Como sucede con el armado de la Selección Argentina, muchos nombres pueden representar las categorías: expertos, opinadores y chantas. Incluso quien es experto en un tema podría parecer un chanta cuando habla de lo que no sabe, como si supiera. Y opinadores pueden serlo todos. Podemos.
Cas Mudde es neerlandés, habitual columnista en The Guardian, y como profesor universitario ejerció en claustros de su país, también en Inglaterra, Hungría, Bélgica y Estados Unidos. Su foco de estudio es el populismo, en especial el de derecha radical. Se manifiesta en libros donde analiza la amenaza que las democracias europeas enfrentan ante el avance de esa derecha radical en sus distintas vertientes.
En una sucesión tuits, Mudde apuntó a la tendencia de los medios de comunicación a combinar en sus secciones de “opinión” a expertos con chantas (Mudde usa un término más diplomático). Y así elevar a algunos “chantas” a categoría de “expertos”. Pero no reniega de eso, sino que propone separar en respectivas secciones de “opinión" y de “expertos".
Por supuesto, reconoce que hay un mercado para las “opiniones” donde incluso los chantas dan las suyas. “Pienso que antes, en esas secciones se los veía como ‘expertos’; hoy en cambio se transformaron en chantas que opinan para provocar odio; e incluso hacen auto retuits de sus columnas y así retroalimentar sus carreras de chantas reaccionarios”.
Cas Mudde lo ejemplifica con tres columnistas de The New York Times, cuyas opiniones no son relevantes para la gran mayoría, pero como provocan “controversia” entre los lectores ‘progres’, sobreviven. Los “expertos” también tienen su lugar y se los suma, sobre todo, “para contrarrestar informaciones erróneas o superficiales” y se los posiciona como “opinión destacada”. Y eso lleva a que se los juzgue más por lo que “opinan” que por lo que saben. Y según Mudde, terminan forzando al “experto” a dar una opinión que quizá ni le interesa sumar.
A su vez, en busca de atraer lectores, se minimiza la presencia de “expertos” y sobreabundan los “opinadores”. Por eso, dice Cas Mudde, sumaría que hubiera una “Sección de expertos", en la que éstos analizan un tema determinado, dado su saber, no su opinión del tema. “Para ser claros", dice Mudde, “‘experto’ no significa necesariamente ser profesor siquiera de una universidad de prestigio. Pueden ser ingenieros o incluso carpinteros, dj's, árbitros, etc, según la temática que se trate."
Y para finalizar se pregunta: "¿Acaso soy al único que le interesa, por ejemplo, un buen artículo sobre por qué la explosión de Beirut pudo ser tan poderosa, o sobre las consecuencias de la COVID 19 en el fútbol, o cómo afecta la cuarentena a los niños?. Seguramente sería un artículo que llevaría una o dos semanas. No producto de dos entrevistas apuradas a dos expertos para sacar un 'informe exclusivo' a horas de sucedido un hecho. Por eso, si se separara unos de otros, “los expertos volverían a ser expertos y, sobre todo, no confundiríamos a los expertos con chantas. O viceversa.”
EI / DS