republicanos poseen 246 bancas y mantendrían la mayoría, según los sondeos.

En tanto, en el Senado hay en juego 34 bancas. Allí, los demócratas tienen chances de recuperar la mayoría que perdieron en 2014. En caso de que Clinton gane la elección presidencial, la conquista del Senado es considerada fundamental. Pero los demócratas también corren riesgos en las parlamentarias, ya que el líder de su bancada, Harry Reid, no buscará la reelección por primera vez en treinta años. Su escaño es un botín altamente disputado por su correligionaria Catherine Cortez Masto y el republicano Joe Heck.

Además, otro aspecto crucial es la nueva conformación de la Corte Suprema de Justicia, que cuenta con un juez menos tras la muerte del conservador Antonin Scalia. Trump anunció que promoverá en su lugar a un jurista que bregará por revertir la sentencia que legalizó la práctica del aborto.