El 19 de abril de 1993, hace 30 años, una explosión en un rancho cerca de Waco, Texas (Estados Unidos), daría cierre a un asedio que duró casi dos meses. Tras 51 días desde el fallido intento de allanamiento a la secta de los Davidianos, un incendio estalló en la propiedad, terminando con la vida de 76 personas, 20 de las cuales eran niños y bebés. Entre las víctimas fatales se encontraba David Koresh, el líder del grupo religioso.
Los "Davidianos de la Rama" eran una secta religiosa creada por Victor Houteff. Los Davidianos se habían separado de los Adventistas del Séptimo Día y creían en la segunda llegada del Mesías y en el inminente día del juicio final. La comunidad vivía en un rancho bautizado Monte Carmelo, ubicado a casi 14 kilómetros de la localidad texana de Waco. Desde 1988, su líder era David Koresh (nacido bajo el nombre de Vernon Howell), quien se autoproclamaba como el "Cordero de Dios" y el nuevo Jesucristo.
Apocalipsis, pedofilia y un harén: quién fue David Koresh, el pastor que provocó la Masacre de Waco
Koresh había logrado hacerse con el poder de la secta tras formar una pareja con Lois Roden, una profetisa que era la líder del grupo religioso. Cuando comenzó la relación, ella tenía 63 años y él 23. Al momento de la muerte de la mujer, el hijo de Roden disputó con Koresh por el mandato de los Davidianos en un altercado que involucró una pelea con armas de fuego dentro de Monte Carmelo. En un inicio Roden fue arrestado, pero luego quedó en libertad.
Consagrado como el líder de la secta y sin personas que se opusieran a su puesto, Koresh predicó sus enseñanzas en Israel, Australia y Gran Bretaña. De esa manera, logró convencer a más de cien personas de que vivieran en el rancho de Waco. Dentro de las prácticas de la comunidad, Koresh estableció un régimen de castigos y disciplinas que alcanzaba incluso a los bebés, impuso la poligamia (algunas niñas fueron elegidas para ser sus esposas), obligó a los hombres a practicar el celibato mientras que él podía tener relaciones sexuales con todas las mujeres de la secta y abusó sexualmente de menores de entre 10 y 12 años. Al momento de la masacre, Koresh tenía al menos 15 esposas y 13 hijos.
Para inicios de la década del 90, se cree que la secta compró armas por más de 250.000 dólares. También adquirieron kits para convertir rifles semiautomáticos en completamente automáticos y comenzaron a construir un nuevo complejo en Monte Carmelo, con muros de hormigón, una torre de vigilancia de tres pisos y un búnker subterráneo. Según contaron algunos desertores de la comunidad, Koresh pregonaba que el mundo se iba a acabar y que los Davidianos, liderados por él, tendrían que librar una guerra contra el gobierno estadounidense. "Si no puedes matar por Dios, no puedes morir por Dios", afirmó a sus seguidores.
Las alarmas se encendieron para las autoridades estadounidenses cuando muchos de los desertores de la comunidad denunciaron los actos que se llevaban a cabo en Monte Carmelo, los cuales incluían el abuso sexual a menores. Sin embargo, lo más preocupante para los agentes federales era la sospecha de que los Davidianos contaban con un arsenal de armas ilegales.
Víctimas fatales, mensajes religiosos y supuestos rehenes: una redada fallida y 51 días de resistencia
Preocupados por la posibilidad de que los Davidianos tuvieran en su posesión un arsenal de armas ilegales, agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF por sus siglas en inglés) de Estados Unidos obtuvieron una orden de registro de Monte Carmelo y una orden de arresto contra Koresh. El asalto originalmente se realizaría el 1° de marzo de 1993.
A pesar de ser una operación sigilosa, la ATF dio aviso a un periodista para que cubriera los hechos. Es por eso que, en su camino al lugar, un camarógrafo se perdió y pidió ayuda a un cartero para que le indicara dónde quedaba Monte Carmelo. Como el hombre pertenecía a la secta, dio aviso a Koresh de la redada.
