Tras tres años y cinco meses en prisión, el líder opositor venezolano Leopoldo López fue liberado ayer y puesto bajo arresto domiciliario. La medida fue dictada por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por el chavismo, y fundamentada en “irregularidades sobre la distribución del expediente a un Tribunal de Ejecución” y supuestos problemas de salud del detenido, que fueron desmentidos por sus familiares. El dirigente de Voluntad Popular se asomó sobre el paredón de su casa y ondeó una bandera venezolana, frente a los gritos de alegría de decenas de sus seguidores. Además, ratificó su rechazo al gobierno de Nicolás Maduro.
En su primer declaración publicada, difundida por una carta que leyó el diputado Freddy Guevara, López afirmó: “Mantengo firme mi oposición a este régimen. Reitero mi compromiso de luchar hasta conquistar la libertad de Venezuela”.
Poco después apareció sobre el muro de su residencia, luciendo una remera blanca y levantando las manos en señal de victoria, sin signos visibles de deterioro físico. “Si mantener mi convicción de lucha por la libertad significa correr el riesgo de volver a una celda en Ramo Verde, estoy más que dispuesto a asumirlo. Hoy estoy preso en mi casa, pero también está así el pueblo de Venezuela”, escribió en otro tramo de su mensaje. Su breve aparición, que duró tan sólo un minuto, se produjo segundos después que su esposa Lilian Tintori tuiteara la primera reacción de la familia a la excarcelación, calificándola como “un paso más por la libertad y la paz de Venezuela”.
Condenado. López, de 46 años, era el más célebre de los presos políticos en Venezuela. Había sido arrestado en febrero de 2014 y estaba detenido en la prisión militar de Ramo Verde, en las afueras de Caracas, donde cumplía una condena de casi 14 años por supuesta “incitación a la violencia” en las protestas denominadas “La Salida”, que exigieron ese año la renuncia de Maduro y culminaron con 43 fallecidos.
La liberación llegó a los 100 días del inicio de las protestas contra el chavismo, que dejaron 91 muertos. En las manifestaciones, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) repudió la convocatoria oficialista a una Asamblea Nacional Constituyente y exigió la salida del poder de Maduro.
El padre del dirigente, Leopoldo López Gil, consideró que el arresto domiciliario “es un cambio de rumbo que significa mucho para todo el país”. En tanto, Human Rights Watch (HRW) consideró la medida como un “signo” del impacto que tienen las protestas en la calle. Aministía Internacional sostuvo que es insuficiente “intercambiar una cárcel por otra” y proclamó la inocencia de López.
Política. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) también consideró que la liberación es un logro de la presión popular, más que un intento dialoguista del gobierno de Maduro. Además, redobló la apuesta y convocó hoy una concentración en Caracas para conmemorar los cien días de lucha y “resistencia del bravo pueblo”.
“100 días de resistencia ¡Todos a la calle! Rumbo a la consulta soberana del 16 de julio”, publicó el dirigente Luis Florido en su cuenta de Twitter. Con ese referendo, la oposición planea deslegitimar la convocatoria del chavismo a la Asamblea Nacional Constituyente, denunciada inconstitucional por el antichavismo, el chavismo crítico, la fiscal general Luisa Ortega Díaz y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
La liberación de López fue celebrada por líderes internacionales, entre ellos por los presidentes de Argentina, Mauricio Macri; de España, Mariano Rajoy, de Colombia, Juan Manuel Santos; y de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.n