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Millones de indios participaron durante la última semana de dos de las diez fases de las elecciones parlamentarias, en las que están convocados a votar más de 800 millones de electores, y que podrían representar el fin de la dinastía Nehru-Ghandi, que ha gobernado el país durante 57 de los 65 años de independencia.
Los jóvenes, clave. Según los analistas, los casi 100 millones de jóvenes que votarán por primera vez tendrán un peso decisivo en los comicios. Desilusionados de los partidos tradicionales, su agenda está dominada por temas como las dificultades de acceso a la educación, que padecen especialmente las clases más desfavorecidas, el desempleo, la corrupción y, en especial en el electorado de las grandes ciudades, la violencia contra la mujer. Los casos de violaciones han generado una gran preocupación en un país en el que hay 940 mujeres por cada mil hombres, un desequilibrio aún más patente entre los jóvenes debido a los abortos selectivos y al asesinato de niñas nada más nacer.
Una de las fases decisivas de los comicios fue la del jueves pasado, cuando más de 100 millones de personas votaron en Nueva Delhi, capital del país, y otras regiones para decidir 91 de los 543 escaños que tiene el Parlamento. A diferencia de las jornadas anteriores, que transcurrieron sin incidentes, dos soldados murieron el jueves, cuando una mina estalló al paso de su vehículo poco antes del comienzo de la votación en el estado oriental de Bihar, en un ataque que las autoridades atribuyeron a la guerrilla maoísta que actúa en la región.
En Delhi votaron Sonia Gandhi, presidenta del gobernante Partido del Congreso, y su hijo Rahul, vicepresidente de esa formación y candidato oficialista. Bisnieto, nieto e hijo de primeros ministros, el delfín de los Nehru-Gandhi proyecta una imagen de político reticente, es un flojo orador y carece de experiencia, aunque ocupa la vicepresidencia del Congreso que, según las encuestas, puede sufrir una dura derrota electoral porque después de diez años en el poder llega muy desgastado por la desaceleración de la economía, la inflación y los escándalos de corrupción.
El favorito en las encuestas es el nacionalista hindú Narendra Mori, del BJP (Bharatiya Janata Party), un gran orador, que gobierna el estado oriental de Gujarat y que promete capacidad de gestión y lucha contra la corrupción. Otra figura novedosa y que podría obtener un buen resultado a nivel nacional es Arvind Kejriwal, del Partido del Hombre Común, que en diciembre obtuvo una gran votación en los comicios municipales de Nueva Delhi.
Desde 1989 ningún partido logra una mayoría por sí solo en el Parlamento de 543 diputados, por lo que cualquiera sea el resultado de estos comicios, el juego de alianzas con partidos regionales será fundamental para formar gobierno. Aquí, el Congreso lleva ventaja ya que las acusaciones contra Modi por una masacre de musulmanes le restan apoyos entre las minorías religiosas y otros grupos (ver recuadro).
Como todo lo que se refiere a la India y sus 1.250 millones de habitantes (“la democracia más grande del mundo”, como suelen repetir sus autoridades), las cifras de estos comicios impresionan. Durante todas las elecciones, que se extenderán hasta el 12 de mayo, se abrirán 930 mil colegios electorales, con 1,4 millón de urnas electrónicas que llegarán a las zonas más remotas de este país continente por aire, carretera, mar e incluso con mulas y elefantes.
Narendra Modi, elogio de la soltería
Narendra Modi, favorito en las elecciones, es un líder nacionalista hindú de oscuro pasado, que incluye simpatías con el nazismo, un matrimonio arreglado que nunca consumó y que ocultó durante décadas y acusaciones de haber permitido la masacre de un millar de musulmanes. Primer ministro regional del estado occidental de Gujarat, tiene una imagen de buen administrador y de hombre honesto. Gujarat es uno de los estados más prósperos de la India, con un índice de desarrollo mayor y menos corrupción que en el resto del país. NoMa, como lo llaman sus partidarios, se proclamó siempre soltero, lo que considera una ventaja para luchar contra la corrupción. “No tengo vínculos familiares. ¿A quién haría beneficiarse de la corrupción?”, declara. Sin embargo, ahora admitió que a los 18 años sus padres lo casaron sin consultarlo con una joven de un pueblo cercano, a la que abandonó a los tres años para sumarse al RSS, grupo de extrema derecha que simpatizó con la Alemania nazi, del que formó parte Nathuram Godse, el asesino del Mahatma Gandhi. El RSS pide a sus miembros vivir solos y evitar las relaciones sexuales. Modi lo abandonó en 1985. Pero el episodio más oscuro de su pasado es la masacre de un millar de musulmanes en 2002 en Gujarat, cometida por extremistas hindúes luego del incendio de un tren en el que viajaban peregrinos hindúes que provocó 59 muertos. Modi fue acusado de haber ordenado a la policía no evitar la masacre.
Desde Nueva Delhi