Tras conocer que el líder religioso estaba enterado del allanamiento, la ATP decidió adelantarlo un día. Por ese motivo, a las 9:45 del domingo 28 de febrero, 76 agentes armados, dos helicópteros Blackhawk y 80 vehículos llegaron al rancho en Waco. Cuando la ATF irrumpió en el lugar había alrededor de 130 personas dentro del edificio, entre ellas 46 niños y bebés.
En medio la redada comenzó un tiroteo entre las autoridades y los Davidianos, lo que provocó quince heridos graves y diez muertes: cuatro agentes de la ATF y seis Davidianos. Finalmente, se negoció un alto el fuego. En la actualidad, se desconoce quién disparó primero. El FBI declaró en audiencias públicas que fueron los miembros de la secta los que comenzaron el ataque, mientras que los Davidianos manifestaron que abrieron fuego cuando los agentes dispararon a Kosher, quien desde la puerta del establecimiento solicitaba, desarmado según indicaron, que se retiraran del lugar.
Debido al operativo fallido y a la muerte de agentes, el caso pasó a ser controlado por el FBI. Los agentes federales reforzaron la seguridad, para lo que posicionaron a más de 500 policías en el establecimiento, a lo que se sumaron helicópteros, vehículos blindados y tanques. Con miedo a que los Davidianos cometieran un suicidio colectivo, con la sombra de lo ocurrido en Jonestown hacía quince años, comenzaron a negociar con Koresh.
El 1° de marzo, un día después de la redada, las autoridades lograron que diez niños de entre cinco y once años fueran liberados bajo la condición de que el líder pudiera emitir sus mensajes religiosos a través de los medios de comunicación. "Si quieren pelear, pelearemos", había advertido Koresh al FBI.
Al día siguiente, 2 de marzo, Koresh transmitió un mensaje de 58 minutos donde prometía que se rendiría junto a todos sus discípulos. Sin embargo, luego se arrepintió, pero accedió a liberar a otros seis niños y a los dos primeros adultos, dos mujeres de 77 y 75 años. El 3 de marzo, según testimonios, había diez cadáveres de Davidianos dentro del rancho donde se encontraban unas 110 personas. A lo largo de las siguientes jornadas, entre idas y vueltas con los negociadores, se liberaron 34 personas, entre ellas 21 niños.
Por su parte, el FBI cortó la electricidad del establecimiento, reproducía de manera constante cantos tibetanos y apuntaba proyectores hacia el rancho para impedir que los Davidianos pudieran dormir. Mientras tanto, Koresh había alternado su postura entre afirmar que esperaba "instrucciones de Dios" antes de considerar una rendición (5 de marzo) y mostrarse “dispuesto a la guerra” (8 de marzo). Para el 10 de abril, el líder religioso había enviado una carta a la agencia federal donde indicaba que un Dios vengador "autoriza a su pueblo elegido a castigar a los infieles", aunque cuatro días después (14 de abril) prometió rendirse luego de terminar un libro sobre el fin del mundo.
La explosión de Monte Carmelo, el desenlace del asedio
El 19 de abril, 51 días después de la redada fallida, el FBI intentó un nuevo asalto a Monte Carmelo que incluía el uso de tanques Abrams y francotiradores. A las 5:30 de la mañana, los agentes notificaron por teléfono a Koresh que iban a llevar adelante un operativo, por lo que exigieron su rendición inmediata. Sin embargo, el líder cortó el teléfono.
A las 6 de la mañana, ante la falta de respuesta por parte de los Davidianos, los tanques perforaron las paredes del rancho para arrojar gases lacrimógenos y así lograr que las personas salieran de la propiedad. La Fiscal General Janet Reno fue la encargada de avalar el uso de estos elementos para sacar a Koresh y sus seguidores del rancho. En respuesta al avance del FBI, los Davidianos comenzaron a disparar a los agentes.
