Las autoridades de Beijing, China, ordenaron restringir y destruir la información sobre la pandemia de coronavirus al prohibir el intercambio de muestras virales fuera de los laboratorios autorizados por el gobierno debido a la "bioseguridad".
Así lo muestra un documento secreto obtenido por un grupo de investigación pública llamado U.S Right to know (Derecho a saber de Estados Unidos). Esta destrucción de las primeras muestras también restringió la capacidad de la comunidad de inteligencia de EE. UU. para evaluar el origen de la pandemia, lo que, se presume, ralentizó la respuesta global al virus.
En la orden, la Comisión Nacional de Salud de Beijing prohíbe a los laboratorios del país compartir muestras virales o publicar información sin permiso del gobierno. El escrito tiene fecha del 3 de enero de 2020, solo dos días después de que el mundo se enterara por primera vez del nuevo coronavirus mediante una alerta al sistema global de informes de enfermedades infecciosas ProMed.
Persiste el escepticismo sobre los datos del Covid en China
El documento completo, publicado por primera vez por U.S. Right to Know, establece que todas las muestras deben compartirse con instituciones de alto nivel "a nivel provincial o superior" designadas por el gobierno para realizar pruebas y luego desecharse.
En tanto, a cualquier laboratorio que tuviera muestras antes del 3 de enero se le ordenó compartirlas con las instituciones designadas por el gobierno o bien destruirlas “en el acto”.
El gobierno prometió “fortalecer las inspecciones policiales” y “tratar con severidad” a las personas e instituciones que desafían la orden. “Ninguna institución o individuo puede divulgar información relevante al mundo exterior sin autorización”, dice.
A los científicos no se les permitió comunicarse con el público sobre sus hallazgos sin aprobación, según sugiere el documento. “Las opiniones que no han sido verificadas y revisadas científicamente no deben difundirse públicamente al público”.
Fuentes reservadas de la comunidad de inteligencia le dijeron a The New York Times la semana pasada que la destrucción de las primeras muestras obstaculizó los esfuerzos para rastrear el origen del virus, pero paradójicamente también advirtieron “contra la exageración de la importancia de las muestras destruidas”.
Las secuencias virales tempranas son clave para armar el árbol genealógico del SARS-CoV-2 y desentrañar cómo comenzó la pandemia, pero debido a la destrucción de datos temprana y continua, gran parte de la información crucial permanece fuera de nuestro alcance.
“Tener acceso a secuencias adicionales de los primeros días ayudaría mucho a los investigadores a inferir lo que sucedió en Wuhan en 2019 y a distinguir entre los diferentes escenarios”, dijo Virginie Courtier-Orgogozo, bióloga evolutiva del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia.
Se tomaron muestras de al menos 100 personas con inicio de síntomas en diciembre de 2019, algunos de los primeros días de la pandemia. Sin embargo, solo unas 20 secuencias del genoma de estos pacientes están disponibles para los investigadores internacionales, dijo Courtier-Orgogozo.
AG CP