La identidad de una espía rusa que operó durante más de una década para obtener acceso a los secretos de la OTAN fue revelada en una impactante investigación de Bellingcat, un sitio web especializado en verificación e investigación a través de inteligencia de fuentes.
La revelación plantea graves dudas de seguridad para la OTAN y las agencias de inteligencia occidentales, especialmente en medio de la guerra de Rusia en Ucrania y la feroz amenaza del presidente ruso, Vladimir Putin, si las fuerzas occidentales se unen a la lucha.
Se trata de Olga Kolobova, miembro del servicio de inteligencia militar ruso, el GRU, quien comenzó a espiar en Italia en 2006 cuando asumió la identidad de "María Adela Kuhfeldt Rivera”, según Bellingcat.
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Aunque era hija de un oficial militar ruso, "María” se presentaba como hija de madre peruana y padre alemán, decía que había nacido en Perú pero que fue abandonada siendo niña en Moscú y que fue criada por padres adoptivos. Estuvo casada con un peruano que murió misteriosamente en Italia después de un breve matrimonio.
Durante años viajó por Europa y se mudó a Malta y Roma en 2010, donde se hizo amiga de Marcelle D'Argy Smith, exeditora de la revista Cosmopolitan, antes de volar a París y registrar una marca comercial para abrir una empresa de joyería. Bellingcat reveló que, en realidad, Kolobova vendía joyas de imitación fabricadas en China
María estableció su joyería en Nápoles -sede del Comando de Fuerzas Conjuntas Aliadas de la OTAN- y abrió un club nocturno, cuya naturaleza divertida y extrovertida le permitió entablar amistades y romances con decenas de empleados de la OTAN e incluso coroneles de alto rango.
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Gracias a estos engaños se hizo amiga de docenas de oficiales militares europeos y estadounidenses para que divulgaran información confidencial para sus jefes en el Kremlin.
Se cree que la agente asistió a numerosos eventos organizados por la OTAN o el ejército de EEUU, incluidos los bailes de la OTAN, cenas para recaudar fondos y bailes anuales del Cuerpo de Marines estadounidenses, además de hacer innumerables visitas a domicilio a las residencias personales de muchos funcionarios de la OTAN.
Además de su sólida red de amigos y parejas esporádicas con funcionarios de la OTAN, Kolobova también viajó mucho por Europa, el sudeste de Asia y el Medio Oriente, destinos que, según ella, estaban relacionados con su negocio de joyería "Serein”.
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"No hay evidencia de que los servicios de contrainteligencia occidentales o el propio servicio de seguridad interna de la OTAN estuvieran al tanto de la presencia de una espía militar ruso ubicado estratégicamente cerca del Centro de Comando de Fuerzas Conjuntas de la OTAN en Europa”, dice la investigación.
Kolobova regresó a Moscú en 2018 después de doce años de espionaje y nunca fue capturada, por lo que Bellingcat cree que fue llamada "apresuradamente” por sus superiores. No se sabe si la misión de la agente fue un éxito o un fracaso.
Se cree que ahora la espía, de alrededor de 40 años, era parte del programa de "ilegales” de Rusia, una red de agentes que se someten a años de intenso entrenamiento para prepararlos para asignaciones a largo plazo en el extranjero.
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Una vez preparados, los "ilegales" reciben identidades falsas cuidadosamente elaboradas y se insertan en un país donde pasan años o incluso décadas viviendo una doble vida. Tienen la misión de entablar lazos importantes para los rusos y, en algunos casos, incluso formar una familia y criar hijos mientras persiguen en secreto objetivos.
La última publicación de Facebook compartida por "María” unos meses después de que se fue de Italia decía que tenía que "padecía cáncer” y se sometió a quimioterapia, probablemente una estratagema diseñada para ayudarla a desaparecer sin despertar sospechas.
Bellingcat no cree que Kolobova haya salido de Rusia desde que terminó su misión en Nápoles en 2018. Se afirma que tiene dos propiedades inmobiliarias en su país y, si bien los investigadores desconocen sus actividades actuales, es poco probable que haya abandonado el arte del espionaje.
ds