La reciente crisis generada en Radio 10 por un nombramiento del nuevo dueño, el zar del juego Cristóbal López, generó una revuelta interna inédita que casi se vuelve cuestión de Estado. Pero el aborto instantáneo de Javier Romero como director de Contenidos (duró 48 hs) aplacó a los “revolucionarios” Marcelo Longobardi y Oscar González Oro puestos a emular al “Che” y a Camilo Cienfuegos. ¿Por qué todos ganaron con el conflicto?
Sin duda, Longobardi y González Oro fueron los ganadores más visibles por varios motivos. Primero, arreglaron sus contratos –de palabra– con Cristóbal López con un incremento mucho mayor que el logrado por el sindicalista más rebelde. Y lo hicieron muy rápido para el gusto del ex dueño, Daniel Hadad.
Un hombre de los medios oficiales cuenta que hasta se podía percibir al aire. Cuando se conoció la venta de la radio, luego de los llantos, tanto Longobardi como Oro comenzaron a criticar en una forma nunca vista al Gobierno. Pero a los pocos días, ambos agradecían algunos presentes enviados por la “buena gente” que se había hecho cargo de la radio.
Aunque todo retrocedió varios casilleros esta semana, cuando se conoció que Javier Romero, un empleado de Diego Gvirtz, se haría cargo de los contenidos. ¿Por qué estallaron los ex hadadistas de una forma nunca vista? ¿Es Romero el verdadero desencadenante?
Un amigo de Daniel Hadad tiene otra teoría, cree que las dos figuras de la mañana arreglaron demasiado rápido sus contratos y que la llegada de Romero les dio una oportunidad de mostrar algo de lealtad hacia el creador de la radio. Romero había escrito en 2004 una biografía que castigaba duro a Hadad y a su grupo. Cuando Oro y Longobardi dijeron “él o nosotros”, fue un gran gesto para la tribuna y para Hadad. “Es curioso que ‘maten’ a Romero por kirchnerista, cuando Cristóbal fue uno de los empresarios de mayor confianza de Néstor”, dice un ex funcionario de Kirchner guiñando un ojo.