"Si el FBI trata de penetrar en el rancho del Apocalipsis sus agentes serán consumidos por el fuego", había amenazado Koresh. A las 12:08, seis horas después de iniciado el asalto, comenzó a salir humo de una ventana de Monte Carmelo. En menos de una hora, las llamas, que eran incontrolables, se habían extendido por todo el establecimiento. Los bomberos tardaron 45 minutos en llegar, pero no pudieron apagar los tres focos porque las autoridades les negaron el ingreso. Las cámaras de televisión y los más de cien periodistas allí presentes cubrieron el hecho en vivo.
Debido al incendio, 76 miembros, entre ellos 20 niños y bebés, murieron en el acto. Tan solo nueve davidianos huyeron. “Prefirieron morir entre las llamas que dejarlo, eso es compromiso”, reflexionó uno de los integrantes del grupo de rescate. Ocho de los supervivientes (siete hombres y una mujer) fueron detenidos por las autoridades. Ningún agente resultó herido por las llamas.
El primer cuerpo identificado por el FBI fue el de Koresh. A los 33 años, el líder del grupo religioso había muerto de un disparo en la cabeza. Según la versión oficial, que fue respaldada por los pocos sobrevivientes, Steve Schneider, la mano derecha de Koresh, le disparó al líder y luego se suicidó.
En la actualidad se desconoce cómo inició el incendio. El 12 de mayo, menos de un mes después del hecho, las autoridades del Estado de Texas demolieron el rancho, por lo que no se pudieron recopilar nuevas pruebas forenses.
El Ministerio de Justicia de Estados Unidos afirmó que agentes del FBI observaron a través de la mira telescópica de sus rifles cómo dos miembros de la secta desataron de manera simultánea el incendio en dos extremos del complejo. Por otro lado, algunos Davidianos sobrevivientes manifestaron que el relato del FBI de provocar un incendio para suicidarse en masa era falso, mientras que otros alegaron desconocer qué sucedió en realidad. Otra versión sostiene que las llamas comenzaron por la mezcla de los gases lacrimógenos (que eran inflamables) con alguna sustancia presente en el rancho.
Las repercusiones de Waco: culpas en el Gobierno y una venganza mortal
Después del fracaso del asedio, la Fiscal General Janet Reno manifestó en público: "Asumo toda la responsabilidad". Incluso Bill Clinton, presidente de Estados Unidos al momento de los hechos, se refirió al episodio en 1995 y sostuvo que no hay "equivalencia moral entre los actos repugnantes que tuvieron lugar dentro de ese recinto en Waco y los esfuerzos que hicieron los agentes del orden público para hacer cumplir la ley y proteger a las personas inocentes". Sin embargo, cinco años después, reconoció que cometió "un terrible error" al ceder a los pedidos del Departamento de Justicia, a la par que mencionó que se sentía "personalmente responsable por lo sucedido".
En un informe publicado a fines de septiembre de 1993, el Gobierno estadounidense reconoció que hubo "graves errores" en el primer asalto realizado el 28 de febrero de ese mismo año. El secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, de quien dependía la ATF, consideró que el accionar constituyó "una absoluta violación de las instrucciones” debido a que el operativo continuó a pesar de haberse perdido el factor sorpresa. Como resultado del allanamiento, cinco agentes fueron suspendidos y Stephen Higgins, jefe del organismo al momento de los hechos, se retiró de su cargo.
Además de la repercusión política, el episodio también inspiró un atentado ocurrido en Oklahoma en 1995, considerado el acto terrorista de mayor gravedad hasta el atentado a las Torres Gemelas. Timothy McVeigh había estado presente fuera del rancho durante los dos meses que ocurrió el asedio para protestar contra el accionar de los federales. Luego del fatídico desenlace del 19 de abril, el hombre juró vengarse por los Davidianos.
En ese sentido, eligió el segundo aniversario del incendio, el 19 de abril de 1995, para explotar un coche bomba cargado con 3500 kilos de explosivos frente al edificio Alfred P. Murrah, lugar que albergaba numerosas oficinas federales. Producto del estallido, fallecieron 168 personas, 19 de ellos niños menores de seis años, e hirió a otras 500. Sumado a esto, algunos sobrevivientes se suicidaron por el trauma que sufrían. El 11 de julio de 2001, a sus 33 años, la misma edad que tenía Koresh cuando murió, McVeigh recibió la inyección letal, un desenlace que fue celebrado por Clinton ya que "confirma la fe de Estados Unidos en el sistema judicial".
