Hugo Chávez tuvo muchas mujeres, pero jamás alguna que lo acompañara como "doble comando" en su función política, al estilo de Cristina de Kirchner o de Nadine Humala. Si Chávez finalmente abandonara el poder, la cosa sería distinta con Nicolás Maduro al frente de Venezuela. Desde hace décadas, su esposa Cilia Flores es una de las dirigentes más cercanas a Chávez y más influyentes del PSUV. Maduro y Flores conforman un tándem indisociable y listo para compartir el liderazgo.
Podría decirse que el vicepresidente y canciller le debe su carrera política a su mujer: si no hubiera sido por Flores, Maduro tal vez nunca habría conocido a Chávez. Especialista en Derecho Penal, una de las primeras acciones de ella como abogada fue defender a los militares sublevados de febrero de 1992, liderados por el joven teniente coronel Chávez. Gracias a las gestiones de Flores, los insurrectos obtuvieron el indulto presidencial que les devolvió la libertad.
Por aquellos años, Flores presentó a Chávez y Maduro en la cárcel de Yare. Desde entonces, el destino de los tres fue inseparable. En 1997, la pareja acompañó a su líder en la fundación del Movimiento V República, que un año más tarde lo llevaría por primera vez a la presidencia. En los comicios de 2000, los dos fueron electos como diputados de la Asamblea Nacional.
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