"Si hubieran esperado, habría terminado en paz": el relato del abogado defensor de Koresh
A treinta años de la masacre de Waco, el abogado Dick DeGuerin, de 82 años, relató la experiencia que vivió de primera mano tras ser contactado por la madre de Koresh para que defendiera a su hijo. Según contó el letrado, este se trató del "mayor caso" de su carrera hasta el momento. Si bien cuando aceptó la defensa "no sabía la magnitud" del hecho, tenía claro que "el mundo estaba mirando". "Había manejado algunos casos importantes, pero nada como este", agregó. Sumado a esto, consideró que fue una tragedia evitable, donde un desenlace pacífico era posible de no ser por el mal accionar de las autoridades.
El abogado llegó a Monte Carmelo el 31 de marzo tras recibir un llamado de Bonnie Sue Clark, la madre del líder Davidiano, y realizar negociaciones con la mujer por la defensa de Koresh. Una vez que aceptó el caso, se dirigió a Monte Carmelo para hablar con los atrincherados. De esa manera, se convirtió en la primera persona en atravesar el cordón policial del rancho e ingresar al recinto.
Para cumplir su misión, el FBI acercó al establecimiento en la parte trasera de un vehículo blindado. "Me dijeron: '¿Le gustaría un chaleco antibalas?' Dije: 'No, no tengo miedo de los davidianos. Pero no quiero que los francotiradores del FBI me disparen'", detalló el letrado.
Una vez dentro, encontró al líder Davidiano, quien tenía heridas en la muñeca y el torso, siendo tratado por sus seguidores con medicina holística. Según contó DeGuerin, su cliente estaba confiado en que lograría un acuerdo con las autoridades para su rendición. Si bien el abogado reconoció que no sabía qué esperar de su reunión con el hombre, describió a Koresh como inteligente y elocuente, pero "muy enojado" por el asedio del FBI y la ATF.
Tras el encuentro con Koresh, el abogado comprendió que su misión era hacer que el líder religioso llegase a la corte "sin que nadie más muera". "Le dije que la ley es la ley y que tenía que obedecerla aunque pudiera entrar en conflicto con sus creencias religiosas. Él lo entendió", recordó. Sumado a esto, el letrado también negociaba un acuerdo con los Rangers de Texas, encargados de la seguridad del complejo, para la rendición de Koresh.
Con el paso de los días, DeGuerin regresó al complejo acompañado con el abogado Jack Zimmerman, que representaba a otro miembro de la secta. Según recordó el letrado, los agentes federales estaban perdiendo la paciencia ante la demora de Koresh en rendirse. "Estaban los negociadores que querían que terminara pacíficamente. Y luego las personas tácticas que solo querían apresurarse, matar a cualquiera y arrestarlo", explicó el hombre. Y agregó: "La gente táctica ganó".
DeGuerin se enteró del asedio del 19 de abril a través de la televisión. El letrado estaba confiado en que había llegado a un acuerdo, pero las imágenes que mostraban a los federales iniciando acciones en el recinto le hicieron saber que no era así. Por ese motivo, trató de regresar a Monte Carmelo. Sin embargo, un agente del FBI le indicó por teléfono: "Ya no te necesitamos". Según relató, las autoridades estaban convencidas de que Koresh "los estaba engañando de nuevo" y que no se rendiría, por lo que decidieron realizar un nuevo operativo para atrapar al hombre.
En la actualidad, DeGuerin considera que las lecciones de Waco son claras. En ese sentido, el letrado reflexionó sobre el accionar policial y determinó que la tragedia se podría haber evitado si los agentes federales hubieran decidido aguardar la rendición de Koresh en lugar de ingresar por la fuerza el 19 de abril. "No esperaron. Creo que si hubieran esperado, habría terminado en paz. Pero no fue así", concluyó el abogado.
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